OK, vengo rápidamente a dejar mi episodio. Antes quisiera comentar unas cuantas cosillas.
* Me han encantado los capítulos de los compañeros.
* Inventé un personaje auxiliar solo para que pelee contra Tarantella, pues no quería que derrotara a ninguno de los personajes de ustedes, pero tampoco quería que la derroten en su primer pelea. Espero que no haya hecho mal XD
* Me voy percatando que tenía que poner una ilustración del arma de Tarantella. debí hacerlo desde un principio pero la dejo aquí de cualquier modo (está dentro del spoiler)
Ahora sí, aquí está el capítulo.
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Al día siguiente comenzó una nueva ronda de kombates. Con una sonrisa diabólica en mi rostro veía como aquel sujeto corpulento se paró en medio de la arena. Decía un montón de habladurías que lo único que lograron fue hacerme bostezar.
-¡El primer encuentro de este día será entre Akemi y Tarantella! –Dijo atrayendo mi atención de inmediato.
Una chica de vestiduras orientales llegó a la arena. La “chiquilla” estaba de pie e inmóvil como una tabla sin ningún tipo de expresión en su rostro. Pasé una de mis manos por mi larga y lisa cabellera y entonces caminé hacia la arena.
-¿Por qué tan seria, niña? –Le dije mientras colocaba mis manos sobre la cintura.
Ella no dejaba de mirar al frente; Odié su actitud. Saqué mi San Chi Kun y el ruido de sus cadenas al fin la hizo reaccionar. Giró su cabeza hacia mí.
-Que gane la mejor –Dijo con un tono asquerosamente amable.
Acto seguido, el obeso nos indicó prepararnos para luchar. Ambas estábamos frente a frente; Ella con su mirada clavada en mí, se puso en guardia. Sentí tal seguridad que lo manifesté pasando mi lengua por mis filosos colmillos. Posteriormente me puse en guardia con el único fin de acabar a esa chicuela de la manera menos amigable posible.
-¡Ahora! –Dijo el hombre.
De inmediato la tal Akemi me tiró un puñetazo. La tonta cometió un error muy grande; mis instintos arácnidos me hicieron casi presentir su ataque y rápidamente lo esquivé. Al instante le respondí con un poderoso golpe de mi arma en su rostro que la hizo soltar un quejido lastimero.
En su dolor, dio dos pasos atrás mientras se agarraba la nariz. Apenas se quitó su mano pude ver un hilo de sangre corriendo hasta su boca.
-¿Qué te pasa? Esto acaba de comenzar y mírate –Le dije y le lancé otro golpe el cual no tuvo éxito pues en esa ocasión la
mujercilla estaba más precavida. Eso me alegró ¡Al fin se dio cuenta que no tenía una rival fácil!
Akemi intentó darme una patada, pero instantáneamente di un gran salto hacia atrás que me hizo quedar lejos de ella. En fracción de segundos saqué de mi mano una soga de telaraña que enrollé en su extremidad aún estirada por el absurdo intento de patearme. Tiré de la soga fuertemente para traerla hacia mí recibiéndola con otro severo golpe de mi arma.
Ella en cambio parecía estar soportando el dolor. Comenzó a darme una serie de golpes, de los cuales, uno logró acertar en mi rostro. La chica en lugar de aprovechar y seguirme atacando, prefirió retroceder.
El dolor de ese golpe era muy fuerte, sin embargo solté una risilla mientras lo sentía disiparse. Aquel ataque me estimuló a fijar mi meta de no tener piedad de ella. Arrojé mi San Chi Kun y decidí que a esa tipa debía acabarla con mis propias manos.
Saqué nuevamente una soga de telaraña, pero esta vez la dirigí al techo con el fin de adherirla ahí. Me aferré a ella y me impulsé para ir hacia Akemi.
Mientras me iba acercando a ella, se veía en su rostro una gran carga de tensión.
Sorpresivamente, sacó de entre sus ropas una cuchilla que lanzó hacia mi telaraña para cortarla y hacerme caer; sin embargo mis reflejos lograron percibirla de inmediato y me solté de la soga.
La cuchilla se clavó en un muro sin haber cumplido su cometido. Después de observar aquel objeto, miré a la chica quien lucía impaciente. Negué con mi cabeza; Comencé a hartarme de sus juegos así que decidí acabar con todo de una vez.
Corrí hacia Akemi; al estar frente a ella le di un golpe con mi codo que acabo destrozando su nariz. La tonta no se quedó de brazos cruzados; Comenzamos a atacarnos dando golpes con rapidez. Algunos me lastimaban, otros simplemente me hacían reír; no obstante me propinó un severo puñetazo en mi boca que me hizo retroceder.
El dolor era intenso y a su vez sentía mi sangre corriendo desde mis labios hasta mi cuello. Akemi se alejó y estaba a la expectativa. Saqué mi lengua y comencé a lamer mi propia sangre impregnada alrededor de mi boca para después escupirla en el suelo.
Le sonreí. Supongo que sabía muy bien mis intenciones porque noté cierto terror ante mi gesto. La chica se acercó a mí y dio un brinco tirando una patada certera en mi rostro.
Sus golpes habían comenzado a despertar una sensación en mis colmillos que me hacía ansiar clavarlos en la carne de mi rival.
Le di una fuerte patada en su rodilla que la hizo gritar seguido de escuchar sus huesos romperse. Cayó al suelo gimiendo de dolor. Entonces supe que su fin había llegado.
Enrollé una soga de telaraña en su cuello. La forcé a ponerse de pie a pesar de la condición de su rodilla hecha trizas.
Akemi luchaba absurdamente por liberarse, pero a medida que lo hacía, yo tensaba más la soga aún unida a mi mano. La sofocación comenzaba a hacer estragos en ella, pues veía como sus intentos por soltarse de mi soga eran cada vez más débiles.
Disfrutando de mi cercana victoria, caminé para quedar detrás de ella sin descuidar la telaraña que aún presionaba su cuello.
-Ha ganado la mejor –Le dije mofándome de ella con respecto a la tontería que me dijo antes de iniciar la lucha.
La pobre muchacha no podía hablar al estar asfixiándose con mi telaraña, pero sentí que quería decirme algo; sin embargo no me interesó.
Lentamente abrí mi boca y comencé a acercarla a su hombro. En ese momento visualizaba a Akemi como a una presa. Mi instinto arácnido me hizo sentir como si esa chica fuera un insecto atrapado en una telaraña sin ninguna oportunidad de escapar de su depredador.
Sin pensarlo más, clavé mis colmillos en su hombro inyectando una gran cantidad de veneno. A medida que encajaba más mis colmillos, podía sentir mi toxina inundando su sangre. Akemi dentro de su sofocación logró emitir un gran quejido que expresaba el dolor que causó mi mordida.
Después de unos segundos desaté la soga de telaraña de su cuello y Akemi cayó al suelo inmóvil. La moví con mi pie tratando de hacerla reaccionar solo para confirmar que había logrado cumplir mi cometido, y así fue pues no obtuve respuesta.
-¡La ganadora es Tarantella! –Gritó el obeso. Era la primera vez que me agradaba algo que dijera ese tipo.
Me estiré como si apenas hubiera despertado y respiré hondo.
-Lamento haberte roto la cara, niña –Le dije mofándome de ella.
Caminé hacia afuera de la arena con una perversa sonrisa ignorando las habladurías de los que presenciaron la pelea. Miré hacia atrás para ver a la mujer; Aún estaba en el suelo inconsciente. Si todavía vivía o murió no me interesa. Obtuve lo que quería y con eso me basta, así que abandoné el lugar a la espera del siguiente desafío que estuviera por venir.