Pensé que estaria bien hacer un experimento a ver por donde podría llevarlo y una noche,sin mucho que pensar,me dio por hacerlo.Tras 2 horas y media habia escrito 9 paginas de "algo" que francamente,ni se lo que es.Le di muchos repasos y hice varios arreglos dias despues hasta que finalmente acabé teniendo una especie de "prologo-nexo-epilogo" de,lo que podria ser,una historia completa.Si gusta a mucha gente,estoy pensando ne desarrollarla y de momento 5 personas que lo han visto me han dicho que pese a fallos por arreglar mas o menos noitorios,es bueno y que siga por ahí y pruebe suerte. Y como aquí tambien tengo amigos foreros, pues me gustaria compartirlo con vosotros y que me deis vuestras opiniones si gustais hacerlo.Gracias.
Esto es lo que escribí.Es largo pero no muy denso ni tiene complejidad para leerse.
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Ahí, de pie, delante del abismo. Ante sus ojos el fin de la guerra, y con ella, el futuro. No le gustaba, pues quizás el futuro que aguardaba no fuese suficiente para cuan alto precio se pagó por el.
-Se acabó- dijo el alzando la vista al cielo, con un suspiro corto. -Se acabó por fin, y para qué.
-Están vivos gracias a ti. A lo que hiciste. Sin ti, esto no hubiera sido posible. Ganaste, ganamos.
-¿Eso crees? ¿Que hemos ganado?- Él no estaba tan seguro de haber ganado, pues algo había perdido, y no era la primera vez. -¿A esto llamas tu ganar?
-Se lo que has tenido que soportar para llegar hasta aquí.-Dijo la mujer que estaba a su lado, mirando su perfil mientras intentaba llegar a sus ojos- No eres el único que ha perdido gente por el camino. No quieras cargar sobre tus hombros el peso del mundo, otra vez no. Se lo que estás pensando, y no, NO es tu culpa, Kain.
-Has vuelto a llamarme así, pese a saber que no es mi nombre. ¿Por qué te resulta tan difícil llamarme por mi nombre?
- Creo recordar que nunca te molestó que te lo dijeran, al menos yo.
El giró la cabeza y la miró a los ojos. Cuando ella lo vio, lo entendió al instante. Eran libres por fin, pero él estaba condenado. Ahí no quedaba ya nada del hombre que una vez fue, y si antes quedaba algo, ya no. Se lo habían quitado todo, y quien lo hizo sabía exactamente lo que hacía. El precio a pagar era alto, pero aun así, lo pagó. Ella le dejó hablar mientras guardaba silencio, y era algo que nunca solía hacer.
-Oye, kain, - Ahora, mirando al sol que empezaba a salir entre los nubarrones, hizo una mueca, gesticulando una leve sonrisa en sus labios-¿Recuerdas cómo empezó todo esto?
-¿De verdad me lo preguntas?
-Parece que fue hace una vida. Quizás sea cierto al fin y al cabo.-Ella miró y calló. Kain se arrodilló ante el borde del precipicio. Soltó una lágrima. Luego se quedó absorto en sus pensamientos. Ella lo contemplaba, de pie, impotente. No dijo una palabra.
-Esta es la Última. -kain se incorporó. Cerró su puño derecho con fuerza. -Es la última lágrima que caerá de mis ojos. Con ella, juro hacerlo mejor la próxima vez.
-Próxima vez….-susurró la mujer.
-Sabes lo que significa. Sabes que tengo que hacerlo. Y sabes que no puedes impedírmelo.
No lo hagas, no tienes que hacerlo. Mira lo que hemos conseguido esta vez. ¡No lo eches todo por la borda ahora!
Sus ojos no lloraban, pues lagrimas no quedaban y años hacía que no derramaba alguna. Dolor había sentido, pero aprendió a llevarlo, a soportarlo. Ahora no podía echarse atrás. Estaba convencido de que encontraría una forma de arreglarlo, de hacerlo mejor, otra vez. Pero, como siempre, habría consecuencias.
No estaba seguro de que fuese lo correcto, y de hecho nunca lo estuvo, pero tenía que intentarlo
-No lo hagas, Kain. No tienes por qué hacerlo.-Continuó la mujer-Tú mismo dijiste que era muy peligroso, que nunca has podido lograr hacerlo bien, que siempre ocurre algo y no puedes evitarlo.
-¡Ella está muerta, Jess! –Kain dio un gran grito que hizo retroceder a la muchacha. Sus ojos negros le miraron fijamente, y con dolor. Entendió lo que estaba ocurriendo y que no podría detenerle aunque quisiera, porque nunca había podido hacerlo. –Está muerta por mi culpa, como los demás. Siempre ocurre lo mismo, siempre soy yo quien llega hasta el final, y al final no hay nada. Eso tiene que terminar.
El sol empezaba a brillar en sus caras. Los nubarrones desaparecieron. Tras la tempestad, se hizo la calma. Allí estaban los otros, muertos. Un desolador paisaje se deslumbraba a sus pies. Rojo y muerte, todo cuanto quedaba era un mar de cadáveres teñidos en rojo y desprendiendo hedor a muerte. Habían luchado por él, por quien era y lo que representaba. Creían en su causa y dispuestos estaban a dar su vida por un solo hombre. Y ahora, en su conciencia, cargaba el peso de la responsabilidad por sus muertes.
-Mira a tu alrededor, Yess. Esto es lo que hemos logrado. Sangre y muerte. Y si al menos hubiesen dado su vida por algo que de verdad importe, aún. Pero ha sido en vano. ”El” sigue ahí, como siempre. Todo esto es culpa suya.
De pronto pudieron divisar el campo de batalla y vieron como se reagrupaban los supervivientes. Comenzaron a llegar los pájaros y la brisa del mar soplaba Lo que quedaba de la catedral, construida en la cima de un enorme acantilado, era poco mas que un montón de escombros. El blanco de sus muros era ahora rojo, los cristales que antes mostraban la hermosura de la virgen y los ángeles ante el resplandor del sol en aquellas ventanas ahora yacían entre los muertos.
-Te recuerdo que esta guerra no era solo tuya. Quienes te siguieron simplemente encontraron en ti un pretexto para hacer lo que el ser humano no podría hacer por si solo.
-¿Entiendo con eso, que según tú, no soy humano?-Empezaba a enfadarse de verdad con ella. Las palabras que salieron de su boca no eran, no obstante, inesperadas.
-A decir verdad, ya no sé lo que eres. Que estemos aquí justamente “tú y yo”, sabiendo quienes éramos antes de todo esto, tiene su gracia- río con ironía en sus labios - pero desconozco que diantres se pasa por esa cabeza tuya para tener que ver siempre el mundo bajo tus pies. Sufriendo y lamentándote por ello como si fuera tu responsabilidad el arreglar aquello que no tiene arreglo.
-¿Insinúas que el mundo no tiene arreglo?-la corta melena castaña de kain parecía brillar intensamente a la luz del sol, una luz que iluminaba su cara, un rostro de mirada perdida, triste, solitaria.
-Insinúo, que es la humanidad quien no lo tiene. Quizás debas pensarlo antes de decidirte. Siempre atrapado en el mismo punto y nunca logras cambiarlo. Eso me dijiste, ¿recuerdas?
-Ella no tenía por qué morir.-Volvió a cerrar el puño ahora férreamente, sangrando. Crujieron los huesos.
-Fue su decisión, no la tuya. Tú no podías hacer nada-Yess tomó aire y bruscamente le cojo por los hombros, lo giró hacia ella y le dijo que si pensaba hacerlo de verdad, esta vez debería ser la buena. Le hizo prometer que si algo no salía como esperaba, no volvería a intentarlo. Aceptaría el futuro tal como viniese, donde empieza y donde termina.-promételo, la última vez.
-Dime, qué harías ¿tú en mi lugar?
-Mirar hacia delante. Es lo que siempre hago-Bajó la cabeza y sus rojizos rizos se dejaron caer. Los agarró y sacó un cuchillo de entre sus muslos, oculto en sus largas medias negras cual azabache. Por un instante dudó, y se cortó un largo mechón.
-¿Que estás haciendo?
-Ah, ¿esto? Vas a llevarlo contigo, como recuerdo. Confió, en que sirva para recordarle a esa estúpida cabecita tuya lo que me has prometido. Porque los 2 sabemos que dudarás, que buscarás cuando y donde hacerlo otra vez si la cosa vuelve a salir mal.
-¿Realmente no preferirías que el resultado fuese otro?, ¿siempre tienes que ser tan fría, incluso si es gente que conoces? Era tu amiga, yess, igual que mía también.
-Mi amiga, ¡mi amiga, ¿dices?! Aparte de tonta, resultó ser una traidora. Siempre interponiéndose en mí camino. Afectando a mis planes. Por su culpa yo también eh perdido mucho-Alzaba la voz con firmeza, mirando al vacío y pensando en el pasado, en lo ocurrido entre los tres. Intentó soltar un grito, pero se contuvo.
Kain se dio la vuelta y se metió la mano en su gabardina roja, de cuero, grande hasta las rodillas. Sacó de ella unas gafas de sol ya viejas, algo desgastadas y llenas de polvo. Tras soplar se las puso y giró la cabeza hacia su compañera.-Siempre la culpabas a ella por algo de lo que yo fui el responsable. Nunca lo superaste, y fuimos lo bastante idiotas para creerte cuando dijiste que todo estaba bien.-La voz se volvió más reposada, más serena y melancólica. Había tristeza en su tono.-Realmente eres increíble. No entiendo qué diablos pude ver en ti en ningún momento.-Yess no pudo evitar arderle de rabia el corazón al oírlo.
-Te acostaste con ella, ¿recuerdas?
-Eso fue UNA vez. ¡Maldita sea! Lo que debería importarte es que estamos vivos gracias a ella.
Cierto que fue decisión suya, pero nosotros somos responsables de que decidiera tomarla. ¡Ten mas respeto por quienes arriesgaron sus vidas para salvar la tuya!
-Una vez, “que sepamos”-El tono de yess era ahora muy frio y denotaba su carácter puntilloso.- Pero no es esa la única razón de que poco me importe lo que le suceda. Era una traidora, te repito. Y cuando no traidora, entrometida.-Yess le miró intensamente con sus ojos negros y una expresión de odio en ellos. Le dolía.
-Di la verdad. No quieres que lo haga porque tienes miedo. Temes que pueda ser de ti. Lo que pueda ocurrir entre nosotros, lo que pueda cambiar. No deberías temerlo. Que lo hagas significa entonces que no confías en mí.
Yess se tranquilizó y bajó la mirada. Habló despacio.
-Ese don que tienes… ese… poder que albergas. Pocas armas son más peligrosas.
-Yo no lo elegí. Es mi maldición.
-Y ahora vas a usar tu “maldición” para, una vez más, tratar de salvarla.-se encogió de hombros-.Salvarla a ella y a todos los demás, ¿cierto?
-Cierto.
-¿Y si fallas? ¿Qué ocurre si no puedes hacerlo? Quizás no puedas hacer nada. Quizás su destino sea morir, al igual que los otros. Quizás sea necesario para que puedas llegar hasta aquí.
Kain, que la escuchaba mientras sostenía las gafas con los dedos mientras las hacía girar, se despidió mientras se las ponía.
-Yessabell.
-¿Kain?
-Eras una zorra cuando te conocí, Eras una zorra cuando creciste, y sigues siendo una zorra ahora.
-¿sí? Pues esta es la zorra de la que te enamoraste. Nunca lo olvides.
-Nunca.-Kain se puso las gafas. Cerró los ojos.
-Se acabó- dijo el alzando la vista al cielo, con un suspiro corto. -Se acabó por fin, y para qué.
-Están vivos gracias a ti. A lo que hiciste. Sin ti, esto no hubiera sido posible. Ganaste, ganamos.
-¿Eso crees? ¿Que hemos ganado?- Él no estaba tan seguro de haber ganado, pues algo había perdido, y no era la primera vez. -¿A esto llamas tu ganar?
-Se lo que has tenido que soportar para llegar hasta aquí.-Dijo la mujer que estaba a su lado, mirando su perfil mientras intentaba llegar a sus ojos- No eres el único que ha perdido gente por el camino. No quieras cargar sobre tus hombros el peso del mundo, otra vez no. Se lo que estás pensando, y no, NO es tu culpa, Kain.
-Has vuelto a llamarme así, pese a saber que no es mi nombre. ¿Por qué te resulta tan difícil llamarme por mi nombre?
- Creo recordar que nunca te molestó que te lo dijeran, al menos yo.
El giró la cabeza y la miró a los ojos. Cuando ella lo vio, lo entendió al instante. Eran libres por fin, pero él estaba condenado. Ahí no quedaba ya nada del hombre que una vez fue, y si antes quedaba algo, ya no. Se lo habían quitado todo, y quien lo hizo sabía exactamente lo que hacía. El precio a pagar era alto, pero aun así, lo pagó. Ella le dejó hablar mientras guardaba silencio, y era algo que nunca solía hacer.
-Oye, kain, - Ahora, mirando al sol que empezaba a salir entre los nubarrones, hizo una mueca, gesticulando una leve sonrisa en sus labios-¿Recuerdas cómo empezó todo esto?
-¿De verdad me lo preguntas?
-Parece que fue hace una vida. Quizás sea cierto al fin y al cabo.-Ella miró y calló. Kain se arrodilló ante el borde del precipicio. Soltó una lágrima. Luego se quedó absorto en sus pensamientos. Ella lo contemplaba, de pie, impotente. No dijo una palabra.
-Esta es la Última. -kain se incorporó. Cerró su puño derecho con fuerza. -Es la última lágrima que caerá de mis ojos. Con ella, juro hacerlo mejor la próxima vez.
-Próxima vez….-susurró la mujer.
-Sabes lo que significa. Sabes que tengo que hacerlo. Y sabes que no puedes impedírmelo.
No lo hagas, no tienes que hacerlo. Mira lo que hemos conseguido esta vez. ¡No lo eches todo por la borda ahora!
Sus ojos no lloraban, pues lagrimas no quedaban y años hacía que no derramaba alguna. Dolor había sentido, pero aprendió a llevarlo, a soportarlo. Ahora no podía echarse atrás. Estaba convencido de que encontraría una forma de arreglarlo, de hacerlo mejor, otra vez. Pero, como siempre, habría consecuencias.
No estaba seguro de que fuese lo correcto, y de hecho nunca lo estuvo, pero tenía que intentarlo
-No lo hagas, Kain. No tienes por qué hacerlo.-Continuó la mujer-Tú mismo dijiste que era muy peligroso, que nunca has podido lograr hacerlo bien, que siempre ocurre algo y no puedes evitarlo.
-¡Ella está muerta, Jess! –Kain dio un gran grito que hizo retroceder a la muchacha. Sus ojos negros le miraron fijamente, y con dolor. Entendió lo que estaba ocurriendo y que no podría detenerle aunque quisiera, porque nunca había podido hacerlo. –Está muerta por mi culpa, como los demás. Siempre ocurre lo mismo, siempre soy yo quien llega hasta el final, y al final no hay nada. Eso tiene que terminar.
El sol empezaba a brillar en sus caras. Los nubarrones desaparecieron. Tras la tempestad, se hizo la calma. Allí estaban los otros, muertos. Un desolador paisaje se deslumbraba a sus pies. Rojo y muerte, todo cuanto quedaba era un mar de cadáveres teñidos en rojo y desprendiendo hedor a muerte. Habían luchado por él, por quien era y lo que representaba. Creían en su causa y dispuestos estaban a dar su vida por un solo hombre. Y ahora, en su conciencia, cargaba el peso de la responsabilidad por sus muertes.
-Mira a tu alrededor, Yess. Esto es lo que hemos logrado. Sangre y muerte. Y si al menos hubiesen dado su vida por algo que de verdad importe, aún. Pero ha sido en vano. ”El” sigue ahí, como siempre. Todo esto es culpa suya.
De pronto pudieron divisar el campo de batalla y vieron como se reagrupaban los supervivientes. Comenzaron a llegar los pájaros y la brisa del mar soplaba Lo que quedaba de la catedral, construida en la cima de un enorme acantilado, era poco mas que un montón de escombros. El blanco de sus muros era ahora rojo, los cristales que antes mostraban la hermosura de la virgen y los ángeles ante el resplandor del sol en aquellas ventanas ahora yacían entre los muertos.
-Te recuerdo que esta guerra no era solo tuya. Quienes te siguieron simplemente encontraron en ti un pretexto para hacer lo que el ser humano no podría hacer por si solo.
-¿Entiendo con eso, que según tú, no soy humano?-Empezaba a enfadarse de verdad con ella. Las palabras que salieron de su boca no eran, no obstante, inesperadas.
-A decir verdad, ya no sé lo que eres. Que estemos aquí justamente “tú y yo”, sabiendo quienes éramos antes de todo esto, tiene su gracia- río con ironía en sus labios - pero desconozco que diantres se pasa por esa cabeza tuya para tener que ver siempre el mundo bajo tus pies. Sufriendo y lamentándote por ello como si fuera tu responsabilidad el arreglar aquello que no tiene arreglo.
-¿Insinúas que el mundo no tiene arreglo?-la corta melena castaña de kain parecía brillar intensamente a la luz del sol, una luz que iluminaba su cara, un rostro de mirada perdida, triste, solitaria.
-Insinúo, que es la humanidad quien no lo tiene. Quizás debas pensarlo antes de decidirte. Siempre atrapado en el mismo punto y nunca logras cambiarlo. Eso me dijiste, ¿recuerdas?
-Ella no tenía por qué morir.-Volvió a cerrar el puño ahora férreamente, sangrando. Crujieron los huesos.
-Fue su decisión, no la tuya. Tú no podías hacer nada-Yess tomó aire y bruscamente le cojo por los hombros, lo giró hacia ella y le dijo que si pensaba hacerlo de verdad, esta vez debería ser la buena. Le hizo prometer que si algo no salía como esperaba, no volvería a intentarlo. Aceptaría el futuro tal como viniese, donde empieza y donde termina.-promételo, la última vez.
-Dime, qué harías ¿tú en mi lugar?
-Mirar hacia delante. Es lo que siempre hago-Bajó la cabeza y sus rojizos rizos se dejaron caer. Los agarró y sacó un cuchillo de entre sus muslos, oculto en sus largas medias negras cual azabache. Por un instante dudó, y se cortó un largo mechón.
-¿Que estás haciendo?
-Ah, ¿esto? Vas a llevarlo contigo, como recuerdo. Confió, en que sirva para recordarle a esa estúpida cabecita tuya lo que me has prometido. Porque los 2 sabemos que dudarás, que buscarás cuando y donde hacerlo otra vez si la cosa vuelve a salir mal.
-¿Realmente no preferirías que el resultado fuese otro?, ¿siempre tienes que ser tan fría, incluso si es gente que conoces? Era tu amiga, yess, igual que mía también.
-Mi amiga, ¡mi amiga, ¿dices?! Aparte de tonta, resultó ser una traidora. Siempre interponiéndose en mí camino. Afectando a mis planes. Por su culpa yo también eh perdido mucho-Alzaba la voz con firmeza, mirando al vacío y pensando en el pasado, en lo ocurrido entre los tres. Intentó soltar un grito, pero se contuvo.
Kain se dio la vuelta y se metió la mano en su gabardina roja, de cuero, grande hasta las rodillas. Sacó de ella unas gafas de sol ya viejas, algo desgastadas y llenas de polvo. Tras soplar se las puso y giró la cabeza hacia su compañera.-Siempre la culpabas a ella por algo de lo que yo fui el responsable. Nunca lo superaste, y fuimos lo bastante idiotas para creerte cuando dijiste que todo estaba bien.-La voz se volvió más reposada, más serena y melancólica. Había tristeza en su tono.-Realmente eres increíble. No entiendo qué diablos pude ver en ti en ningún momento.-Yess no pudo evitar arderle de rabia el corazón al oírlo.
-Te acostaste con ella, ¿recuerdas?
-Eso fue UNA vez. ¡Maldita sea! Lo que debería importarte es que estamos vivos gracias a ella.
Cierto que fue decisión suya, pero nosotros somos responsables de que decidiera tomarla. ¡Ten mas respeto por quienes arriesgaron sus vidas para salvar la tuya!
-Una vez, “que sepamos”-El tono de yess era ahora muy frio y denotaba su carácter puntilloso.- Pero no es esa la única razón de que poco me importe lo que le suceda. Era una traidora, te repito. Y cuando no traidora, entrometida.-Yess le miró intensamente con sus ojos negros y una expresión de odio en ellos. Le dolía.
-Di la verdad. No quieres que lo haga porque tienes miedo. Temes que pueda ser de ti. Lo que pueda ocurrir entre nosotros, lo que pueda cambiar. No deberías temerlo. Que lo hagas significa entonces que no confías en mí.
Yess se tranquilizó y bajó la mirada. Habló despacio.
-Ese don que tienes… ese… poder que albergas. Pocas armas son más peligrosas.
-Yo no lo elegí. Es mi maldición.
-Y ahora vas a usar tu “maldición” para, una vez más, tratar de salvarla.-se encogió de hombros-.Salvarla a ella y a todos los demás, ¿cierto?
-Cierto.
-¿Y si fallas? ¿Qué ocurre si no puedes hacerlo? Quizás no puedas hacer nada. Quizás su destino sea morir, al igual que los otros. Quizás sea necesario para que puedas llegar hasta aquí.
Kain, que la escuchaba mientras sostenía las gafas con los dedos mientras las hacía girar, se despidió mientras se las ponía.
-Yessabell.
-¿Kain?
-Eras una zorra cuando te conocí, Eras una zorra cuando creciste, y sigues siendo una zorra ahora.
-¿sí? Pues esta es la zorra de la que te enamoraste. Nunca lo olvides.
-Nunca.-Kain se puso las gafas. Cerró los ojos.