Batalla de los 6 reinos: Engaño, capitulo 27 (TEMPORADA COMPLETA con extras)
- The ST. Jimmy
- Lin Kuei
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Re: Batalla de los 6 reinos: Engaño, capitulo 23
Darrius entrenando a los reclutas rebeldes.
No me imagine una personalidad de asesino serial inepto para Darrius, ni me imagino como podria terminar su historia ya que creo que no paso nada con eso post MKD, pero veremos que aguarda. Hay mas Dariou que Havik aca.
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- Shirai Ryu
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Re: Batalla de los 6 reinos: Engaño, capitulo 23
Bueno, aquí estamos, me costo bastante cerrar este capitulo, tenía todo en la cabeza pero costaba darle un hilo conductor. Creo que quedó bastante bien, porque era algo que tenía mucha expectativa pero a la vez sabia que iba a ser difícil porque había que meter muchas cosas. Con esto ya cerramos completamente las subtramas así que solo queda la parte final, que me tomara entre 2 y 3 capítulos (estimo que 3), capaz lo escriba todo junto de un saque para estar seguro. Después de eso nomas los extras de fin de temporada como siempre, y ya vamos para la temporada final (antes me voy a releer todo el fic para ver cosas que me hayan quedado colgadas o no resolví). A todo esto estaba a punto de publicar y me di cuenta que no tenía titulo el capitulo. Lo mandé al final, ya fue.
“Hora de morir, Gran Maestro”.
Sub Zero sintió el cuchillo atravesándolo, el metal era frio, pero no superaba el que él podía generar. Frost se dio cuenta que solo había llegado a cortar la piel de su antiguo maestro, ya que el cuchillo había chocado con el hielo que Sub Zero estaba generando dentro de su propio cuerpo.
“Suficiente, Frost”, Sub Zero dio un golpe con su palma, arrojando a la chica hacia atrás. Soltó el cuchillo, que cayó al suelo, solo la punta tenía una leve cantidad de sangre, “¿Cuál es tu objetivo esta vez?, sabes que el Medallón del Dragón es mucho para ti, ¿acaso quieres probar tomando la armadura que porto?”.
Frost se puso en posición de guardia, y empezó a generar poder Kori, pero sabía que no iba a ser suficiente, “no, quiero que el Lin Kuei pague todo lo que me hicieron”.
“He estado intentando limpiar los pecados que mi clan cumplió. Matarme no ayudaría a eso. Posiblemente sin mí los Lin Kueis volverían a ser lo que eran antes. No me sorprende que en mi ausencia ya estén rompiendo muchas de las reglas que impuse”.
Sub Zero no estaba en posición de guardia, Frost estaba furiosa por eso, “eres como los demás, te quedas aquí, perdiendo el tiempo con el pasado aun sabiendo que sin ti tu clan caerá en la decadencia”.
“Algo está evitando que pueda abrir un portal al Earthrealm, sino ya me hubiera marchado. Sé que me odias, pero si quieres construir algo, aun tienes la oportunidad de volver conmigo. No tiene sentido seguir esta pelea, y lo sabes, no puedes vencerme”.
Frost sonrió.
En ese momento la Tierra comenzó a temblar y diferentes seres salieron. Horribles, distorsionados, amorfos.
Eran onis, pero tenían fragmentos metálicos, enormes maquinas, y motores incrustados en distintas partes de su cuerpo. Se quedaron mirando a Sub Zero con ojos que al mismo tiempo parecían perdidos o totalmente centrados en su persona. El sonido chirriante del metal, el aceite y los motores resonaba.
“¿Qué son estas cosas?”.
En lo alto de una colina dos figuras se forman, una de humo y la otra de sombras, Sub Zero queda sorprendido.
“¿Smoke?” dice, aunque no está seguro de que está viendo. El casco es similar a como lo había visto la última vez, modificado con unos cuernos que sobresalen, sin las rastas, con ojos rojos brillantes, y otras partes retiradas. El resto del cuerpo sin embargo se ve muy distinto a como lo recordaba, como si fuera un contenedor transparente lleno de humo. Detalles de las piernas y los brazos dejan en claro los reconocibles efectos de la cybernetización a la que los Lin Kueis lo habían sometido, “estas vivo…, tantos años…, pensé que habrías sido destruido por Sektor, otros Lin Kueis, o por las tropas de Kanh…, no sabía nada de ti, y no hubo forma de rastrearte en todo el Earthrealm”.
Smoke lo observaba, pero cuando habló se dirigió hacia Noob, que estaba a su lado, “hazlo rápido, ya sabes que preferiría no tener nada que ver con todo esto”.
La sombra se desapareció al instante, y de repente como una brea se formó al lado de Frost.
“Has demostrado determinación, la nueva Hermandad de las Sombras te dará un buen uso”.
Con su mano tocó el pecho de Frost y al instante la oscuridad empezó a crecer como venas negras latiendo debajo de su piel.
“¿Qué es esto?, no era lo acordado”, la chica comenzó a gritar del dolor.
“Serás más útil de esta forma”.
“Detente, Noob Saibot” gritó Sub Zero y comenzó a correr hacia donde estaban, los onis se movieron para detenerlo, ruidos mecánicos y chispeos acompañaban cada movimiento que hacían. Sub Zero sin embargo formó una espada de hielo y al instante cortó a varios en pedazos. Uno de ellos logró agarrarlo pero en ese momento se dio cuenta que lo que tenía era solamente un clon de hielo. El oni se congeló al instante, con su cuerpo deforme cayendo al suelo y partiéndose en miles de pedazos. Cuando Sub Zero llegó hasta Noob, listo con su espada, un gigantesco escudo de sombra lo frenó completamente.
“Ya no uso el nombre Saibot, su significado ya no intercede en mí, ya que soy mi propio amo”, el frio comenzó a congelar el escudo de sombra, pero con un movimiento de Noob todo el escudo explotó, arrojando a Sub Zero hacia atrás, “no puedes detener este proceso, pero si la chica es fuerte, sobrevivirá”.
Sub Zero seguía en el suelo, pero apoyó su mano en el piso y una línea de hielo se fue formando en el camino en dirección a Frost. Al tocar su cuerpo la congeló totalmente, expandiéndose como un gran bloque de hielo. El brazo de Noob quedó atrapado en el mismo y el hielo comenzó a expandirse por su hombro. Con un rápido movimiento de su otra mano, Noob cortó el brazo, que se regeneró al instante. El brazo cortado se deshizo dentro del hielo, dejando solo a Frost. Aunque su rostro seguía horrorizado, las venas oscuras ya no se notaban debajo de su piel.
“Impresionante”, dijo Noob, palpando el hielo, “realmente ni en mis mejores momentos hubiera podido hacer algo así”.
Sub Zero se había parado, y volvía a levantar su arma. Los onis que seguían vivos, algunos desmembrados o mutilados, lo observaban sin avanzar.
“Pese a esto, no eres rival para mí”, dijo Noob, “pero no tengo interés en pelear, y Smoke también preferiría que no lo haga. Tengo una oferta para hacerte”.
“Sea lo que sea no lo aceptare”.
La expresión de Noob no había cambiado, pero se podía notar que había algo de decepción en ella. Levantó las manos, y un montón de copias suyas se fueron formando alrededor del lugar, “Quan Chi y Shinnok me transformaron en esto que soy ahora, y te ofrezco lo mismo. No sé si Frost hubiera soportado este poder, pero sé que tú sí. Ahora no sirvo a nadie, La Hermandad de las Sombras hará lo que haga falta bajo mi control. No solo te ofrezco poder, te ofrezco el mundo, todos los Reinos, a nuestra merced”.
“¿Smoke, por qué te has unido a él?”, Smoke miró a Sub Zero, pero no dijo nada, “sea lo que sea que te ofreció, con los Lin Kueis podemos ayudarte. Cyrax forma parte de los Special Forces, ha recuperado su alma y sus recuerdos completamente, y sé que está cada vez más cerca de volver a ser humano. Podemos ayudarte a conseguir lo mismo”.
“Él no te contestara”, dijo Noob, “ya ha perdido el deseo de recuperar su humanidad perdida, pero si lo que más quieres es ayudarlo, uniéndotenos lo harás. Sé que dije que no quiero enfrentarte, pero eres muy peligroso para dejarte vivo, y Smoke también está de acuerdo con eso”.
“Bien, dices que eres más poderoso que yo, veámoslo”, cada una de las copias de Noob se congelaron en ese momento, el propio aire se enfriaba y comenzó a nevar copiosamente hasta el punto de volverse una tormenta. Sub Zero se preparó para avanzar hacia su enemigo.
“No puedes superarme, Kuai”, dijo Noob, y Sub Zero se quedó completamente quieto.
“¿Qué acabas de decir?”.
“Dije que no puedes superarme, Kuai”.
“No puedes superarme, Kuai”.
“No puedes superarme, Kuai”.
“No puedes superarme, Kuai”.
Kuai Liang corría intentando agarrar a su hermano, Bi Han.
“No puedes superarme, Kuai”, pero no era el objetivo de Kuai hacerlo, él quería mucho a su hermano, quería igualarlo, ser como él. Todavía le faltaba mucho, había sido poco tiempo desde sus primeros pasos, mientras que Bi Han ya se estaba planteando como ser un adulto, ayudar a la aldea, mejorar las cosas.
Kuai rodeó una roca, y se dio cuenta que su hermano ya no estaba, eso lo sorprendió. Pero no fue más que unos pocos segundos y Bi Han se le arrojó encima, se había subido a la roca.
“Ahora yo te tengo a ti”, ambos hermanos rodaron por el piso riéndose, todo iba bien.
Y entonces todo fue mal.
Su madre gritó, un grito horrible. Ambos se quedaron paralizados y fueron hacia la casa. Les habían dicho que hoy tenían que irse lejos. Kuai Liang no entendia mucho de las cosas, Bi Han un poco sí. Hoy nacería un tercer hermano. Su padre estaba en la casa. No lo veían muy seguido. Bi Han no lo quería, y se negaba a llamarlo así. A veces se lo llevaba para entrenarlo, después de eso Bi Han estaba raro por unos días, callado y cerrado en sus pensamientos. Madre tampoco lo quería, le tenía miedo. Las pocas veces que bajaban al pueblo nadie hacia comentarios al respecto, todos sabían quién era y lo que menos querían hacer era enfadarlo.
Ambos hermanos se acercaron a la casa, el corazón les latía a mil. Algo raro se sentía en el ambiente. Bi Han tragó saliva, sus sentidos no eran los de un niño de su edad, y entendia bastante más que su hermano la situación.
“Kuai, escóndete, iré a ver qué está pasando”, el muchacho avanzó, pero su hermano lo tomó del brazo, le estaban comenzando a caer lágrimas.
“No me dejes, Bi Han”, le dijo, “tengo miedo, algo no está bien”.
“Sera solo un momento, comprobare que todo esté bien y seguiremos con nuestro enfrentamiento…, ya verás que no podrás ganarme”, Bi Han realizó una sonrisa forzada, pero entonces la puerta de su hogar se abrió y ambos dirigieron la mirada hacia ese lugar.
La figura era imponente, era su padre, sin embargo el rostro no era como otras veces, estaba cansado. Se apoyó en el costado de la puerta, y tapó su rostro con su mano manchada de rojo, aun goteando.
“¿Por qué tuvo que ser una niña?”, dijo con resignación en la voz.
Desde donde estaban se llegaba a ver algo de lo que había adentro. Ambos hermanos gritaron, pero el grito de Bi Han fue de odio.
El niño salió propulsado hacia su padre, un aura gélida se formaba a su alrededor, las lágrimas que salían de sus ojos se congelaban en el aire y se rompían al estrellarse en el suelo. Sub Zero lo esquivó sin problemas y con el canto de la mano le dio en la nuca, dejándolo inconsciente. Kuai Liang rompió en llanto.
Sub Zero se le acercó, y le dio una patada en el estómago tirándolo al piso. Kuai Liang estaba entrando en shock por el dolor pero aun así no quedaba inconsciente. Sub Zero se arrodilló frente a su rostro.
“Tú y tu hermano ya no tienen nombre, ya no tienen familia, ya no tienen nada. Toda la vida que tuvieron hasta este momento ya no existe, ahora sirven al Lin Kuei. Tu hermano lo entiende de alguna forma. Tú lo harás tarde o temprano. Cuando yo muera, tu hermano tendrá el derecho de tomar mi nombre. Tú serás su sombra toda tu vida. Si él llega a morir sin descendencia, recién ahí tu tendrás derecho a un nombre” Kuai Liang no decía nada, “deja de llorar”, dijo Sub Zero, pero al no recibir respuesta lo repitió una y otra vez, cada vez más fuerte.
“Eso… ¿qué significa todo esto? ¿Cómo sabes ese nombre?”, dijo Sub Zero en el presente.
“Ni siquiera lo recordabas, ¿verdad? Eras realmente muy pequeño”.
“Tu…, no puedes ser el, Scorpion te mató”.
“Y la Hermandad de las Sombras me permitió nacer de nuevo. Una mejora con respecto al proceso que habían hecho con Hanzo Hasashi. A diferencia de él yo si estoy vivo. No puedo decir que realmente sea tu hermano, partes de lo que fui siguen muertas, pero eso tampoco tiene relación con estar aquí. No te busqué por una cuestión de familia. Eres un guerrero poderoso, con un potencial como el mío, capaz más grande. Nimiedades como sentimientos y emociones quedaron atrás cuando yo renací, pero si tú lo deseas puedes conservarlas sin que eso impida pasar por el mismo procedimiento”.
Sub Zero observa a Noob, perdido en las palabras que escuchó de él, pero finalmente responde, “tú me diste mi nombre”.
Noob se queda extrañado, “¿de qué hablas?”.
“Antes de que murieras, y yo fuera Sub Zero, tú me permitiste tener un nombre…, Tundra, ¿lo recuerdas?”, Noob se queda callado, “el consejo no estuvo de acuerdo, era algo que jamás se había hecho, aunque nuestro padre no había sido el primer Sub Zero en tener varios hijos. Hijos que nunca habían exigido cambiar esas costumbres. Pero tú eras uno de los guerreros más grandes del clan y lo permitieron”.
“No tiene relación con esto”.
“Dijiste que ya no usas el nombre Saibot. No sé qué significa exactamente, pero es algo que no quieres que te represente y por eso lo has abandonado. Podrías haberme hablado de muchas formas para hacerme recordar, para revelar tu identidad, pero elegiste llamarme por mi verdadero nombre, Kuai…”, Sub Zero toma su tiempo para decirlo, ya que no lo recordaba hasta hace un momento, “Kuai Liang”.
Noob lo observa, “le estas dando importancia a lo que no corresponde”.
“Creo que hay una parte de Bi Han en ti aun por más que lo niegues”, Sub Zero se pone en posición de guardia, “y hare lo que haga falta para recuperarlo”.
Noob lo observa unos segundos en que no sucede nada, y entonces estalla, con su cuerpo como brea cubriendo el cielo sobre Sub Zero como una gigantesca cúpula. Picos de sombras van saliendo de los muros como gigantescas estalactitas oscuras, atacando a Zero. Aun en la oscuridad este los esquiva, en varias situaciones congelándolos y rompiéndolos antes de que lleguen a él. Algunos igualmente le impactan en el momento en que intenta esquivarlos, generándole cortes, algunos relativamente profundos.
“Debí suponer que sería una pérdida de tiempo el venir aquí”, dice Noob, con su voz escuchándose como si viniera de otro lado, “pero no importa, esto será rápido”, la cúpula de sombra comenzó a achicarse, reduciendo el espacio de movimiento para Zero, y en el proceso también los ataques se volvían más rápidos.
Sub Zero congeló el suelo bajo sus pies y salió propulsado formando algo similar a una ola de hielo que avanzó congelando y destrozando un fragmento de la cúpula, permitiéndole salir al exterior. Al instante tentáculos de sombras se formaron desde las paredes de la cúpula, destrozando el fragmento de hielo sobre el que se encontraba Sub Zero. Este comenzó a caer, siendo atacado por varios de los tentáculos en el proceso, los cuales congelaba hasta impactar con el suelo.
La cúpula se deshizo y Noob volvió a formarse como tal, se dirigió corriendo hacia Sub Zero, pero repentinamente su cuerpo se separó en dos, con el clon que iba delante aumentando la velocidad. Cuando impactó contra Sub Zero se congeló al instante, ya que este había generado un clon de hielo. El segundo Noob atravesó al primero que se deshizo en pedazos y comenzó un intercambio de golpes con Zero. Ambos frenaban cada golpe con maestría, Zero cargó sus puños con energía gélida, pero en el momento en que iba a impactar en la cabeza de Noob esta se partió a la mitad permitiendo que el brazo de Zero pasara sin tocarlo.
Noob se alejó un paso hacia atrás, y de su brazo salió una espada de sombras, mientras que Zero en respuesta formó una espada de hielo, ambos golpearon sus armas, que chirriaron como si fueran de metal.
Se mantuvieron frente a frente, no dispuestas a ser superados, hasta que una ráfaga de fuego azul se dirigió hacia Noob y este la esquivó convirtiéndose en un charco, volviendo a formarse a unos metros de distancia.
“¿Qué significa esto?”.
Una mujer hizo acto de presencia, con sus manos generando llamas azules a su alrededor.
“Sareena”, dice Sub Zero sorprendido, “¿qué haces aquí?”.
“He visto que estabas en problemas, y decidí darte una mano”.
“No necesitaba tu ayuda”, Zero seguía sosteniendo su espada, pero se notaba que estaba cansado, demasiados combates seguidos, y sus heridas previas estaban abriéndose nuevamente.
“Se nota”, Sareena dirigió su mirada hacia Noob, “eres totalmente distinto a cómo te recuerdo, pero aun así puedo reconocerte, tiempo sin verte, Sub Zero”.
“Ese no es mi nombre”.
“Claro, es el nombre de él”, Sareena señaló a Sub Zero, “me contó algunas cosas, me dijo que estabas muerto, pero suponía que eso no iba a ser tan simple. Quan Chi no lo hubiera permitido así, no siendo uno de los pocos que pudo derrotarlo”.
“¿Qué vienes a hacer aquí? ¿Por qué te entrometes, mujer muerta?”.
Sareena lo observó, e hizo una reverencia, “muchas gracias por haberme perdonado la vida”.
“Yo no soy esa persona”.
“Pues recibe mi agradecimiento de todas formas en su lugar. Sub Zero vio algo en mí que no es real, una humanidad que nunca he merecido ni aprovechado, y que hizo que no me matara. Debí haber muerto a manos de Shinnok para honrar esa decisión y no haberla manchado, pero heme aquí. Siendo algo que no soy”.
“No me importa nada de lo que dices”, Noob volvió a formar su espada de sombra, y Sareena y Sub Zero se prepararon generando fuego y hielo, pero una humareda se formó en el medio, y de repente la figura de Smoke estaba ante ellos.
“Suficiente”, dijo Smoke, “nos vamos, Noob, esto ya se ha extendido más allá de la cuenta”.
“Smoke” dice Sub Zero, “has recuperado tus habilidades, acaso…”.
“No”, dice Smoke sin expresar emociones, “sigo siendo una maquina”.
“Terminemos esto”, dice Noob, “la presencia de esa demonio no cambia nada”.
Smoke vuelve a dirigirse hacia Noob, “tenemos cosas más importantes que hacer. Sabes que no estaba de acuerdo con venir aquí en primer lugar”.
“No te metas en mi camino, yo te reactivé, sin mi seguirías siendo basura”.
“Y sin mí no tendrías tu ejército”.
Noob se queda frente a frente con Smoke, Sub Zero no sabe qué hacer ante la situación.
“De acuerdo…, por ahora”, dice Noob.
Smoke vuelve a dirigirse hacia Sub Zero, este no sabe que decir, pero solo le salen unas pocas palabras, “no se lleven a Frost”.
Smoke no dice nada, y se desvanece en humo, mientras que Noob también desaparece como una sombra que se va reduciendo con la luz. Los onis que quedaban en pie comienzan a hacer ruidos extraños, y caen muertos al suelo, con las maquinas conectadas a sus cuerpos comenzando a chispear o directamente apagándose.
Sareena se acerca a uno de ellos, y se arrodilla, apoyando su pecho sobre el cuerpo muerto y frio. Tan similar y tan distinto a la vez.
“Gracias, Sareena”, dice Sub Zero, “pero no entiendo porque estás aquí”.
Sareena se para, se pasa el brazo por el rostro y se da vuelta, Sub Zero cree notar que le han caído lágrimas, pero la expresión de la mujer parece más desafiante que otra cosa, “pensé en ir hacia tu hogar como me ofreciste, pero después razoné que sería sospechoso verme llegar sola, y preferí quedarme con la libertad, aunque aún no la entienda. Eventualmente el objeto que me diste se deshizo, y deje de tener una opción”.
“Los portales entre reinos no pueden abrirse, la culpa es del Rey Dragón, lamento que haya sido así”.
“Yo no”.
“Hubieras sido bien recibida”.
“No puedes asegurarlo. Estos dos años han sido… interesantes. Me han dado mucho para pensar”, Sub Zero dirige su atención a Frost, nuevamente convertida en una estatua de hielo, aunque distinta a la de la otra vez, “tu alumna, veo que las cosas se complicaron”.
Sub Zero pone su mano sobre el hielo, “aun creo que hay una oportunidad para ella, cuando pueda volver la llevare con los Lin Kuei…, deberías venir conmigo”.
Sareena observa el Cielo, el cual está terminando de cambiar de manera imperceptible por eventos que suceden en otro lugar y un extraño haz de luz que se observa a la lejanía, “¿Por qué?”.
“Fuiste una aliada de mi hermano, y ahora lo fuiste para mí, en el Lin Kuei encontraras el hogar que no tienes aquí”.
“Un hogar… en estos años vi que eso es lo que los humanos tanto quieren en el fondo, pero no lo entiendo”.
“No sabría qué contestar”, ambos se quedan en silencio unos segundos.
“Aceptare tu ofrecimiento, pero debes recordar, Sub Zero, que sigo siendo un demonio. Mi apariencia y mi mente no son las que deberían ser, solo que de alguna forma mi alma no lo acepta aun. Deberás estar preparado para cuando lo entienda”.
Sub Zero no dice nada, piensa en su hermano y en lo que se ha transformado, y se pregunta que habrá sido de su alma. Sus pensamientos se frenan por una señal, una señal de su clan, los portales se han abierto nuevamente. No sabe los detalles, pero parece que todo ya ha terminado.
Este no es nuestro mundo, este es el mundo de Mortal Kombat, Batalla de los 6 reinos: “El engaño”, capitulo 24: “Hermanos”.
Continuara…
Avance: llegamos a la batalla final... de la temporada.
“Hora de morir, Gran Maestro”.
Sub Zero sintió el cuchillo atravesándolo, el metal era frio, pero no superaba el que él podía generar. Frost se dio cuenta que solo había llegado a cortar la piel de su antiguo maestro, ya que el cuchillo había chocado con el hielo que Sub Zero estaba generando dentro de su propio cuerpo.
“Suficiente, Frost”, Sub Zero dio un golpe con su palma, arrojando a la chica hacia atrás. Soltó el cuchillo, que cayó al suelo, solo la punta tenía una leve cantidad de sangre, “¿Cuál es tu objetivo esta vez?, sabes que el Medallón del Dragón es mucho para ti, ¿acaso quieres probar tomando la armadura que porto?”.
Frost se puso en posición de guardia, y empezó a generar poder Kori, pero sabía que no iba a ser suficiente, “no, quiero que el Lin Kuei pague todo lo que me hicieron”.
“He estado intentando limpiar los pecados que mi clan cumplió. Matarme no ayudaría a eso. Posiblemente sin mí los Lin Kueis volverían a ser lo que eran antes. No me sorprende que en mi ausencia ya estén rompiendo muchas de las reglas que impuse”.
Sub Zero no estaba en posición de guardia, Frost estaba furiosa por eso, “eres como los demás, te quedas aquí, perdiendo el tiempo con el pasado aun sabiendo que sin ti tu clan caerá en la decadencia”.
“Algo está evitando que pueda abrir un portal al Earthrealm, sino ya me hubiera marchado. Sé que me odias, pero si quieres construir algo, aun tienes la oportunidad de volver conmigo. No tiene sentido seguir esta pelea, y lo sabes, no puedes vencerme”.
Frost sonrió.
En ese momento la Tierra comenzó a temblar y diferentes seres salieron. Horribles, distorsionados, amorfos.
Eran onis, pero tenían fragmentos metálicos, enormes maquinas, y motores incrustados en distintas partes de su cuerpo. Se quedaron mirando a Sub Zero con ojos que al mismo tiempo parecían perdidos o totalmente centrados en su persona. El sonido chirriante del metal, el aceite y los motores resonaba.
“¿Qué son estas cosas?”.
En lo alto de una colina dos figuras se forman, una de humo y la otra de sombras, Sub Zero queda sorprendido.
“¿Smoke?” dice, aunque no está seguro de que está viendo. El casco es similar a como lo había visto la última vez, modificado con unos cuernos que sobresalen, sin las rastas, con ojos rojos brillantes, y otras partes retiradas. El resto del cuerpo sin embargo se ve muy distinto a como lo recordaba, como si fuera un contenedor transparente lleno de humo. Detalles de las piernas y los brazos dejan en claro los reconocibles efectos de la cybernetización a la que los Lin Kueis lo habían sometido, “estas vivo…, tantos años…, pensé que habrías sido destruido por Sektor, otros Lin Kueis, o por las tropas de Kanh…, no sabía nada de ti, y no hubo forma de rastrearte en todo el Earthrealm”.
Smoke lo observaba, pero cuando habló se dirigió hacia Noob, que estaba a su lado, “hazlo rápido, ya sabes que preferiría no tener nada que ver con todo esto”.
La sombra se desapareció al instante, y de repente como una brea se formó al lado de Frost.
“Has demostrado determinación, la nueva Hermandad de las Sombras te dará un buen uso”.
Con su mano tocó el pecho de Frost y al instante la oscuridad empezó a crecer como venas negras latiendo debajo de su piel.
“¿Qué es esto?, no era lo acordado”, la chica comenzó a gritar del dolor.
“Serás más útil de esta forma”.
“Detente, Noob Saibot” gritó Sub Zero y comenzó a correr hacia donde estaban, los onis se movieron para detenerlo, ruidos mecánicos y chispeos acompañaban cada movimiento que hacían. Sub Zero sin embargo formó una espada de hielo y al instante cortó a varios en pedazos. Uno de ellos logró agarrarlo pero en ese momento se dio cuenta que lo que tenía era solamente un clon de hielo. El oni se congeló al instante, con su cuerpo deforme cayendo al suelo y partiéndose en miles de pedazos. Cuando Sub Zero llegó hasta Noob, listo con su espada, un gigantesco escudo de sombra lo frenó completamente.
“Ya no uso el nombre Saibot, su significado ya no intercede en mí, ya que soy mi propio amo”, el frio comenzó a congelar el escudo de sombra, pero con un movimiento de Noob todo el escudo explotó, arrojando a Sub Zero hacia atrás, “no puedes detener este proceso, pero si la chica es fuerte, sobrevivirá”.
Sub Zero seguía en el suelo, pero apoyó su mano en el piso y una línea de hielo se fue formando en el camino en dirección a Frost. Al tocar su cuerpo la congeló totalmente, expandiéndose como un gran bloque de hielo. El brazo de Noob quedó atrapado en el mismo y el hielo comenzó a expandirse por su hombro. Con un rápido movimiento de su otra mano, Noob cortó el brazo, que se regeneró al instante. El brazo cortado se deshizo dentro del hielo, dejando solo a Frost. Aunque su rostro seguía horrorizado, las venas oscuras ya no se notaban debajo de su piel.
“Impresionante”, dijo Noob, palpando el hielo, “realmente ni en mis mejores momentos hubiera podido hacer algo así”.
Sub Zero se había parado, y volvía a levantar su arma. Los onis que seguían vivos, algunos desmembrados o mutilados, lo observaban sin avanzar.
“Pese a esto, no eres rival para mí”, dijo Noob, “pero no tengo interés en pelear, y Smoke también preferiría que no lo haga. Tengo una oferta para hacerte”.
“Sea lo que sea no lo aceptare”.
La expresión de Noob no había cambiado, pero se podía notar que había algo de decepción en ella. Levantó las manos, y un montón de copias suyas se fueron formando alrededor del lugar, “Quan Chi y Shinnok me transformaron en esto que soy ahora, y te ofrezco lo mismo. No sé si Frost hubiera soportado este poder, pero sé que tú sí. Ahora no sirvo a nadie, La Hermandad de las Sombras hará lo que haga falta bajo mi control. No solo te ofrezco poder, te ofrezco el mundo, todos los Reinos, a nuestra merced”.
“¿Smoke, por qué te has unido a él?”, Smoke miró a Sub Zero, pero no dijo nada, “sea lo que sea que te ofreció, con los Lin Kueis podemos ayudarte. Cyrax forma parte de los Special Forces, ha recuperado su alma y sus recuerdos completamente, y sé que está cada vez más cerca de volver a ser humano. Podemos ayudarte a conseguir lo mismo”.
“Él no te contestara”, dijo Noob, “ya ha perdido el deseo de recuperar su humanidad perdida, pero si lo que más quieres es ayudarlo, uniéndotenos lo harás. Sé que dije que no quiero enfrentarte, pero eres muy peligroso para dejarte vivo, y Smoke también está de acuerdo con eso”.
“Bien, dices que eres más poderoso que yo, veámoslo”, cada una de las copias de Noob se congelaron en ese momento, el propio aire se enfriaba y comenzó a nevar copiosamente hasta el punto de volverse una tormenta. Sub Zero se preparó para avanzar hacia su enemigo.
“No puedes superarme, Kuai”, dijo Noob, y Sub Zero se quedó completamente quieto.
“¿Qué acabas de decir?”.
“Dije que no puedes superarme, Kuai”.
“No puedes superarme, Kuai”.
“No puedes superarme, Kuai”.
“No puedes superarme, Kuai”.
Kuai Liang corría intentando agarrar a su hermano, Bi Han.
“No puedes superarme, Kuai”, pero no era el objetivo de Kuai hacerlo, él quería mucho a su hermano, quería igualarlo, ser como él. Todavía le faltaba mucho, había sido poco tiempo desde sus primeros pasos, mientras que Bi Han ya se estaba planteando como ser un adulto, ayudar a la aldea, mejorar las cosas.
Kuai rodeó una roca, y se dio cuenta que su hermano ya no estaba, eso lo sorprendió. Pero no fue más que unos pocos segundos y Bi Han se le arrojó encima, se había subido a la roca.
“Ahora yo te tengo a ti”, ambos hermanos rodaron por el piso riéndose, todo iba bien.
Y entonces todo fue mal.
Su madre gritó, un grito horrible. Ambos se quedaron paralizados y fueron hacia la casa. Les habían dicho que hoy tenían que irse lejos. Kuai Liang no entendia mucho de las cosas, Bi Han un poco sí. Hoy nacería un tercer hermano. Su padre estaba en la casa. No lo veían muy seguido. Bi Han no lo quería, y se negaba a llamarlo así. A veces se lo llevaba para entrenarlo, después de eso Bi Han estaba raro por unos días, callado y cerrado en sus pensamientos. Madre tampoco lo quería, le tenía miedo. Las pocas veces que bajaban al pueblo nadie hacia comentarios al respecto, todos sabían quién era y lo que menos querían hacer era enfadarlo.
Ambos hermanos se acercaron a la casa, el corazón les latía a mil. Algo raro se sentía en el ambiente. Bi Han tragó saliva, sus sentidos no eran los de un niño de su edad, y entendia bastante más que su hermano la situación.
“Kuai, escóndete, iré a ver qué está pasando”, el muchacho avanzó, pero su hermano lo tomó del brazo, le estaban comenzando a caer lágrimas.
“No me dejes, Bi Han”, le dijo, “tengo miedo, algo no está bien”.
“Sera solo un momento, comprobare que todo esté bien y seguiremos con nuestro enfrentamiento…, ya verás que no podrás ganarme”, Bi Han realizó una sonrisa forzada, pero entonces la puerta de su hogar se abrió y ambos dirigieron la mirada hacia ese lugar.
La figura era imponente, era su padre, sin embargo el rostro no era como otras veces, estaba cansado. Se apoyó en el costado de la puerta, y tapó su rostro con su mano manchada de rojo, aun goteando.
“¿Por qué tuvo que ser una niña?”, dijo con resignación en la voz.
Desde donde estaban se llegaba a ver algo de lo que había adentro. Ambos hermanos gritaron, pero el grito de Bi Han fue de odio.
El niño salió propulsado hacia su padre, un aura gélida se formaba a su alrededor, las lágrimas que salían de sus ojos se congelaban en el aire y se rompían al estrellarse en el suelo. Sub Zero lo esquivó sin problemas y con el canto de la mano le dio en la nuca, dejándolo inconsciente. Kuai Liang rompió en llanto.
Sub Zero se le acercó, y le dio una patada en el estómago tirándolo al piso. Kuai Liang estaba entrando en shock por el dolor pero aun así no quedaba inconsciente. Sub Zero se arrodilló frente a su rostro.
“Tú y tu hermano ya no tienen nombre, ya no tienen familia, ya no tienen nada. Toda la vida que tuvieron hasta este momento ya no existe, ahora sirven al Lin Kuei. Tu hermano lo entiende de alguna forma. Tú lo harás tarde o temprano. Cuando yo muera, tu hermano tendrá el derecho de tomar mi nombre. Tú serás su sombra toda tu vida. Si él llega a morir sin descendencia, recién ahí tu tendrás derecho a un nombre” Kuai Liang no decía nada, “deja de llorar”, dijo Sub Zero, pero al no recibir respuesta lo repitió una y otra vez, cada vez más fuerte.
“Eso… ¿qué significa todo esto? ¿Cómo sabes ese nombre?”, dijo Sub Zero en el presente.
“Ni siquiera lo recordabas, ¿verdad? Eras realmente muy pequeño”.
“Tu…, no puedes ser el, Scorpion te mató”.
“Y la Hermandad de las Sombras me permitió nacer de nuevo. Una mejora con respecto al proceso que habían hecho con Hanzo Hasashi. A diferencia de él yo si estoy vivo. No puedo decir que realmente sea tu hermano, partes de lo que fui siguen muertas, pero eso tampoco tiene relación con estar aquí. No te busqué por una cuestión de familia. Eres un guerrero poderoso, con un potencial como el mío, capaz más grande. Nimiedades como sentimientos y emociones quedaron atrás cuando yo renací, pero si tú lo deseas puedes conservarlas sin que eso impida pasar por el mismo procedimiento”.
Sub Zero observa a Noob, perdido en las palabras que escuchó de él, pero finalmente responde, “tú me diste mi nombre”.
Noob se queda extrañado, “¿de qué hablas?”.
“Antes de que murieras, y yo fuera Sub Zero, tú me permitiste tener un nombre…, Tundra, ¿lo recuerdas?”, Noob se queda callado, “el consejo no estuvo de acuerdo, era algo que jamás se había hecho, aunque nuestro padre no había sido el primer Sub Zero en tener varios hijos. Hijos que nunca habían exigido cambiar esas costumbres. Pero tú eras uno de los guerreros más grandes del clan y lo permitieron”.
“No tiene relación con esto”.
“Dijiste que ya no usas el nombre Saibot. No sé qué significa exactamente, pero es algo que no quieres que te represente y por eso lo has abandonado. Podrías haberme hablado de muchas formas para hacerme recordar, para revelar tu identidad, pero elegiste llamarme por mi verdadero nombre, Kuai…”, Sub Zero toma su tiempo para decirlo, ya que no lo recordaba hasta hace un momento, “Kuai Liang”.
Noob lo observa, “le estas dando importancia a lo que no corresponde”.
“Creo que hay una parte de Bi Han en ti aun por más que lo niegues”, Sub Zero se pone en posición de guardia, “y hare lo que haga falta para recuperarlo”.
Noob lo observa unos segundos en que no sucede nada, y entonces estalla, con su cuerpo como brea cubriendo el cielo sobre Sub Zero como una gigantesca cúpula. Picos de sombras van saliendo de los muros como gigantescas estalactitas oscuras, atacando a Zero. Aun en la oscuridad este los esquiva, en varias situaciones congelándolos y rompiéndolos antes de que lleguen a él. Algunos igualmente le impactan en el momento en que intenta esquivarlos, generándole cortes, algunos relativamente profundos.
“Debí suponer que sería una pérdida de tiempo el venir aquí”, dice Noob, con su voz escuchándose como si viniera de otro lado, “pero no importa, esto será rápido”, la cúpula de sombra comenzó a achicarse, reduciendo el espacio de movimiento para Zero, y en el proceso también los ataques se volvían más rápidos.
Sub Zero congeló el suelo bajo sus pies y salió propulsado formando algo similar a una ola de hielo que avanzó congelando y destrozando un fragmento de la cúpula, permitiéndole salir al exterior. Al instante tentáculos de sombras se formaron desde las paredes de la cúpula, destrozando el fragmento de hielo sobre el que se encontraba Sub Zero. Este comenzó a caer, siendo atacado por varios de los tentáculos en el proceso, los cuales congelaba hasta impactar con el suelo.
La cúpula se deshizo y Noob volvió a formarse como tal, se dirigió corriendo hacia Sub Zero, pero repentinamente su cuerpo se separó en dos, con el clon que iba delante aumentando la velocidad. Cuando impactó contra Sub Zero se congeló al instante, ya que este había generado un clon de hielo. El segundo Noob atravesó al primero que se deshizo en pedazos y comenzó un intercambio de golpes con Zero. Ambos frenaban cada golpe con maestría, Zero cargó sus puños con energía gélida, pero en el momento en que iba a impactar en la cabeza de Noob esta se partió a la mitad permitiendo que el brazo de Zero pasara sin tocarlo.
Noob se alejó un paso hacia atrás, y de su brazo salió una espada de sombras, mientras que Zero en respuesta formó una espada de hielo, ambos golpearon sus armas, que chirriaron como si fueran de metal.
Se mantuvieron frente a frente, no dispuestas a ser superados, hasta que una ráfaga de fuego azul se dirigió hacia Noob y este la esquivó convirtiéndose en un charco, volviendo a formarse a unos metros de distancia.
“¿Qué significa esto?”.
Una mujer hizo acto de presencia, con sus manos generando llamas azules a su alrededor.
“Sareena”, dice Sub Zero sorprendido, “¿qué haces aquí?”.
“He visto que estabas en problemas, y decidí darte una mano”.
“No necesitaba tu ayuda”, Zero seguía sosteniendo su espada, pero se notaba que estaba cansado, demasiados combates seguidos, y sus heridas previas estaban abriéndose nuevamente.
“Se nota”, Sareena dirigió su mirada hacia Noob, “eres totalmente distinto a cómo te recuerdo, pero aun así puedo reconocerte, tiempo sin verte, Sub Zero”.
“Ese no es mi nombre”.
“Claro, es el nombre de él”, Sareena señaló a Sub Zero, “me contó algunas cosas, me dijo que estabas muerto, pero suponía que eso no iba a ser tan simple. Quan Chi no lo hubiera permitido así, no siendo uno de los pocos que pudo derrotarlo”.
“¿Qué vienes a hacer aquí? ¿Por qué te entrometes, mujer muerta?”.
Sareena lo observó, e hizo una reverencia, “muchas gracias por haberme perdonado la vida”.
“Yo no soy esa persona”.
“Pues recibe mi agradecimiento de todas formas en su lugar. Sub Zero vio algo en mí que no es real, una humanidad que nunca he merecido ni aprovechado, y que hizo que no me matara. Debí haber muerto a manos de Shinnok para honrar esa decisión y no haberla manchado, pero heme aquí. Siendo algo que no soy”.
“No me importa nada de lo que dices”, Noob volvió a formar su espada de sombra, y Sareena y Sub Zero se prepararon generando fuego y hielo, pero una humareda se formó en el medio, y de repente la figura de Smoke estaba ante ellos.
“Suficiente”, dijo Smoke, “nos vamos, Noob, esto ya se ha extendido más allá de la cuenta”.
“Smoke” dice Sub Zero, “has recuperado tus habilidades, acaso…”.
“No”, dice Smoke sin expresar emociones, “sigo siendo una maquina”.
“Terminemos esto”, dice Noob, “la presencia de esa demonio no cambia nada”.
Smoke vuelve a dirigirse hacia Noob, “tenemos cosas más importantes que hacer. Sabes que no estaba de acuerdo con venir aquí en primer lugar”.
“No te metas en mi camino, yo te reactivé, sin mi seguirías siendo basura”.
“Y sin mí no tendrías tu ejército”.
Noob se queda frente a frente con Smoke, Sub Zero no sabe qué hacer ante la situación.
“De acuerdo…, por ahora”, dice Noob.
Smoke vuelve a dirigirse hacia Sub Zero, este no sabe que decir, pero solo le salen unas pocas palabras, “no se lleven a Frost”.
Smoke no dice nada, y se desvanece en humo, mientras que Noob también desaparece como una sombra que se va reduciendo con la luz. Los onis que quedaban en pie comienzan a hacer ruidos extraños, y caen muertos al suelo, con las maquinas conectadas a sus cuerpos comenzando a chispear o directamente apagándose.
Sareena se acerca a uno de ellos, y se arrodilla, apoyando su pecho sobre el cuerpo muerto y frio. Tan similar y tan distinto a la vez.
“Gracias, Sareena”, dice Sub Zero, “pero no entiendo porque estás aquí”.
Sareena se para, se pasa el brazo por el rostro y se da vuelta, Sub Zero cree notar que le han caído lágrimas, pero la expresión de la mujer parece más desafiante que otra cosa, “pensé en ir hacia tu hogar como me ofreciste, pero después razoné que sería sospechoso verme llegar sola, y preferí quedarme con la libertad, aunque aún no la entienda. Eventualmente el objeto que me diste se deshizo, y deje de tener una opción”.
“Los portales entre reinos no pueden abrirse, la culpa es del Rey Dragón, lamento que haya sido así”.
“Yo no”.
“Hubieras sido bien recibida”.
“No puedes asegurarlo. Estos dos años han sido… interesantes. Me han dado mucho para pensar”, Sub Zero dirige su atención a Frost, nuevamente convertida en una estatua de hielo, aunque distinta a la de la otra vez, “tu alumna, veo que las cosas se complicaron”.
Sub Zero pone su mano sobre el hielo, “aun creo que hay una oportunidad para ella, cuando pueda volver la llevare con los Lin Kuei…, deberías venir conmigo”.
Sareena observa el Cielo, el cual está terminando de cambiar de manera imperceptible por eventos que suceden en otro lugar y un extraño haz de luz que se observa a la lejanía, “¿Por qué?”.
“Fuiste una aliada de mi hermano, y ahora lo fuiste para mí, en el Lin Kuei encontraras el hogar que no tienes aquí”.
“Un hogar… en estos años vi que eso es lo que los humanos tanto quieren en el fondo, pero no lo entiendo”.
“No sabría qué contestar”, ambos se quedan en silencio unos segundos.
“Aceptare tu ofrecimiento, pero debes recordar, Sub Zero, que sigo siendo un demonio. Mi apariencia y mi mente no son las que deberían ser, solo que de alguna forma mi alma no lo acepta aun. Deberás estar preparado para cuando lo entienda”.
Sub Zero no dice nada, piensa en su hermano y en lo que se ha transformado, y se pregunta que habrá sido de su alma. Sus pensamientos se frenan por una señal, una señal de su clan, los portales se han abierto nuevamente. No sabe los detalles, pero parece que todo ya ha terminado.
Este no es nuestro mundo, este es el mundo de Mortal Kombat, Batalla de los 6 reinos: “El engaño”, capitulo 24: “Hermanos”.
Continuara…
Avance: llegamos a la batalla final... de la temporada.
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Re: Batalla de los 6 reinos: Engaño, capitulo 24
Interesante que Noob abandone la parte de "Saibot", me pregunto si tiene un significado mas profundo o solo es Error haciendo cosas. Seguro la segunda (?
Y la verdad no recuerdo si esto pasa en Unchained, creo que no, y eso hace que me cope mas el capitulo. Ciertas libertades que tocaron temas mas interesantes. De los capitulos mas interesantes (quiza el mas interesante) de la temporada y una relacion que pocas veces se explora. Me gusto toda la interaccion entre hermanos, y Noob se sintio mucho mas humano de lo que realmente suelen escribirlo en la mayoria de las cosas (fanmade u oficiales). No recuerdo el background de Sareena con Kuai Liang, si es algo de la historia o si posta pasa en MK, pero me gusto todo el conglomerado de Sareena, Kuai Liang, Bi-Han y Smoke (Y Frost ahi en el fondo xd).
Y la verdad no recuerdo si esto pasa en Unchained, creo que no, y eso hace que me cope mas el capitulo. Ciertas libertades que tocaron temas mas interesantes. De los capitulos mas interesantes (quiza el mas interesante) de la temporada y una relacion que pocas veces se explora. Me gusto toda la interaccion entre hermanos, y Noob se sintio mucho mas humano de lo que realmente suelen escribirlo en la mayoria de las cosas (fanmade u oficiales). No recuerdo el background de Sareena con Kuai Liang, si es algo de la historia o si posta pasa en MK, pero me gusto todo el conglomerado de Sareena, Kuai Liang, Bi-Han y Smoke (Y Frost ahi en el fondo xd).
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Re: Batalla de los 6 reinos: Engaño, capitulo 24
He estado charlando con unos amigos en general de MK y eso me insta mucho a ponerme a escribir. También ayuda un toque que el capitulo anterior fue realmente difícil de cerrar en mi cabeza, ahora ya entramos en un modo un toque mas tranqui. Como dije antes, van a ser seguramente 2 capítulos mas además de este y terminamos la temporada. El ultimo capaz me quede muy enorme, pero bueno, ya veremos. Este capitulo tiene un problemon grande que es que me olvidé cosas que iban a pasar y estoy rellenando de formas extrañas jaja.
Las luces de las maquinas titilan espaciadamente, mientras el ruido de líquidos goteando, engranajes que crujen y chirridos leves resuena. Toda la gigantesca maquinaria resalta en las paredes oscuras de la sala, que no se diferencian a las de un calabozo. Los médicos se preparan para encender la maquina nuevamente, electrificando a su paciente. Es la tercera vez que lo hacen en el día, así que con eso habrán agotado la energía disponible y tendrán que esperar una semana para volver a intentar. Ya van más de dos años desde que se comenzó el procedimiento, no esperan que esta vez sea diferente.
El cuerpo se mueve por la electricidad que lo recorre, es un espectáculo extraño, pero ya todos están acostumbrados. Antes de llegar al minuto, una chispa salta en la máquina y eventualmente la misma se apaga junto con la escasa luz de la habitación. Las luces de emergencia se activan, con una tonalidad rojiza. Uno de los médicos revisa los signos vitales, no hay cambios. Al menos no lo han matado. Saben que si eso pasara sus cabezas serían las siguientes en rodar.
“Bien”, el medico principal se saca el barbijo, “hemos terminado por hoy, daré el informe correspondiente. León ha hecho unas recomendaciones que creo que podríamos implementar para la semana siguiente, pero las discutiremos mañana cuando tengamos los resultados finales de hoy. Eso es todo”.
Todos notan entonces que un sonido al que ya estaban acostumbrados se detiene, el sudor cae por sus rostros viendo como el electrocardiograma no detecta señales. Pero es solo un momento y los valores vuelven.
Ninguno llega a suspirar.
El cuerpo se despierta con un grito de dolor que les estalla los tímpanos. Con un rápido movimiento de sus puños destroza la maquinaria a su alrededor, dos de los médicos son estrellados contra la pared como resultado, volviéndose pulpa. Los restantes intentan correr, pero el ser al que habían visto inconsciente por tanto tiempo se levanta, desconectándose de aquello que lo mantenía vivo hasta este momento. Con cada paso la tierra retumba, el techo mismo parece que pudiera caerse en cada momento, y uno a uno los médicos son destrozados. Solo queda una muchacha, a la que la bestia agarra de la cabeza con una de sus enormes manos, la chica comienza a llorar mientras se encuentra elevada en el aire.
Es en ese momento que el ser se frena y observa su cuerpo, “¿Qué significa esto?”, pregunta al notar que sus piernas no son las que recordaba, en vez de cuatro tiene dos, separadas del resto de su cuerpo por una profunda cicatriz.
Una puerta se abre y dos figuras ingresan, una de ellas es el rey de los Shokans, Goro, pero la que más le importa es la otra.
“Veo que has despertado, Motaro”, dice la figura, “lamento que sea tan repentino este cambio para ti, pero fue necesario para permitirte recuperarte. Ha pasado tiempo, y hay mucho de qué hablar”.
Solo se escuchan los gimoteos de la chica, que se frenan cuando Motaro cierra su mano, aplastando su cráneo como una fruta podrida, “si, mi amo”.
Este no es nuestro mundo, este es el mundo de:
Mortal Kombat, Batalla de los 6 reinos, “El Engaño”, capitulo 25: “El comienzo del fin, Parte 1”.
Li Mei avanzaba por la fortaleza, se había separado de los demás en medio del caos. Algo la llamaba, Borraicho le había gritado pero estaba ocupado enfrentándose a unos soldados. La chica sentía que no quería seguir este camino, pero aun así una fuerza interna la instaba a continuar. Lo peor de todo es que estaba sola, los pasillos que recorría no tenían ninguna otra persona.
“Li Mei”.
Se dio vuelta con sus sais levantados al escuchar la voz, pero se sorprendió rotundamente al hacerlo “no puede ser”.
Nightwolf, Borraicho y Jade se enfrentaban a los soldados, el caos que habían generado instó a que los Tarkatas también pudieran ingresar a la fortaleza. Eso había causado que sus enemigos no pudieran centrarse tanto en ellos pero tampoco hacia fácil las cosas. A lo lejos ya se escuchaban las pisadas de los antiguos soldados del Rey Dragón.
“Maldición, debo ir a buscar a Li Mei”, dijo Borraicho, “la forma en la que se fue no es normal”, vomitó sobre varios Tarkatas que se habían acumulado a su alrededor, posiblemente pensando que su gordura implicaba debilidad, sus gritos afectados por el ácido eran horribles.
Nightwolf y Jade se acercaron a él, “ve”, habló Jade, “intentaremos cubrirte”.
El cuerpo de Jade comenzó a arder, su velocidad aumentó y comenzó a destrozar a varios soldados y Tarkatas con rápidos golpes de su jabalina, Borraicho aprovechó la situación para alejarse. Nightwolf intentaba mantener el ritmo pero se dio cuenta que se estaba cansando rápidamente, su invulnerabilidad temporal no era tan versátil como la de Jade, ya que le limitaba sus movimientos. Sentía que el lobo en su interior quería salir, pero no sabía si tendría el control suficiente para liberarlo.
Arrojó una flecha espiritual contra un enemigo. La misma se partió en pedazos sin hacerle nada. Era un soldado del Rey Dragón, la pelea estaba por complicarse.
Scorpion y Kenshi rebanaban a los sacerdotes que los atacaban. En un momento uno estuvo a punto de agarrar a Scorpion por la espalda, pero la espada de Kenshi movida mediante telequinesis le rebanó la cabeza.
“Lindo truco”.
“Me lo enseñó alguien con una actitud parecida a la tuya”.
Scorpion notó que varios sacerdotes se acercaron a Shujinko. El monje lograba esquivarlos pero sus golpes no impactaban contra ellos. Se podía notar que no querían matarlo, sabían que tenía el Kamidogu, pero no estaban preparados para enfrentarse a un oponente al que tenían que manejar con cuidado.
Scorpion se teletransportó cerca de él y arrojó una ráfaga de fuego desde su espada que quemó completamente a los sacerdotes. Shujinko no decía nada pero claramente se sentía una carga en ese momento.
Scorpion sabía que tenía que deshacerse del principal, el tal Blestang, si quería llevarse a Shujinko, de alguna forma evitaba que pudiera teletransportarse fuera de una zona reducida.
Apareció por detrás del susodicho y realizó un espadazo, pero un gigantesco muro hecho con la sangre de los cadáveres que llenaban el suelo se irguió frenándolo. Blestang ni siquiera le dirigió la mirada. Scorpion intentó teletransportarse y realizar el ataque desde otra dirección, pero el muro se formaba donde sea que lo intentara al instante.
“Shujinko” dijo Kenshi, sorprendiendo al monje, “no sé qué relación tienes con todo esto y porque es que tu edad no concuerda con la que debería, pero cúbreme”.
Shujinko se acercó a Kenshi, de alguna forma eso causó que los sacerdotes que atacaban al guerrero no supieran cómo reaccionar. Más allá de sus garras de sangre no parecían ser tan habilidosos. Kenshi usó su telequinesis para dirigir su espada hacia Blestang. El sacerdote se dio cuenta y se preparó para dividir su muro de sangre para resistir el ataque de Scorpion al mismo tiempo que el de Kenshi, y en lo posible retener su espada.
En el momento en que el muro estaba por detener la espada, la misma cambió de dirección a una velocidad inesperada, rodeando el muro. Blestang decidió también mover la estructura, pero la espada volvió a cambiar de dirección. El mínimo burbujeo que la sangre generaba era suficiente para que Kenshi escuchara donde se reformaba el muro, y su mente era más rápida. En un punto Blestang dirigió su atención a frenar los ataques de Scorpion y ya que no tenía tanta sangre a su disposición condensó la que le quedaba en un largo hilo para tomar el arma por el mango. La sangre se evaporó al momento de tocarlo.
“Solo yo puedo tomar mi espada, idiota”, dijo Kenshi.
La espada de Kenshi ingresó al cuerpo de Blestang a la altura de una de sus cuencas oculares, destrozándole el ojo. Con un movimiento de las manos, la espada giró hacia abajo y comenzó a incrustarse en el cuerpo. Cuando solo el mango y una pequeña parte del filo seguían sobresaliendo, la espada dio un giro completo. El cuerpo de Blestang se partió en un corte sagital hasta la altura de la cintura, y cayó arrodillado al suelo mientras el arma seguía en el aire. De un rápido movimiento por orden de Kenshi, la espada se limpió completamente de la sangre, que quedo esparcida en las paredes, y se veía impoluta como antes.
Los sacerdotes se quedaron paralizados ante la situación, como intentando ver que hacer.
Scorpion se teletransportó al lado de Shujinko y Kenshi.
“Hacemos buen equipo”, dijo Kenshi.
Scorpion notó que algo había cambiado y no iba a desaprovecharlo, “capaz en otra vida”, y tomando a Shujinko del hombro, se teletransportó con él.
Kenshi se preparó para que alguno de los sacerdotes que quedaban intentara atacarlo, pero tampoco sentía que estuvieran muy motivados. Entonces la voz de Blestang lo sacó de sus pensamientos.
“Malditos inútiles”, a duras penas se entendia debido a que su rostro estaba dividido en dos, y con cada movimiento sangre y bilis salía a borbotes, “son todos unos imbéciles, ahora el Kamidogu se ha ido, y es su culpa”.
El cuerpo de Blestang se siguió separando, con sus órganos y sangre cayendo por el suelo. Kenshi sentía ruidos extraños que no podía precisar que eran. Si hubiera podido ver notaria que era porque los músculos y la piel de Blestang estaban expandiéndose, absorbiendo los cuerpos muertos, convirtiéndose en una horrible masa de órganos, dientes, y ojos que avanzaba rápidamente.
“Ahora tendré que limpiar este desastre”, la voz salió de varias bocas al mismo tiempo, dando un desagradable efecto estéreo, “e ir a buscar a ese maldito Shujinko”.
Los demás sacerdotes se arrodillaron en reverencia, y empezaron a ser consumidos a medida que la masa de carne avanzaba.
“Demonios”, dijo Kenshi.
Li Mei no entendia, “¿hermano? No puede ser, Shang Tsung me dijo que moriste durante la invasión de nuestro pueblo”.
Quien se encontraba de frente a la chica era su hermano Fao Mei, al que nunca pensó volver a ver.
“Te mintió, La Alianza Mortal vio potencial en mi como guerrero y me dejaron separado del resto. Recién pude escapar ahora gracias a lo que está pasando afuera”.
Li Mei seguía en posición de guardia, observó a su hermano y notó las marcas que indicaban grilletes en su cuello, muñecas y tobillos, su ropa desgarrada y distintas marcas y cortes que surcaban su cuerpo. Bajó sus armas.
“Me alegro de verte, hermano. La fortaleza está en poder del Rey Dragón, debemos derrotarlo, sígueme”.
Li Mei se dio la vuelta pero antes de dar un paso, volvió a darse vuelta con sus sais levantadas y frenó el ataque. La sorpresa le llegó al ver que el brazo izquierdo de su supuesto hermano se había transformado en una gigantesca garra y que el ojo del mismo lado había tomado un tono reptilesco mientras numerosas escamas comenzaban a emerger de su piel.
“¿Esa es forma de recibir a tu hermano? Ni siquiera un abrazo”.
Li Mei dio un salto hacia atrás, “sabía que no tenía sentido, las heridas en tu pecho son recientes, y por el ángulo, noto que fueron auto infringidas”.
Fao Mei se palpó en el pecho al escuchar eso, “ups, no pensé que fuera tan obvio”, los cortes en cuestión comenzaban a regenerarse.
“¿Quién eres? ¿Cómo te atreves a imitarlo?”.
Fao Mei rio, “no imito a nadie, soy tu hermano, Li Mei, aquel que te entrenó en secreto durante tanto tiempo en contra de los deseos de nuestro padre”.
“Eso no puede ser verdad, eres alguna clase de monstruo, una bestia”.
“Capaz si lo sea”, Fao Mei comenzó a reír, “La Alianza Mortal me dejó con vida porque querían ver hasta qué punto llegaba tu potencial. Si tu alma resultaba útil para ser aplicada a los soldados del Rey Dragón, muy posiblemente la mía también, pero no tuvieron la oportunidad de comprobarlo. Permanecí encerrado hasta que Onaga me encontró y vio que era fuerte, le juré lealtad y me sacó de las mazmorras. Pero no me hizo lo mismo que a ti, no quiso hacerlo, solo me sometió a un procedimiento incompleto. Me dijo que mi transformación se finalizara una vez que te venza”.
“Mi hermano nunca me atacaría…”.
“¿Crees que los entrenamientos que teníamos eran por ti? Padre nunca hubiera dejado que usaras tus habilidades para algo, pero si yo entrenaba contigo podía aprovecharme y mejorar también… aun así me superabas, pero no te dabas cuenta, y ahora te niegas a aprovechar el regalo que has recibido, todo el poder que llevas dentro de ti”.
“No”, gritó Li Mei, “lo que tengo es una maldición, no puedes considerarlo algo bueno”.
“El Rey Dragón le devolverá al Outworld la gloria que supo tener en el pasado, nunca más algo como el Emperador o la Alianza Mortal dañara a nadie como lo hicieron con nosotros. No te resistas, hermana mía, déjame obtener lo que deseo”.
Fao Mei se lanzó al ataque, y mientras Li Mei lo veía acercarse, sentía que algo dentro de ella quería salir.
Los soldados del Rey Dragón eran impasibles, inamovibles, gigantescos bloques con vida, si es que se le podía llamar vida lo que tenían. Sus movimientos eran restringidos pero los ataques de los Tarkatas no les hacían prácticamente nada. Jade había logrado destruir a uno pero había sido con mucha dificultad.
“Debemos huir, aprovechemos que el resto de los soldados están aprovechando su llegada para descansar”.
“No”, le contestó Nightwolf, “la única dirección por la que podríamos escapar es hacia el exterior, pero no nos seguirán, saben que Shujinko ya está dentro”.
Jade no sabía que decirle, capaz ella podría avanzar escondiéndose en las sombras, pero no veía a Nightwolf con la posibilidad de seguirla.
Entonces comenzaron a escucharse disparos. Un grupo de personas, todos humanos, ingresaba a la fortaleza con armas de fuego, acabando con los soldados comunes. Los del Rey Dragón no caían tan fácil.
“¿Hey, necesitas una ayuda?”, alguien le tendió la mano a Nightwolf.
“¿Kabal?” preguntó este.
“El mismo”, Nightwolf le dio la mano, y al instante Kabal comenzó a correr llevando a Nightwolf hacia adentro del lugar.
Frenó en un pasillo, el ruido de la puerta se escuchaba lejanamente, Nightwolf reconoció a Kira y Kobra allí. Jade gracias a su cuerpo con la temperatura elevada había logrado llegar también.
“Has venido a ayudarnos”, dice Nightwolf.
“No te lo creas, el Black Dragon tiene objetivos en el Outworld y Onaga es un problema para nosotros, solo es eso”, Kabal sabe que Nightwolf no le cree pero aun así se concentra en escuchar atentamente aprovechando las mejoras que le da su máscara, “debemos movernos, el resto de mis soldados no van a ingresar más, cuando vean que la situación se complique se marcharan, solo somos nosotros tres”.
“La fortaleza no difiere de las épocas de cuando Kanh era su gobernante, síganme, creo que se dónde encontraremos a Onaga”, dice Jade.
El grupo avanza, extrañamente no se encuentran con nadie, el ruido de la batalla lejana se va apagando.
“Debería haber soldados por aquí, no tiene sentido que haya enviado a todos al frente”, dice Nightwolf.
“Aun así conviene apurarse, mis hombres ya se habrán marchado. Son todos unas ratas pulgosas”, ante el comentario de Kabal, Kobra se ríe sonoramente, y su líder lo observa, a lo cual este se calla, “el grupo que teníamos antes era más confiable, ¿verdad, Nightwolf? Aunque tuviéramos dos policías y un actor”.
Nightwolf no dice nada, de repente un ruido de pisadas les llama la atención, y una figura aparece en el medio.
“No puede ser”, dice Jade, “Kitana”.
La guerrera solo está parada en el medio del pasillo, pero entonces comienza a correr. Jade la sigue. Al instante todos intentan alcanzarla, pero salvo por Kabal nadie puede mantener su velocidad.
“Jade, detente”, le grita Nightwolf, “tu dijiste que Mileena estaba reemplazando a Kitana”.
“Es la verdadera, lo sé, es la que vi junto a la Reina en Edenia”.
Nightwolf no podía discutir eso, al fin y al cabo, el jamás había visto a ninguna de las dos.
Eventualmente Kitana dobló e ingresó en una habitación.
Jade ingresó también, Kabal llegó a cruzar la puerta y esta se cerró automáticamente, dejando a Nightwolf, Kobra y Kira del lado de afuera.
“No reconozco este lugar” dijo Jade asombrada, la habitación era similar a un enorme calabozo, no tenía ventanas, en las paredes se veían personas encadenadas, algunas a duras penas estaban vivas, otras ya eran cadáveres con diferentes grados de putrefacción. Una llama verde enorme flameaba desde una depresión en el medio de la sala. Kitana estaba de espalda ante la misma así que solo se veía como una sombra.
“No me gusta esto, Jade, deberíamos volver”, dice Kabal preparando sus Hookswords.
Jade no le respondió, y volvió a llamar a Kitana, pero esta no contestaba. Entonces cuatro figuras cayeron desde arriba, y se pusieron a su lado. Los cinco entonces dirigieron su atención hacia Kabal y Jade.
“Hablando de antiguos grupos”.
Kitana, Kung Lao, Jonny Cage, Jaxson Briggs y Sonya Blade los miraban, pero sus ojos estaban completamente en blanco, y entonces atacaron.
Continuara…
Avance: Creo que cualquier cosa que diga seria un spoiler, así que ya se la saben (?)
Las luces de las maquinas titilan espaciadamente, mientras el ruido de líquidos goteando, engranajes que crujen y chirridos leves resuena. Toda la gigantesca maquinaria resalta en las paredes oscuras de la sala, que no se diferencian a las de un calabozo. Los médicos se preparan para encender la maquina nuevamente, electrificando a su paciente. Es la tercera vez que lo hacen en el día, así que con eso habrán agotado la energía disponible y tendrán que esperar una semana para volver a intentar. Ya van más de dos años desde que se comenzó el procedimiento, no esperan que esta vez sea diferente.
El cuerpo se mueve por la electricidad que lo recorre, es un espectáculo extraño, pero ya todos están acostumbrados. Antes de llegar al minuto, una chispa salta en la máquina y eventualmente la misma se apaga junto con la escasa luz de la habitación. Las luces de emergencia se activan, con una tonalidad rojiza. Uno de los médicos revisa los signos vitales, no hay cambios. Al menos no lo han matado. Saben que si eso pasara sus cabezas serían las siguientes en rodar.
“Bien”, el medico principal se saca el barbijo, “hemos terminado por hoy, daré el informe correspondiente. León ha hecho unas recomendaciones que creo que podríamos implementar para la semana siguiente, pero las discutiremos mañana cuando tengamos los resultados finales de hoy. Eso es todo”.
Todos notan entonces que un sonido al que ya estaban acostumbrados se detiene, el sudor cae por sus rostros viendo como el electrocardiograma no detecta señales. Pero es solo un momento y los valores vuelven.
Ninguno llega a suspirar.
El cuerpo se despierta con un grito de dolor que les estalla los tímpanos. Con un rápido movimiento de sus puños destroza la maquinaria a su alrededor, dos de los médicos son estrellados contra la pared como resultado, volviéndose pulpa. Los restantes intentan correr, pero el ser al que habían visto inconsciente por tanto tiempo se levanta, desconectándose de aquello que lo mantenía vivo hasta este momento. Con cada paso la tierra retumba, el techo mismo parece que pudiera caerse en cada momento, y uno a uno los médicos son destrozados. Solo queda una muchacha, a la que la bestia agarra de la cabeza con una de sus enormes manos, la chica comienza a llorar mientras se encuentra elevada en el aire.
Es en ese momento que el ser se frena y observa su cuerpo, “¿Qué significa esto?”, pregunta al notar que sus piernas no son las que recordaba, en vez de cuatro tiene dos, separadas del resto de su cuerpo por una profunda cicatriz.
Una puerta se abre y dos figuras ingresan, una de ellas es el rey de los Shokans, Goro, pero la que más le importa es la otra.
“Veo que has despertado, Motaro”, dice la figura, “lamento que sea tan repentino este cambio para ti, pero fue necesario para permitirte recuperarte. Ha pasado tiempo, y hay mucho de qué hablar”.
Solo se escuchan los gimoteos de la chica, que se frenan cuando Motaro cierra su mano, aplastando su cráneo como una fruta podrida, “si, mi amo”.
Este no es nuestro mundo, este es el mundo de:
Mortal Kombat, Batalla de los 6 reinos, “El Engaño”, capitulo 25: “El comienzo del fin, Parte 1”.
Li Mei avanzaba por la fortaleza, se había separado de los demás en medio del caos. Algo la llamaba, Borraicho le había gritado pero estaba ocupado enfrentándose a unos soldados. La chica sentía que no quería seguir este camino, pero aun así una fuerza interna la instaba a continuar. Lo peor de todo es que estaba sola, los pasillos que recorría no tenían ninguna otra persona.
“Li Mei”.
Se dio vuelta con sus sais levantados al escuchar la voz, pero se sorprendió rotundamente al hacerlo “no puede ser”.
Nightwolf, Borraicho y Jade se enfrentaban a los soldados, el caos que habían generado instó a que los Tarkatas también pudieran ingresar a la fortaleza. Eso había causado que sus enemigos no pudieran centrarse tanto en ellos pero tampoco hacia fácil las cosas. A lo lejos ya se escuchaban las pisadas de los antiguos soldados del Rey Dragón.
“Maldición, debo ir a buscar a Li Mei”, dijo Borraicho, “la forma en la que se fue no es normal”, vomitó sobre varios Tarkatas que se habían acumulado a su alrededor, posiblemente pensando que su gordura implicaba debilidad, sus gritos afectados por el ácido eran horribles.
Nightwolf y Jade se acercaron a él, “ve”, habló Jade, “intentaremos cubrirte”.
El cuerpo de Jade comenzó a arder, su velocidad aumentó y comenzó a destrozar a varios soldados y Tarkatas con rápidos golpes de su jabalina, Borraicho aprovechó la situación para alejarse. Nightwolf intentaba mantener el ritmo pero se dio cuenta que se estaba cansando rápidamente, su invulnerabilidad temporal no era tan versátil como la de Jade, ya que le limitaba sus movimientos. Sentía que el lobo en su interior quería salir, pero no sabía si tendría el control suficiente para liberarlo.
Arrojó una flecha espiritual contra un enemigo. La misma se partió en pedazos sin hacerle nada. Era un soldado del Rey Dragón, la pelea estaba por complicarse.
Scorpion y Kenshi rebanaban a los sacerdotes que los atacaban. En un momento uno estuvo a punto de agarrar a Scorpion por la espalda, pero la espada de Kenshi movida mediante telequinesis le rebanó la cabeza.
“Lindo truco”.
“Me lo enseñó alguien con una actitud parecida a la tuya”.
Scorpion notó que varios sacerdotes se acercaron a Shujinko. El monje lograba esquivarlos pero sus golpes no impactaban contra ellos. Se podía notar que no querían matarlo, sabían que tenía el Kamidogu, pero no estaban preparados para enfrentarse a un oponente al que tenían que manejar con cuidado.
Scorpion se teletransportó cerca de él y arrojó una ráfaga de fuego desde su espada que quemó completamente a los sacerdotes. Shujinko no decía nada pero claramente se sentía una carga en ese momento.
Scorpion sabía que tenía que deshacerse del principal, el tal Blestang, si quería llevarse a Shujinko, de alguna forma evitaba que pudiera teletransportarse fuera de una zona reducida.
Apareció por detrás del susodicho y realizó un espadazo, pero un gigantesco muro hecho con la sangre de los cadáveres que llenaban el suelo se irguió frenándolo. Blestang ni siquiera le dirigió la mirada. Scorpion intentó teletransportarse y realizar el ataque desde otra dirección, pero el muro se formaba donde sea que lo intentara al instante.
“Shujinko” dijo Kenshi, sorprendiendo al monje, “no sé qué relación tienes con todo esto y porque es que tu edad no concuerda con la que debería, pero cúbreme”.
Shujinko se acercó a Kenshi, de alguna forma eso causó que los sacerdotes que atacaban al guerrero no supieran cómo reaccionar. Más allá de sus garras de sangre no parecían ser tan habilidosos. Kenshi usó su telequinesis para dirigir su espada hacia Blestang. El sacerdote se dio cuenta y se preparó para dividir su muro de sangre para resistir el ataque de Scorpion al mismo tiempo que el de Kenshi, y en lo posible retener su espada.
En el momento en que el muro estaba por detener la espada, la misma cambió de dirección a una velocidad inesperada, rodeando el muro. Blestang decidió también mover la estructura, pero la espada volvió a cambiar de dirección. El mínimo burbujeo que la sangre generaba era suficiente para que Kenshi escuchara donde se reformaba el muro, y su mente era más rápida. En un punto Blestang dirigió su atención a frenar los ataques de Scorpion y ya que no tenía tanta sangre a su disposición condensó la que le quedaba en un largo hilo para tomar el arma por el mango. La sangre se evaporó al momento de tocarlo.
“Solo yo puedo tomar mi espada, idiota”, dijo Kenshi.
La espada de Kenshi ingresó al cuerpo de Blestang a la altura de una de sus cuencas oculares, destrozándole el ojo. Con un movimiento de las manos, la espada giró hacia abajo y comenzó a incrustarse en el cuerpo. Cuando solo el mango y una pequeña parte del filo seguían sobresaliendo, la espada dio un giro completo. El cuerpo de Blestang se partió en un corte sagital hasta la altura de la cintura, y cayó arrodillado al suelo mientras el arma seguía en el aire. De un rápido movimiento por orden de Kenshi, la espada se limpió completamente de la sangre, que quedo esparcida en las paredes, y se veía impoluta como antes.
Los sacerdotes se quedaron paralizados ante la situación, como intentando ver que hacer.
Scorpion se teletransportó al lado de Shujinko y Kenshi.
“Hacemos buen equipo”, dijo Kenshi.
Scorpion notó que algo había cambiado y no iba a desaprovecharlo, “capaz en otra vida”, y tomando a Shujinko del hombro, se teletransportó con él.
Kenshi se preparó para que alguno de los sacerdotes que quedaban intentara atacarlo, pero tampoco sentía que estuvieran muy motivados. Entonces la voz de Blestang lo sacó de sus pensamientos.
“Malditos inútiles”, a duras penas se entendia debido a que su rostro estaba dividido en dos, y con cada movimiento sangre y bilis salía a borbotes, “son todos unos imbéciles, ahora el Kamidogu se ha ido, y es su culpa”.
El cuerpo de Blestang se siguió separando, con sus órganos y sangre cayendo por el suelo. Kenshi sentía ruidos extraños que no podía precisar que eran. Si hubiera podido ver notaria que era porque los músculos y la piel de Blestang estaban expandiéndose, absorbiendo los cuerpos muertos, convirtiéndose en una horrible masa de órganos, dientes, y ojos que avanzaba rápidamente.
“Ahora tendré que limpiar este desastre”, la voz salió de varias bocas al mismo tiempo, dando un desagradable efecto estéreo, “e ir a buscar a ese maldito Shujinko”.
Los demás sacerdotes se arrodillaron en reverencia, y empezaron a ser consumidos a medida que la masa de carne avanzaba.
“Demonios”, dijo Kenshi.
Li Mei no entendia, “¿hermano? No puede ser, Shang Tsung me dijo que moriste durante la invasión de nuestro pueblo”.
Quien se encontraba de frente a la chica era su hermano Fao Mei, al que nunca pensó volver a ver.
“Te mintió, La Alianza Mortal vio potencial en mi como guerrero y me dejaron separado del resto. Recién pude escapar ahora gracias a lo que está pasando afuera”.
Li Mei seguía en posición de guardia, observó a su hermano y notó las marcas que indicaban grilletes en su cuello, muñecas y tobillos, su ropa desgarrada y distintas marcas y cortes que surcaban su cuerpo. Bajó sus armas.
“Me alegro de verte, hermano. La fortaleza está en poder del Rey Dragón, debemos derrotarlo, sígueme”.
Li Mei se dio la vuelta pero antes de dar un paso, volvió a darse vuelta con sus sais levantadas y frenó el ataque. La sorpresa le llegó al ver que el brazo izquierdo de su supuesto hermano se había transformado en una gigantesca garra y que el ojo del mismo lado había tomado un tono reptilesco mientras numerosas escamas comenzaban a emerger de su piel.
“¿Esa es forma de recibir a tu hermano? Ni siquiera un abrazo”.
Li Mei dio un salto hacia atrás, “sabía que no tenía sentido, las heridas en tu pecho son recientes, y por el ángulo, noto que fueron auto infringidas”.
Fao Mei se palpó en el pecho al escuchar eso, “ups, no pensé que fuera tan obvio”, los cortes en cuestión comenzaban a regenerarse.
“¿Quién eres? ¿Cómo te atreves a imitarlo?”.
Fao Mei rio, “no imito a nadie, soy tu hermano, Li Mei, aquel que te entrenó en secreto durante tanto tiempo en contra de los deseos de nuestro padre”.
“Eso no puede ser verdad, eres alguna clase de monstruo, una bestia”.
“Capaz si lo sea”, Fao Mei comenzó a reír, “La Alianza Mortal me dejó con vida porque querían ver hasta qué punto llegaba tu potencial. Si tu alma resultaba útil para ser aplicada a los soldados del Rey Dragón, muy posiblemente la mía también, pero no tuvieron la oportunidad de comprobarlo. Permanecí encerrado hasta que Onaga me encontró y vio que era fuerte, le juré lealtad y me sacó de las mazmorras. Pero no me hizo lo mismo que a ti, no quiso hacerlo, solo me sometió a un procedimiento incompleto. Me dijo que mi transformación se finalizara una vez que te venza”.
“Mi hermano nunca me atacaría…”.
“¿Crees que los entrenamientos que teníamos eran por ti? Padre nunca hubiera dejado que usaras tus habilidades para algo, pero si yo entrenaba contigo podía aprovecharme y mejorar también… aun así me superabas, pero no te dabas cuenta, y ahora te niegas a aprovechar el regalo que has recibido, todo el poder que llevas dentro de ti”.
“No”, gritó Li Mei, “lo que tengo es una maldición, no puedes considerarlo algo bueno”.
“El Rey Dragón le devolverá al Outworld la gloria que supo tener en el pasado, nunca más algo como el Emperador o la Alianza Mortal dañara a nadie como lo hicieron con nosotros. No te resistas, hermana mía, déjame obtener lo que deseo”.
Fao Mei se lanzó al ataque, y mientras Li Mei lo veía acercarse, sentía que algo dentro de ella quería salir.
Los soldados del Rey Dragón eran impasibles, inamovibles, gigantescos bloques con vida, si es que se le podía llamar vida lo que tenían. Sus movimientos eran restringidos pero los ataques de los Tarkatas no les hacían prácticamente nada. Jade había logrado destruir a uno pero había sido con mucha dificultad.
“Debemos huir, aprovechemos que el resto de los soldados están aprovechando su llegada para descansar”.
“No”, le contestó Nightwolf, “la única dirección por la que podríamos escapar es hacia el exterior, pero no nos seguirán, saben que Shujinko ya está dentro”.
Jade no sabía que decirle, capaz ella podría avanzar escondiéndose en las sombras, pero no veía a Nightwolf con la posibilidad de seguirla.
Entonces comenzaron a escucharse disparos. Un grupo de personas, todos humanos, ingresaba a la fortaleza con armas de fuego, acabando con los soldados comunes. Los del Rey Dragón no caían tan fácil.
“¿Hey, necesitas una ayuda?”, alguien le tendió la mano a Nightwolf.
“¿Kabal?” preguntó este.
“El mismo”, Nightwolf le dio la mano, y al instante Kabal comenzó a correr llevando a Nightwolf hacia adentro del lugar.
Frenó en un pasillo, el ruido de la puerta se escuchaba lejanamente, Nightwolf reconoció a Kira y Kobra allí. Jade gracias a su cuerpo con la temperatura elevada había logrado llegar también.
“Has venido a ayudarnos”, dice Nightwolf.
“No te lo creas, el Black Dragon tiene objetivos en el Outworld y Onaga es un problema para nosotros, solo es eso”, Kabal sabe que Nightwolf no le cree pero aun así se concentra en escuchar atentamente aprovechando las mejoras que le da su máscara, “debemos movernos, el resto de mis soldados no van a ingresar más, cuando vean que la situación se complique se marcharan, solo somos nosotros tres”.
“La fortaleza no difiere de las épocas de cuando Kanh era su gobernante, síganme, creo que se dónde encontraremos a Onaga”, dice Jade.
El grupo avanza, extrañamente no se encuentran con nadie, el ruido de la batalla lejana se va apagando.
“Debería haber soldados por aquí, no tiene sentido que haya enviado a todos al frente”, dice Nightwolf.
“Aun así conviene apurarse, mis hombres ya se habrán marchado. Son todos unas ratas pulgosas”, ante el comentario de Kabal, Kobra se ríe sonoramente, y su líder lo observa, a lo cual este se calla, “el grupo que teníamos antes era más confiable, ¿verdad, Nightwolf? Aunque tuviéramos dos policías y un actor”.
Nightwolf no dice nada, de repente un ruido de pisadas les llama la atención, y una figura aparece en el medio.
“No puede ser”, dice Jade, “Kitana”.
La guerrera solo está parada en el medio del pasillo, pero entonces comienza a correr. Jade la sigue. Al instante todos intentan alcanzarla, pero salvo por Kabal nadie puede mantener su velocidad.
“Jade, detente”, le grita Nightwolf, “tu dijiste que Mileena estaba reemplazando a Kitana”.
“Es la verdadera, lo sé, es la que vi junto a la Reina en Edenia”.
Nightwolf no podía discutir eso, al fin y al cabo, el jamás había visto a ninguna de las dos.
Eventualmente Kitana dobló e ingresó en una habitación.
Jade ingresó también, Kabal llegó a cruzar la puerta y esta se cerró automáticamente, dejando a Nightwolf, Kobra y Kira del lado de afuera.
“No reconozco este lugar” dijo Jade asombrada, la habitación era similar a un enorme calabozo, no tenía ventanas, en las paredes se veían personas encadenadas, algunas a duras penas estaban vivas, otras ya eran cadáveres con diferentes grados de putrefacción. Una llama verde enorme flameaba desde una depresión en el medio de la sala. Kitana estaba de espalda ante la misma así que solo se veía como una sombra.
“No me gusta esto, Jade, deberíamos volver”, dice Kabal preparando sus Hookswords.
Jade no le respondió, y volvió a llamar a Kitana, pero esta no contestaba. Entonces cuatro figuras cayeron desde arriba, y se pusieron a su lado. Los cinco entonces dirigieron su atención hacia Kabal y Jade.
“Hablando de antiguos grupos”.
Kitana, Kung Lao, Jonny Cage, Jaxson Briggs y Sonya Blade los miraban, pero sus ojos estaban completamente en blanco, y entonces atacaron.
Continuara…
Avance: Creo que cualquier cosa que diga seria un spoiler, así que ya se la saben (?)
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Re: Batalla de los 6 reinos: Engaño, capitulo 25
Creo que ya lo mencione, pero no seria un comment mio si no lo repitiese: no me termina de cerrar esta version tan debil de Shujinko. No se, siempre tuve la idea en mi cabeza de que es bastante mas competente.
El resto, Blestang no puede morir si no lo matan de forma epica asi que no cuenta.
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Re: Batalla de los 6 reinos: Engaño, capitulo 25
Con ustedes posiblemente el capitulo que mas odié realizar en este temporada (bah, seguro que no, pero me costó demasiado, no se que onda). Honestamente no me gusta como salió, creo que varias cosas se resuelven rápido porque ya esta, y para sacármelas de encima, pero estamos ahí, solo un capitulo mas y terminamos la temporada (al fin) y ese va a ser mucho mas rápido ya que es mucho mas directo lo que va a pasar, (casi) no hay tramas extras. Y después de eso solo un extrita y al fin, al fin, vamos a la temporada final del fic (posta, un momento muy feliz que no pensé que llegaría). Antes de arrancar la temporada final tendría que resubir todo "Los otros" ya que hay conexiones importantes (igual no creo que nadie se ponga a releer o leer todo el fic desde 0, pero bueno, ni idea, hay gente rara).
Ashrah rebanó al demonio en un corte diagonal. La parte superior se separó completamente, cayendo al suelo. Aun así, el resto del cuerpo permaneció erguido, agitando el único brazo que seguía conectado, pero sus movimientos no tenían ninguna lógica. La guerrera se lo quedó observando. La cabeza del demonio, surcada por una extraña maquina conectada al lugar donde estaría su cerebro, le dirigió una mirada directa con ojos ausentes.
“No quiero esto”, sintió Ashrah que el demonio le decía, “mátame”.
Ashrah le hizo caso, atravesando su cráneo con su espada, pero lo hubiera hecho aunque no se lo hubiera pedido, era un demonio.
Las cosas habían cambiado en el Netherrealm. Algunas de las viejas fábricas estaban funcionado nuevamente. Sin embargo, no eran onis de aspecto humanoide las que las manejaban. Eran bestias de aspecto bruto y tosco, que daban pasos lentos, mientras fragmentos de maquinaria chirriaban con cada movimiento. Ashrah venia revisando y acercándose a estos lugares desde hace tiempo. Nunca le habían gustado las fábricas. Tenía recuerdos leves de sus primeros momentos con inteligencia, cuando su cuerpo había tomado una forma similar a la que porta actualmente, y fue convertida en una obrera en esos lugares. Todo para la Hermandad de las Sombras. Fue durante una exploración para obtener materiales que tomó contacto con Kriss, su espada, aquella arma que purifica su alma con cada demonio que extermina. Gracias a eso ya no dependió de Quan Chi para que su mente pudiera seguir funcionando. En los años siguientes se dedicó al exterminio de demonios, tarea que se volvió mucho más sencilla cuando la Hermandad de las Sombras cayó con la desaparición de sus líderes en su fallido intento de invadir el Earthrealm. Lentamente las antiguas construcciones cayeron abandonadas, sus sistemas dejaron de funcionar y el Netherrealm volvía a ser el páramo rocoso y en llamas que había sido previamente.
Ashrah recorre los distintos pasadizos y puentes oscuros con cuidado, su gracilidad permite que el suelo metálico por el que avanza no rechine con cada movimiento. Esquiva a los onis siempre que los ve, no quiere llamar la atención de nadie. No le gusta estar ahí, demasiado mecanizado, alejado de la pureza que ella busca, pero necesita encontrar a quien sea que este dirigiendo todo esto. No cree que sean Quan Chi o Shinnok, no es la forma en que ellos funcionan. Nota que en las fundiciones no se están diseñando armas ni armaduras, sino pequeños fragmentos delicados, tecnología, partes de lo que sea que permite que los onis dejen de ser salvajes y sigan las ordenes que les están indicando. Estos aun así no tienen mente, las maquinas no se las dan, solo los alejan de sus instintos. Es a lo lejos que finalmente lo ve, en un puente que circula en una de las partes superiores. Lo reconoce de alguna forma. Aunque ya no usa ese nombre, para Ashrah se trata de Noob Saibot, el ninja de oscuridad que sirvió a la Hermandad de las Sombras muchísimo tiempo como uno de sus principales soldados. A su lado se encuentra una figura que aunque humanoide, para Ashrah no se diferencia de los onis que recorren la fábrica, un ser completado mediante maquinas. Ashrah se teletransporta hacia su ubicación, se da cuenta que ese mero movimiento ha activado todas las alarmas al mismo tiempo. Miles de ojos modificados dirigen su atención hacia donde ella ha aparecido, así como un montón de armas se activan al mismo tiempo apuntando hacia ella. Sin embargo, si esto es como cuando Quan Chi le daba raciocinio a los onis, sabe que solo un ataque será suficiente para terminar. Empuña la Kriss, Noob se da vuelta preparando una espada de sombras, pero antes de que las armas choquen, Ashrah se desvanece de nuevo. Noob habla con Smoke, pero los sensores no indican nada, la guerrera ha desaparecido.
Vaeternus tiene elementos en común con aquello que los humanos han llamado el Paraíso, más aun que la propia Edenia. Sus construcciones recuerdan a antiguos hogares de Grecia, construidos a lo largo de cadenas montañosas, con los vampiros viajando entre ellas gracias a sus alas que les permiten volar.
Unos niños vampiros juegan en un patio un juego con pelota comparable a actividades que en la Tierra son bien conocidas. Entonces una figura de luz se forma, y los niños quedan extasiados, viendo como la guerrera Ashrah se manifiesta ante sus ojos.
Hablan en un idioma que Ashrah no comprende, curiosos al ver algo como ella. Pero Ashrah recibe una señal directa de su espada, más fuerte que cualquier otro mensaje que esta le hubiera dado algún vez, tanto que incluso siente dolor en su cabeza y su rostro se contorsiona, pero sabe lo que debe haber. Con rápidos movimientos, corta la cabeza de cada uno de los niños antes de que ellos siquiera se enteren lo que está pasando. Mientras la sangre gotea de su espada, Ashrah sonríe, su misión parece haber cambiado pero ella siente que en el fondo sigue siendo la misma. Y no se detendrá por nada.
Este no es nuestro mundo, este es el mundo de:
Mortal Kombat, Batalla de los 6 reinos, “El engaño”, capitulo 26: “Sobrevida, parte 1”.
Jade usando su jabalina rebotaba los golpes de los abanicos de Kitana, resonando el ruido del metal, mientras intentaba esquivar los ataques que Kung Lao le propinaba. Si le hubieran dicho que alguna vez terminaría enfrentándose a Kitana, sentiría que sería un momento de dudas, pero estas no llegaban a generarse, simplemente porque no podía mantenerles el ritmo a ambos guerreros al mismo tiempo y no había oportunidad para tener que medir sus golpes. Ambos rivales no tenían el poder de su vida anterior, pero aun así estaban casi al máximo de sus facultades, y aunque sus ojos no parecían ver de verdad, estaban atentos a todo lo que pasaba, y reaccionaban a cada movimiento de Jade como guerreros experimentados.
Kabal iba a gran velocidad esquivando los anillos de Sonya, y las esferas de energía de Jonny Cage. Sintió un momento de cansancio que fue suficiente para que una de las esferas de energía le impactara y rodó por el suelo con su espalda humeando.
“Ah, demonios” se quejó, “¿este tipo no llevaba muerto hace muchos años?”, Jade no tenía interés ni podía enfocarse en darle una respuesta. Kabal notó que frente suyo se encontraba Jax, “me gustaban tus brazos anteriores, estos están muy sobrecargados si me lo preguntas a mí”. Jax dio un golpe apuntando hacia Kabal, pero este pudo correrse por unos segundos, arrojándole una esfera de energía que tiro a Jax hacia atrás. Jonny Cage y Sonya igual ya estaban listos para atacarlo.
Nightwolf estaba nervioso, le molestaba además que el tal Kobra estuviera practicando golpes al aire como si fuera un boxeador detrás de él.
“Bien” dijo Kira, que estaba trabajando con ganzúas en la cerradura de la puerta que los separaba del resto, “un pequeño toque final y se abrirá”.
“Al fin” gritó Kobra, levantando sus brazos como si estuviera festejando una victoria.
“Ábrela”, le dijo Nightwolf.
“¿Cuál es el plan?”.
“¿Qué?”.
“No voy a abrir esta puerta si no tienes un plan”.
“Oh, vamos, Kira”, se quejó Kobra, “no seas aguafiestas”.
“Tu cállate, no te estoy hablando a ti”.
“Kabal y Jade están siendo superados”, habla Nightwolf, “pero con nuestra ayuda podremos sacar ventaja”.
“Eso dices tú, no veo porque creerte. Además reconozco a varias de esas personas por los registros del Black Dragon. No tiene sentido que estén aquí salvo que estén controlados o algo. Pero eso no altera nada, están muy por encima de lo que Kobra y yo podemos hacer”.
“Kabal es tu jefe”.
“Puedo conseguir otro”.
Nightwolf estaba empezando a sentir una furia salvaje y anómala en él, no sería difícil doblegar a la chica y hacer que abriera de todas formas. No fue más que un instante para que se diera cuenta que su mente no estaba funcionando bien, y lograra aclararse las ideas. Kira se dio cuenta de que algo pasó pero no dijo nada. Una figura que llegó sacó a ambos de sus pensamientos, “no puede ser”, dijo Nightwolf, poniéndose en posición de guardia. Kobra miró extrañado al recién llegado y se preparó para darle un golpe.
Se trataba de Ermac, pero este no reaccionaba ante la posibilidad de un enfrentamiento.
“Tranquilo, Nightwolf, Ermac es un aliado ahora”, y Nightwolf se sorprendió aún más de ver quien dijo estas palabras.
Li Mei respiraba con dificultad escondida detrás de una pared. Intentaba regular su respiración para que no pudiera encontrarla aquello que la perseguía. Sentía su cuerpo afiebrado y sudaba en gran medida por el calor interno. Cerró los ojos conteniéndose, cuando escuchó los pasos, y luego un salto hacia su dirección.
Su hermano destrozó la pared donde ella se encontraba con sus garras, y la chica cayó al suelo.
“Pobrecita, Li Mei”, dijo este, “esperaba que pudieras hacerme frente”, su cuerpo ya parecía más reptil que humano, le había salido cola, sus músculos se habían hinchado y toda su piel estaba cubierta de escamas, “le sacare provecho a aquello que tienes”. Esta última frase salió prácticamente ininteligible a medida que sus mandíbulas se deformaban alargándose como las de un cocodrilo, y abrió la boca con el objetivo de devorar el cuello de Li Mei.
En ese momento Li Mei sintió que su temperatura interna aumentaba mucho más aun, y una gigantesca oleada de energía salió de su cuerpo, expulsando a Fao Mei hacia atrás. La chica se levantó con sus ojos brillando intensamente.
Fao Mei tenía quemaduras en su cuerpo, y aunque estas se regeneraban, no era a la misma velocidad que las heridas que tenía previamente, “¿qué vas a hacer con eso? No mereces un poder así, no es lo que nuestra familia hubiera querido que tengas, yo lo merezco más”.
Unas alas de energía de aspecto dracónico se formaron en la espalda de Li Mei. Una parte suya no quería hacer nada, seguía siendo su hermano, pero esa no era la parte que tenía el control en ese momento. Fao Mei se arrojó hacia ella, pero Li Mei levantó la mano y una ráfaga de fuego comenzó a incinerarlo completamente, lanzando gritos de dolor. Lagrimas comenzaron a caer de los ojos de la chica, pero Li Mei sentía ese enorme poder y no quería detenerse.
“Li Mei, NO”, gritó Borraicho desesperado, llegando en ese momento, y se arrojó sobre la chica.
Kabal y Jade habían quedado rodeados por los cinco guerreros, y estaban preparándose para recibir su próximo ataque.
“¿Sabes algo?” dijo Kabal exhausto, “me encantaría tener una charla de como estoy dispuesto a usar fuerza letal contra ellos y que tu estés en contra, pero ni siquiera siento que estemos cerca de que eso sea una decisión”.
Jade estaba sopesando esa opción aunque no le gustara, eliminar a uno o dos de ellos podría ser más que suficiente para equilibrar las cosas, y creía que podía hacerlo si era rápida eligiendo a los guerreros más débiles, pero antes de que tuviera que cruzar ese límite, la puerta voló por los aires.
Los 5 guerreros se elevaron y se estrellaron contra las paredes de la habitación, Ermac ingresó flotando con las manos en alto.
“Tiene que ser una broma” dijo Kabal. Jade no sabía que decisión tomar, enfrentarse a Ermac claramente era algo que nunca había contemplado en su vida.
“Guerreros, Ermac y yo nos encargaremos”, Jade y Kabal se sorprendieron al ver quien les hablaba, “ustedes deben ir a enfrentarse a Onaga, nos veremos allí”.
No supieron que decir, y se fueron de la habitación.
“¿Estás listo, Ermac? Esto puede que incluso te haga sentir dolor a ti”.
“LO SE-SE”.
“Bien”, el espíritu titubeó un poco, uno de los cinco guerreros no estaba realmente muerto, pero no era momento para preocuparse por eso ahora.
La masa de carne que hasta hace unos minutos era Blestang seguía esparciéndose por todos los rincones. No solo absorbía soldados convencionales que intentaban huir, sino también soldados del Rey Dragón, los cuales no reaccionaban al proceso hasta ser completamente aplastados.
Kenshi se sentía ridículo, como la masa de carne cubría el suelo a mayor velocidad de la que el avanzaba, no tenía forma de escapar corriendo, así que con telequinesis había mantenido la espada flotando y se había subido arriba. Deslizarse en el aire como si fuera una tabla de surf voladora podía sonar divertido pero era inviable en la práctica. No tenía una buena superficie de apoyo, y pese a sus intentos no había logrado dominar la telequinesis a un nivel como para poder hacer algo así. Ni siquiera podía mantener su cuerpo en el aire, solo elevarlo desde el suelo como un gran salto, por lo que estar apoyado en la espada se sentía similar a estar cruzando una cuerda floja afilada.
La masa de carne rodeó completamente el pasillo en el que se encontraba, y una gran cantidad de ojos se dirigieron hacia él desde todas las direcciones. Una risa se escuchaba, deforme y tétrica.
“Parece que esto es tu final…, luego de devorarte descansare… he iré a buscar el Kamidogu”, fue lo que entendió Kenshi, pero la voz era poco definida y venia de distintos lados al mismo tiempo, evitando que las palabras fueran claras.
Kenshi recordaba cómo es que había logrado obtener este poder. Durante su viaje hacia la fortaleza del Outworld, poco después de separarse de Sub-Zero, se encontró con un guerrero que estaba totalmente quieto como una estatua. Se encontraba dentro de una cueva, y la espada de Kenshi lo había impulsado a ingresar ahí. El aire de la cueva se sentía pesado, a Kenshi le costaba respirar, y notaba que era debido al guerrero. Al principio pensó que era un objeto inanimado ya que no respiraba ni tenia pulso o latidos, pero lentamente se dio cuenta que era algo distinto, y entonces noto el hilo. Es medio difícil de explicar, ya que Kenshi no puede ver, y a su vez nadie lo hubiera podido ver, pero se dio cuenta que había un hilo conectando a ese ser con otra cosa. Un hilo irregular, extraño, inestable, y con un hedor oscuro. Kenshi lo cortó.
El guerrero dio un grito enorme, como si fueran muchas voces al mismo tiempo. Kenshi tuvo que taparse los oídos. Pero el guerrero se calmó repentinamente, y le dio las gracias.
Su nombre era Ermac, un constructo creado a partir de numerosas almas por Shang Tsung para su amo, el emperador Shao Kanh. Ermac nunca había tenido libertad, y no sabía para que la quería, pero de alguna forma se sentía aliviado al tenerla. El hilo lo conectaba al Emperador, pero no había recibido señales de él desde hace mucho tiempo, así que simplemente se había alejado de todo a esperar a recibir una. Ahora que ya no existía, ya no necesitaba una, y no sentía a su antiguo amo ni estaba seguro de si seguirle sirviendo o no. Tenía un abanico de posibilidades a su disposición.
Kenshi no quería quedarse, no sentía a Ermac como alguien cálido o que pudiera ayudarlo o servirle, de hecho, no sentía nada, era como un niño perdido. Ermac sin embargo quiso retribuirle a Kenshi, y le enseñó su telequinesis. El guerrero sentía que el espadachín tenía el potencial para poder usarla, ya que había notado el hilo que lo conectaba con Kanh, y la telequinesis en cierta forma es eso, hilar objetos con hilos no reales, para poder moverlos. Para Kenshi no fue fácil, a duras penas pudo entender cómo lograr mover su espada con facilidad, y aunque continuaba practicando hasta la actualidad, le seguía costando mover otros objetos o seres vivos. Ermac notó algo acerca de la espada de Kenshi que facilitaba lo que sucedía, pero no dijo nada, ya que suponía que el espadachín también se había dado cuenta de eso. Una vez que el entrenamiento llegó a un punto suficiente, Kenshi se despidió de Ermac, el cual en cierta forma permaneció sin saber que hacer por un largo periodo de tiempo, hasta que otro ser se cruzaría en su camino y le llevara a su rumbo actual.
Lo que lleva a todo esto es que sin saber cómo, Kenshi se daba cuenta que podía sentir donde era que estaba la esencia real de Blestang en medio de todo ese cumulo de carne. Sea el alma o un punto central de la misma, era todo lo que necesitaba. La masa se cerraba a su alrededor, cuando Kenshi dio un salto, y al instante, movió su espada a gran velocidad atravesando una zona entera de su enemigo, hasta dar en el punto que el buscaba.
Se escuchó un grito, no tan horrible como el que Ermac había dado cuando Kenshi lo liberó, aunque mucho más humano. Cuando los pies de Kenshi tocaron el asqueroso suelo, ya la masa de carne sobre la que se apoyaba estaba completamente muerta, y se estaba pudriendo rápidamente.
Kenshi hizo girar su espada en el aire, limpiándole la sangre, y la guardó en su vaina con telequinesis. Comenzó a caminar entre la carne putrefacta, donde comenzaban a sobresalir fragmentos de huesos de aquellos que Blestang había absorbido en su avanzar. Tendría que limpiarse los zapatos.
Jade, Nightwolf, Kabal, Kira y Kobra llegaron hasta una gran puerta.
“Aquí está la sala principal” dijo Jade, “no tenemos vuelta atrás después de esto”.
Scorpion y Shujinko aparecieron en ese momento en un destello de azufre. El espectro se sorprendió un poco en ver que los miembros del Black Dragon estuvieran ahí, pero no le dio importancia, “¿Borraicho y Li Mei?”.
“No sabemos”, dijo Nightwolf, “confío en que el maestro logrará que ambos lleguen aquí con vida”.
“¿No te gustan los reemplazos, espectro?”, dijo Kabal, aunque él mismo se daba cuenta que estaba más cansado de lo que esperaba.
“No sé si quieren usar sus truquitos de teletransporte o esperan que abra esta puerta”, dijo Kira, pero entonces la misma se abrió de par en par con un ruido profundo, una fuente de luz brillante comenzó a impactarles “o podemos simplemente entrar y morir”.
Los guerreros avanzaron hacia la sala, para su sorpresa gran parte del techo estaba destrozado de forma irregular, posiblemente en la explosión que Rayden había generado, permitiendo que la noche estrellada se viera. La fuente de luz provenía de cinco objetos que giraban en el área central en el cielo, conectados por un anillo de energía. Shujinko los reconoció al instante, eran los kamidogus que él había juntado. El ultimo Kamidogu, que llevaba encima, parecía querer ir con ellos también, y también comenzó a iluminarse, aunque muy tenuemente.
El trono seguía estando allí, aunque dañado e incompleto, y una pequeña figura se encontraba sentada en él, mirando a la nada como si estuviera en un trance.
“¿Reptile?”, preguntó Jade, “¿qué significa esto?”.
Todos se quedaron extrañados, observaron los Kamidogus sin tener mucha idea de que hacer.
“¿Ese tipo no será el tal Onaga?”, dijo Kobra, “tiene pinta de ser un poco dragón”.
“Siento algo extraño en él”, dijo Nightwolf.
Scorpion tomó su espada, “Reptile nunca le sirvió a nadie estando vivo, no sé qué hace aquí, pero matarlo no será un problema”.
La espada se prendió en llamas, pero se apagó al instante, y todos sintieron una enorme presión. Kira y Kobra cayeron arrodillados y comenzaron a vomitar.
Reptile se levantó, pero a medida que lo hacía, una figura espectral se formaba a su alrededor, y para cuando su cuerpo estaba completamente erguido, ya no había nada de Reptile en el. Shujinko lo reconoció, este era Onaga. Su aspecto era igual a como cuando lo había visto en el Nexus.
La figura observó a Shujinko con sus ojos profundos e insondables, ignorando a todo el resto. Comenzó a levantar un brazo en su dirección.
Scorpion se teletransportó, y atacó a Onaga por la espalda con su espada, casi al mismo instante Kabal había corrido hacia él y lanzó una esfera de energía. Jade hizo lo mismo y con su cuerpo hirviendo lo había atacado con la jabalina. Nightwolf se había acercado y lanzado una flecha espiritual hacia él. Todos continuaron con su ataque, pero Onaga no parecía verse afectado por ninguno de ellos, y seguía mirando a Shujinko.
“Suficiente”, dijo, y entonces comenzó a brillar, y la energía los cubrió a todos.
Continuara…
Avance: Final de temporada.
Ashrah rebanó al demonio en un corte diagonal. La parte superior se separó completamente, cayendo al suelo. Aun así, el resto del cuerpo permaneció erguido, agitando el único brazo que seguía conectado, pero sus movimientos no tenían ninguna lógica. La guerrera se lo quedó observando. La cabeza del demonio, surcada por una extraña maquina conectada al lugar donde estaría su cerebro, le dirigió una mirada directa con ojos ausentes.
“No quiero esto”, sintió Ashrah que el demonio le decía, “mátame”.
Ashrah le hizo caso, atravesando su cráneo con su espada, pero lo hubiera hecho aunque no se lo hubiera pedido, era un demonio.
Las cosas habían cambiado en el Netherrealm. Algunas de las viejas fábricas estaban funcionado nuevamente. Sin embargo, no eran onis de aspecto humanoide las que las manejaban. Eran bestias de aspecto bruto y tosco, que daban pasos lentos, mientras fragmentos de maquinaria chirriaban con cada movimiento. Ashrah venia revisando y acercándose a estos lugares desde hace tiempo. Nunca le habían gustado las fábricas. Tenía recuerdos leves de sus primeros momentos con inteligencia, cuando su cuerpo había tomado una forma similar a la que porta actualmente, y fue convertida en una obrera en esos lugares. Todo para la Hermandad de las Sombras. Fue durante una exploración para obtener materiales que tomó contacto con Kriss, su espada, aquella arma que purifica su alma con cada demonio que extermina. Gracias a eso ya no dependió de Quan Chi para que su mente pudiera seguir funcionando. En los años siguientes se dedicó al exterminio de demonios, tarea que se volvió mucho más sencilla cuando la Hermandad de las Sombras cayó con la desaparición de sus líderes en su fallido intento de invadir el Earthrealm. Lentamente las antiguas construcciones cayeron abandonadas, sus sistemas dejaron de funcionar y el Netherrealm volvía a ser el páramo rocoso y en llamas que había sido previamente.
Ashrah recorre los distintos pasadizos y puentes oscuros con cuidado, su gracilidad permite que el suelo metálico por el que avanza no rechine con cada movimiento. Esquiva a los onis siempre que los ve, no quiere llamar la atención de nadie. No le gusta estar ahí, demasiado mecanizado, alejado de la pureza que ella busca, pero necesita encontrar a quien sea que este dirigiendo todo esto. No cree que sean Quan Chi o Shinnok, no es la forma en que ellos funcionan. Nota que en las fundiciones no se están diseñando armas ni armaduras, sino pequeños fragmentos delicados, tecnología, partes de lo que sea que permite que los onis dejen de ser salvajes y sigan las ordenes que les están indicando. Estos aun así no tienen mente, las maquinas no se las dan, solo los alejan de sus instintos. Es a lo lejos que finalmente lo ve, en un puente que circula en una de las partes superiores. Lo reconoce de alguna forma. Aunque ya no usa ese nombre, para Ashrah se trata de Noob Saibot, el ninja de oscuridad que sirvió a la Hermandad de las Sombras muchísimo tiempo como uno de sus principales soldados. A su lado se encuentra una figura que aunque humanoide, para Ashrah no se diferencia de los onis que recorren la fábrica, un ser completado mediante maquinas. Ashrah se teletransporta hacia su ubicación, se da cuenta que ese mero movimiento ha activado todas las alarmas al mismo tiempo. Miles de ojos modificados dirigen su atención hacia donde ella ha aparecido, así como un montón de armas se activan al mismo tiempo apuntando hacia ella. Sin embargo, si esto es como cuando Quan Chi le daba raciocinio a los onis, sabe que solo un ataque será suficiente para terminar. Empuña la Kriss, Noob se da vuelta preparando una espada de sombras, pero antes de que las armas choquen, Ashrah se desvanece de nuevo. Noob habla con Smoke, pero los sensores no indican nada, la guerrera ha desaparecido.
Vaeternus tiene elementos en común con aquello que los humanos han llamado el Paraíso, más aun que la propia Edenia. Sus construcciones recuerdan a antiguos hogares de Grecia, construidos a lo largo de cadenas montañosas, con los vampiros viajando entre ellas gracias a sus alas que les permiten volar.
Unos niños vampiros juegan en un patio un juego con pelota comparable a actividades que en la Tierra son bien conocidas. Entonces una figura de luz se forma, y los niños quedan extasiados, viendo como la guerrera Ashrah se manifiesta ante sus ojos.
Hablan en un idioma que Ashrah no comprende, curiosos al ver algo como ella. Pero Ashrah recibe una señal directa de su espada, más fuerte que cualquier otro mensaje que esta le hubiera dado algún vez, tanto que incluso siente dolor en su cabeza y su rostro se contorsiona, pero sabe lo que debe haber. Con rápidos movimientos, corta la cabeza de cada uno de los niños antes de que ellos siquiera se enteren lo que está pasando. Mientras la sangre gotea de su espada, Ashrah sonríe, su misión parece haber cambiado pero ella siente que en el fondo sigue siendo la misma. Y no se detendrá por nada.
Este no es nuestro mundo, este es el mundo de:
Mortal Kombat, Batalla de los 6 reinos, “El engaño”, capitulo 26: “Sobrevida, parte 1”.
Jade usando su jabalina rebotaba los golpes de los abanicos de Kitana, resonando el ruido del metal, mientras intentaba esquivar los ataques que Kung Lao le propinaba. Si le hubieran dicho que alguna vez terminaría enfrentándose a Kitana, sentiría que sería un momento de dudas, pero estas no llegaban a generarse, simplemente porque no podía mantenerles el ritmo a ambos guerreros al mismo tiempo y no había oportunidad para tener que medir sus golpes. Ambos rivales no tenían el poder de su vida anterior, pero aun así estaban casi al máximo de sus facultades, y aunque sus ojos no parecían ver de verdad, estaban atentos a todo lo que pasaba, y reaccionaban a cada movimiento de Jade como guerreros experimentados.
Kabal iba a gran velocidad esquivando los anillos de Sonya, y las esferas de energía de Jonny Cage. Sintió un momento de cansancio que fue suficiente para que una de las esferas de energía le impactara y rodó por el suelo con su espalda humeando.
“Ah, demonios” se quejó, “¿este tipo no llevaba muerto hace muchos años?”, Jade no tenía interés ni podía enfocarse en darle una respuesta. Kabal notó que frente suyo se encontraba Jax, “me gustaban tus brazos anteriores, estos están muy sobrecargados si me lo preguntas a mí”. Jax dio un golpe apuntando hacia Kabal, pero este pudo correrse por unos segundos, arrojándole una esfera de energía que tiro a Jax hacia atrás. Jonny Cage y Sonya igual ya estaban listos para atacarlo.
Nightwolf estaba nervioso, le molestaba además que el tal Kobra estuviera practicando golpes al aire como si fuera un boxeador detrás de él.
“Bien” dijo Kira, que estaba trabajando con ganzúas en la cerradura de la puerta que los separaba del resto, “un pequeño toque final y se abrirá”.
“Al fin” gritó Kobra, levantando sus brazos como si estuviera festejando una victoria.
“Ábrela”, le dijo Nightwolf.
“¿Cuál es el plan?”.
“¿Qué?”.
“No voy a abrir esta puerta si no tienes un plan”.
“Oh, vamos, Kira”, se quejó Kobra, “no seas aguafiestas”.
“Tu cállate, no te estoy hablando a ti”.
“Kabal y Jade están siendo superados”, habla Nightwolf, “pero con nuestra ayuda podremos sacar ventaja”.
“Eso dices tú, no veo porque creerte. Además reconozco a varias de esas personas por los registros del Black Dragon. No tiene sentido que estén aquí salvo que estén controlados o algo. Pero eso no altera nada, están muy por encima de lo que Kobra y yo podemos hacer”.
“Kabal es tu jefe”.
“Puedo conseguir otro”.
Nightwolf estaba empezando a sentir una furia salvaje y anómala en él, no sería difícil doblegar a la chica y hacer que abriera de todas formas. No fue más que un instante para que se diera cuenta que su mente no estaba funcionando bien, y lograra aclararse las ideas. Kira se dio cuenta de que algo pasó pero no dijo nada. Una figura que llegó sacó a ambos de sus pensamientos, “no puede ser”, dijo Nightwolf, poniéndose en posición de guardia. Kobra miró extrañado al recién llegado y se preparó para darle un golpe.
Se trataba de Ermac, pero este no reaccionaba ante la posibilidad de un enfrentamiento.
“Tranquilo, Nightwolf, Ermac es un aliado ahora”, y Nightwolf se sorprendió aún más de ver quien dijo estas palabras.
Li Mei respiraba con dificultad escondida detrás de una pared. Intentaba regular su respiración para que no pudiera encontrarla aquello que la perseguía. Sentía su cuerpo afiebrado y sudaba en gran medida por el calor interno. Cerró los ojos conteniéndose, cuando escuchó los pasos, y luego un salto hacia su dirección.
Su hermano destrozó la pared donde ella se encontraba con sus garras, y la chica cayó al suelo.
“Pobrecita, Li Mei”, dijo este, “esperaba que pudieras hacerme frente”, su cuerpo ya parecía más reptil que humano, le había salido cola, sus músculos se habían hinchado y toda su piel estaba cubierta de escamas, “le sacare provecho a aquello que tienes”. Esta última frase salió prácticamente ininteligible a medida que sus mandíbulas se deformaban alargándose como las de un cocodrilo, y abrió la boca con el objetivo de devorar el cuello de Li Mei.
En ese momento Li Mei sintió que su temperatura interna aumentaba mucho más aun, y una gigantesca oleada de energía salió de su cuerpo, expulsando a Fao Mei hacia atrás. La chica se levantó con sus ojos brillando intensamente.
Fao Mei tenía quemaduras en su cuerpo, y aunque estas se regeneraban, no era a la misma velocidad que las heridas que tenía previamente, “¿qué vas a hacer con eso? No mereces un poder así, no es lo que nuestra familia hubiera querido que tengas, yo lo merezco más”.
Unas alas de energía de aspecto dracónico se formaron en la espalda de Li Mei. Una parte suya no quería hacer nada, seguía siendo su hermano, pero esa no era la parte que tenía el control en ese momento. Fao Mei se arrojó hacia ella, pero Li Mei levantó la mano y una ráfaga de fuego comenzó a incinerarlo completamente, lanzando gritos de dolor. Lagrimas comenzaron a caer de los ojos de la chica, pero Li Mei sentía ese enorme poder y no quería detenerse.
“Li Mei, NO”, gritó Borraicho desesperado, llegando en ese momento, y se arrojó sobre la chica.
Kabal y Jade habían quedado rodeados por los cinco guerreros, y estaban preparándose para recibir su próximo ataque.
“¿Sabes algo?” dijo Kabal exhausto, “me encantaría tener una charla de como estoy dispuesto a usar fuerza letal contra ellos y que tu estés en contra, pero ni siquiera siento que estemos cerca de que eso sea una decisión”.
Jade estaba sopesando esa opción aunque no le gustara, eliminar a uno o dos de ellos podría ser más que suficiente para equilibrar las cosas, y creía que podía hacerlo si era rápida eligiendo a los guerreros más débiles, pero antes de que tuviera que cruzar ese límite, la puerta voló por los aires.
Los 5 guerreros se elevaron y se estrellaron contra las paredes de la habitación, Ermac ingresó flotando con las manos en alto.
“Tiene que ser una broma” dijo Kabal. Jade no sabía que decisión tomar, enfrentarse a Ermac claramente era algo que nunca había contemplado en su vida.
“Guerreros, Ermac y yo nos encargaremos”, Jade y Kabal se sorprendieron al ver quien les hablaba, “ustedes deben ir a enfrentarse a Onaga, nos veremos allí”.
No supieron que decir, y se fueron de la habitación.
“¿Estás listo, Ermac? Esto puede que incluso te haga sentir dolor a ti”.
“LO SE-SE”.
“Bien”, el espíritu titubeó un poco, uno de los cinco guerreros no estaba realmente muerto, pero no era momento para preocuparse por eso ahora.
La masa de carne que hasta hace unos minutos era Blestang seguía esparciéndose por todos los rincones. No solo absorbía soldados convencionales que intentaban huir, sino también soldados del Rey Dragón, los cuales no reaccionaban al proceso hasta ser completamente aplastados.
Kenshi se sentía ridículo, como la masa de carne cubría el suelo a mayor velocidad de la que el avanzaba, no tenía forma de escapar corriendo, así que con telequinesis había mantenido la espada flotando y se había subido arriba. Deslizarse en el aire como si fuera una tabla de surf voladora podía sonar divertido pero era inviable en la práctica. No tenía una buena superficie de apoyo, y pese a sus intentos no había logrado dominar la telequinesis a un nivel como para poder hacer algo así. Ni siquiera podía mantener su cuerpo en el aire, solo elevarlo desde el suelo como un gran salto, por lo que estar apoyado en la espada se sentía similar a estar cruzando una cuerda floja afilada.
La masa de carne rodeó completamente el pasillo en el que se encontraba, y una gran cantidad de ojos se dirigieron hacia él desde todas las direcciones. Una risa se escuchaba, deforme y tétrica.
“Parece que esto es tu final…, luego de devorarte descansare… he iré a buscar el Kamidogu”, fue lo que entendió Kenshi, pero la voz era poco definida y venia de distintos lados al mismo tiempo, evitando que las palabras fueran claras.
Kenshi recordaba cómo es que había logrado obtener este poder. Durante su viaje hacia la fortaleza del Outworld, poco después de separarse de Sub-Zero, se encontró con un guerrero que estaba totalmente quieto como una estatua. Se encontraba dentro de una cueva, y la espada de Kenshi lo había impulsado a ingresar ahí. El aire de la cueva se sentía pesado, a Kenshi le costaba respirar, y notaba que era debido al guerrero. Al principio pensó que era un objeto inanimado ya que no respiraba ni tenia pulso o latidos, pero lentamente se dio cuenta que era algo distinto, y entonces noto el hilo. Es medio difícil de explicar, ya que Kenshi no puede ver, y a su vez nadie lo hubiera podido ver, pero se dio cuenta que había un hilo conectando a ese ser con otra cosa. Un hilo irregular, extraño, inestable, y con un hedor oscuro. Kenshi lo cortó.
El guerrero dio un grito enorme, como si fueran muchas voces al mismo tiempo. Kenshi tuvo que taparse los oídos. Pero el guerrero se calmó repentinamente, y le dio las gracias.
Su nombre era Ermac, un constructo creado a partir de numerosas almas por Shang Tsung para su amo, el emperador Shao Kanh. Ermac nunca había tenido libertad, y no sabía para que la quería, pero de alguna forma se sentía aliviado al tenerla. El hilo lo conectaba al Emperador, pero no había recibido señales de él desde hace mucho tiempo, así que simplemente se había alejado de todo a esperar a recibir una. Ahora que ya no existía, ya no necesitaba una, y no sentía a su antiguo amo ni estaba seguro de si seguirle sirviendo o no. Tenía un abanico de posibilidades a su disposición.
Kenshi no quería quedarse, no sentía a Ermac como alguien cálido o que pudiera ayudarlo o servirle, de hecho, no sentía nada, era como un niño perdido. Ermac sin embargo quiso retribuirle a Kenshi, y le enseñó su telequinesis. El guerrero sentía que el espadachín tenía el potencial para poder usarla, ya que había notado el hilo que lo conectaba con Kanh, y la telequinesis en cierta forma es eso, hilar objetos con hilos no reales, para poder moverlos. Para Kenshi no fue fácil, a duras penas pudo entender cómo lograr mover su espada con facilidad, y aunque continuaba practicando hasta la actualidad, le seguía costando mover otros objetos o seres vivos. Ermac notó algo acerca de la espada de Kenshi que facilitaba lo que sucedía, pero no dijo nada, ya que suponía que el espadachín también se había dado cuenta de eso. Una vez que el entrenamiento llegó a un punto suficiente, Kenshi se despidió de Ermac, el cual en cierta forma permaneció sin saber que hacer por un largo periodo de tiempo, hasta que otro ser se cruzaría en su camino y le llevara a su rumbo actual.
Lo que lleva a todo esto es que sin saber cómo, Kenshi se daba cuenta que podía sentir donde era que estaba la esencia real de Blestang en medio de todo ese cumulo de carne. Sea el alma o un punto central de la misma, era todo lo que necesitaba. La masa se cerraba a su alrededor, cuando Kenshi dio un salto, y al instante, movió su espada a gran velocidad atravesando una zona entera de su enemigo, hasta dar en el punto que el buscaba.
Se escuchó un grito, no tan horrible como el que Ermac había dado cuando Kenshi lo liberó, aunque mucho más humano. Cuando los pies de Kenshi tocaron el asqueroso suelo, ya la masa de carne sobre la que se apoyaba estaba completamente muerta, y se estaba pudriendo rápidamente.
Kenshi hizo girar su espada en el aire, limpiándole la sangre, y la guardó en su vaina con telequinesis. Comenzó a caminar entre la carne putrefacta, donde comenzaban a sobresalir fragmentos de huesos de aquellos que Blestang había absorbido en su avanzar. Tendría que limpiarse los zapatos.
Jade, Nightwolf, Kabal, Kira y Kobra llegaron hasta una gran puerta.
“Aquí está la sala principal” dijo Jade, “no tenemos vuelta atrás después de esto”.
Scorpion y Shujinko aparecieron en ese momento en un destello de azufre. El espectro se sorprendió un poco en ver que los miembros del Black Dragon estuvieran ahí, pero no le dio importancia, “¿Borraicho y Li Mei?”.
“No sabemos”, dijo Nightwolf, “confío en que el maestro logrará que ambos lleguen aquí con vida”.
“¿No te gustan los reemplazos, espectro?”, dijo Kabal, aunque él mismo se daba cuenta que estaba más cansado de lo que esperaba.
“No sé si quieren usar sus truquitos de teletransporte o esperan que abra esta puerta”, dijo Kira, pero entonces la misma se abrió de par en par con un ruido profundo, una fuente de luz brillante comenzó a impactarles “o podemos simplemente entrar y morir”.
Los guerreros avanzaron hacia la sala, para su sorpresa gran parte del techo estaba destrozado de forma irregular, posiblemente en la explosión que Rayden había generado, permitiendo que la noche estrellada se viera. La fuente de luz provenía de cinco objetos que giraban en el área central en el cielo, conectados por un anillo de energía. Shujinko los reconoció al instante, eran los kamidogus que él había juntado. El ultimo Kamidogu, que llevaba encima, parecía querer ir con ellos también, y también comenzó a iluminarse, aunque muy tenuemente.
El trono seguía estando allí, aunque dañado e incompleto, y una pequeña figura se encontraba sentada en él, mirando a la nada como si estuviera en un trance.
“¿Reptile?”, preguntó Jade, “¿qué significa esto?”.
Todos se quedaron extrañados, observaron los Kamidogus sin tener mucha idea de que hacer.
“¿Ese tipo no será el tal Onaga?”, dijo Kobra, “tiene pinta de ser un poco dragón”.
“Siento algo extraño en él”, dijo Nightwolf.
Scorpion tomó su espada, “Reptile nunca le sirvió a nadie estando vivo, no sé qué hace aquí, pero matarlo no será un problema”.
La espada se prendió en llamas, pero se apagó al instante, y todos sintieron una enorme presión. Kira y Kobra cayeron arrodillados y comenzaron a vomitar.
Reptile se levantó, pero a medida que lo hacía, una figura espectral se formaba a su alrededor, y para cuando su cuerpo estaba completamente erguido, ya no había nada de Reptile en el. Shujinko lo reconoció, este era Onaga. Su aspecto era igual a como cuando lo había visto en el Nexus.
La figura observó a Shujinko con sus ojos profundos e insondables, ignorando a todo el resto. Comenzó a levantar un brazo en su dirección.
Scorpion se teletransportó, y atacó a Onaga por la espalda con su espada, casi al mismo instante Kabal había corrido hacia él y lanzó una esfera de energía. Jade hizo lo mismo y con su cuerpo hirviendo lo había atacado con la jabalina. Nightwolf se había acercado y lanzado una flecha espiritual hacia él. Todos continuaron con su ataque, pero Onaga no parecía verse afectado por ninguno de ellos, y seguía mirando a Shujinko.
“Suficiente”, dijo, y entonces comenzó a brillar, y la energía los cubrió a todos.
Continuara…
Avance: Final de temporada.
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Re: Batalla de los 6 reinos: Engaño, capitulo 26
Bueno, no me gusta hacer doble post pero ando re manija (?), y a Jimmy va y se le ocurre comentar en joda en "Los Otros" antes que acá. Finalmente terminamos la maldita sexta temporada de Batalla, la que por lejos mas tiempo tardo y (espero) la que mas tiempo tarde, porque no quiero que la ultima se me alargue tanto. Obviamente lo de terminar es un "ni" ya que habrá extras post final de temporada como siempre, y después de eso me voy a releer todo el maldito fic para encontrar todo lo que me pude haber dejado en el tintero, y recién ahí (ya año que viene seguramente) arrancar la ULTIMA TEMPORADA. Tiraria unos agradecimientos pero casi nadie me lee (últimamente nomas Jimmy) y todavía falta bastante, pero al menos la ultima temporada va a ser bomba tras bomba tras bomba tras "che, Error, posta te leíste la historia del juego?", tras bomba, así que se vienen cositas. Detalles, cosas que pasan en este capitulo tienen mucha conexión con el capitulo 10 de esta temporada y el prologo del fic (o sea el de la primera temporada), el capitulo 10 esta en la pagina 2 de este post, y ahí hay un link al prologo de la primer temporada porque yo ya había comentado que hay conexión (todavía funciona, es la pagina 3 del post con la primer temporada, porque lo resubí mal cuando lo resubí, jeje). Leerlos nuevamente ayuda a entender de que habló acá. De hecho, las cosas que pasan en este capitulo ya estaban planificadas de antes de escribir la temporada, pero las revelaciones que se dan (léase secretos), no, era algo que iba a dar en la ultima, hasta que me di cuenta que no tenia sentido absoluto, creo que quedo mucho mejor así, y le da mas fuerza a todo el capitulo. Pero ya no jodo mas.
Li Mei abrió los ojos extrañada, se dio cuenta que Borraicho la estaba abrazando, la zona donde estaban humeaba levemente. Por un segundo notó que el pelo del maestro estaba blanco, pero cuando se aclaró su vista lo vio del mismo color que siempre. Observó a donde recordaba que estaba su hermano, y solo vio cenizas. ¿Realmente su hermano había estado ahí?
“¿Estas bien, Li Mei?”, dijo Borraicho, separándose de ella, se le oía cansado.
“Creo que sí”, dijo la chica, pero en el fondo sabía que era mentira, lo que estaba dentro suyo seguía queriendo salir.
“Vamos, debemos ir con el resto, algo está pasando”.
Y Li Mei lo sabía también, era Onaga.
Shujinko observaba a su alrededor, Kira y Kobra aun seguían conscientes pero a duras penas podían moverse. Nightwolf, Kabal, Jade y Scorpion yacían en el suelo repartidos por la sala. Onaga lo seguía observando a él.
“Dame el Kamidogu, Shujinko, ya es suficiente”.
Shujinko sentía que algo extraño pasaba en su mente, recuerdos que no podía entender. Se desconcentró cuando algo atacó a Onaga, y este retrocedió. Parecían ser unos abanicos metálicos, y a continuación un sombrero cuyos rebordes tenían cuchilla también le impactó, aunque no le hizo daño. Las armas volvieron hacia sus portadores, dos guerreros que se estaban preparando para continuar el ataque.
“Descansa ahí, anciano”, le dijo una figura, Shujinko vio que era un muchacho con lentes de sol, “los 5 guerreros ya están aquí”.
Este no es nuestro mundo, este es el mundo de:
Mortal Kombat, Batalla de los 6 reinos, “El engaño”, capitulo 27: “Sobrevida, parte 2”.
Kung Lao y Kitana se enfrentaban a Onaga, pero este no parecía sentir sus ataques, Jonny Cage se había sumado. El Rey Dragón necesitaba un tiempo para poder repetir el ataque que había usado para repeler a sus otros enemigos, pero eso no evitaba que pudiera pelear. Lanzaba ráfagas de fuego desde su boca que a duras penas sus rivales podían esquivar, destrozando aún más los ya dañados muros de la habitación. Dio un potente puñetazo contra Kung Lao. Este logró colocar su sombrero en el medio a modo de escudo, reduciendo el daño, pero no pudo evitar salir volando hasta estrellarse contra una pared.
Jax y Sonya observaban desde la puerta, cerca de donde estaba Shujinko.
“¿Qué hacemos aquí?”, dijo Sonya, “si ellos no están pudiendo hacer nada, menos nosotros”.
“Puede que tengas razón”, dijo Jax resignado, una parte de él dudaba de si valdría la pena usar el poder que venía guardando, “pero el sí podrá”.
Onaga se dirigía hacia donde estaba Kung Lao que aún no se no había levantado. Jonny Cage intento detenerlo con una patada, pero recibió un golpe que lo noqueó automáticamente. Pero antes de llegar a Kung Lao, el Rey Dragón giró rápidamente la cabeza hacia otra dirección, una figura propulsándose a gran velocidad desde ahí le dio un puñetazo. La fuerza del impacto retumbó en toda la habitación, y por primera vez Onaga se tambaleó, y se lo notaba molesto. Ermac no se detuvo, y aun en el aire lanzó un segundo golpe, pero la mano de Onaga lo detuvo.
“No sé quién eres”, dijo Onaga, con un pequeño hilo de sangre cayendo de la comisura de su boca, “pero solo Kanh podría generar una aberración como tú”, Ermac estaba cansado, el esfuerzo de haber ayudado en la resurrección de los 5 guerreros lo había agotado como nunca antes en su vida, pero una sensación extraña le vino desde el brazo, “no intervengas”.
Ermac cayó al suelo, el brazo que Onaga había agarrado ya no estaba ahí, deshecho en un montón de hilos flameantes mientras parte de las almas que componían al guerrero lo abandonaban. Onaga se preparó para atacarlo, pero alguien teletransportó a Ermac lejos en un destello de azufre, Scorpion.
Nightwolf y Jade también se habían levantado, Jade se maravilló al ver que Kitana estaba viva. Pero aun no pudiendo contener sus lágrimas, se puso en guardia, no era momento para dejarse llevar por los sentimientos.
Nightwolf se acercó hacia Ermac, ayudándolo a que se estabilice, “todos, manténganlo ocupado, intentare hacer que Ermac se recupere”.
El resto realizaron un ataque combinado una vez más, solo que esta vez, a diferencia de la anterior, lograron que Onaga apoyara una rodilla en el suelo ante la presión, mientras intentaba cubrirse con un brazo.
Kenshi, Borraicho y Li Mei llegaron casi al mismo tiempo para observar dicho evento. Kenshi sintió la enorme presencia de Onaga y preparó su espada. Borraicho observó a Li Mei, pero aunque la chica estaba contrariada, su mirada era firme. Independientemente a lo que le pasaba internamente, Onaga seguía siendo su enemigo.
El brazo de Ermac terminó de reformarse, “GRACIAS-AS”, le dijo a Nightwolf, y empezó a levantarse. No estaba perfecto, pero podría sumar su fuerza al resto.
Y nuevamente Onaga brilló y la energía los bañó completamente.
Para cuando la vista de Shujinko se aclaró, el único que estaba erguido además de él era Onaga, que comenzó a avanzar en su dirección. Ermac estaba arrodillado, pero no podía moverse, y el resto estaban repartidos por el suelo, muy heridos y la mayoría inconscientes.
Shujinko sintió una gigantesca presión, Onaga lo estaba aplastando a él con su mera presencia y a todo el resto a su alrededor también. Cada paso que daba hacia que el lugar retumbara, varios no podían evitar hacer gemidos de dolor con cada movimiento. Sin embargo, alguien se puso delante de Shujinko enfrentando a Onaga.
“Maestro”, dijo Shujinko.
Borraicho estaba en el medio, se lo notaba demasiado cansado y por un segundo Shujinko pensó que nunca lo había visto tan viejo, “no te acercaras a mi alumno”.
Onaga observó a Borraicho, “no puedes detenerme, anciano, yo soy poder, en comparación tú no eres nada”.
Él era poder, y él fue nada…, antes.
Adán ingresa a su tienda de campaña. Está cansado, lleva varios días sin dormir, se sacude los ojos. Su gente está cada vez más cerca de la extinción, nadie puede detener a los lagartos humanoides. Los humanos están perdiendo la guerra por el Earthrealm.
Se sienta, no tiene ganas de ver los mapas que descansan en su mesa, no sirven de nada. Tarda un tiempo en notar que no está solo, pero al instante que dirige su mirada a la figura que se encuentra en una esquina de la tienda, una presencia lo aplasta.
“EL ME DIJO QUE SERÍA INTERESANTE”.
Parece un humano, pero de alguna forma sabe que no lo es, está ahí, pero a la vez no está.
“¿Quién eres tú?”, llega a articular con dificultad.
“EL ME DIJO QUE SERÍA INTERESANTE”, la voz lo aplasta, le entra en el alma, no es sonido, es algo diferente.
“Yo…, no entiendo, ¿Quién te dijo eso?”.
“EL DIJO QUE SI CAMBIABA LAS COSAS, SERÍA INTERESANTE… PERO NO, NO LO ES, SIMPLEMENTE HAY GUERRA, MUERTE, NO HA CAMBIADO NADA”.
“¿Cambiar las cosas?”.
Adán recuerda las historias, hace mucho tiempo los lagartos humanoides y los humanos vivían en paz. Lo que cambió fue alguien, un lagarto humanoide más poderoso que quiso dominar, Onaga.
“¿Tu…, tu eres el causante de la creación de Onaga?”.
“EL ME DIJO QUE SERÍA INTERESANTE”, de alguna forma, la voz sonaba más fuerte. Adán se agachó y vomitó, sentía que le dolía todo y que empezaba a salir sangre de la mayoría de sus orificios.
“Tu… ¿Qué eres?”, Adán creía en los dioses desde que nació, y sentía que estaba en presencia de uno “¿tú le diste poder a Onaga?”.
La figura parece reducirse de tamaño, aunque seguía siendo igual, pero algo en ella se sentía pequeña, más reducida, llorosa e infantil, “yo solo quería que las cosas fueran diferentes”.
“Pero…”, Adán tenía miedo, sabía que no podía desafiar a lo que fuera que tuviera frente a sus ojos. Se sentía raro, como estar frente a un niño pequeño al que no podías retar cuando cometía un error, “tu puedes hacer lo que quieras, puedes hacer que sea diferente”, no hubo respuesta, por más que lo intentaba no podía notar como era el rostro de su interlocutor, ni que emociones expresaba, “esta guerra puede terminar en un segundo, lograr la paz, que ambas especies sigamos existiendo, tu puedes lograrlo”.
“Yo…”.
“Solo…, solo tienes que decidir que así sea, y entonces…, podremos construir todo juntos, hacer de este mundo un lugar mejor”.
“Yo…”.
“Solo piénsalo, ¿eso no lo haría…, interesante?”.
“Yo…”, la figura dirigió sus ojos a Adán, ojos grises, insondables y eternos, “NO, NO SERÍA INTERESANTE”.
Adán sintió un intenso y potente dolor, y lentamente comenzó a flotar, no podía moverse, así que no podía gritar, no sentía que estuviera respirando, pero no se estaba muriendo, algo estaba cambiando dentro de él.
“ONAGA ES ABURRIDO, PERO PORQUE USTEDES NO PUEDEN HACER NADA CONTRA ÉL. PERO AHORA SI PODRAN, TU NO SERAS COMO ONAGA, SERAS DIFERENTE, ONAGA ES PODER, TU SERAS MENTE”.
Adán sintió como su mente se ampliaba con miles de ideas y conceptos que jamás había soñado con saber. Su cabeza parecía a punto de explotar, pero por alguna razón no lo hacía.
Cayó al suelo, el dolor se había apagado, la otra figura ya no estaba ahí. Pero su mente había cambiado. No quería pensar en lo que había presenciado, tenía que aprovechar ese conocimiento, si lo llegaba a perder sin darle uso no habría otra oportunidad parecida. No le gustaba esto, pero era la única manera, la guerra debía seguir, pero ahora los humanos contraatacarían.
Un golpe impactó contra Onaga, este se dirigió hacia atrás, cayendo al suelo. Borraicho se sorprendió al ver quien lo había propinado. Era Shujinko, sus brazos brillaban, pero no como solían hacerlo en otras oportunidades, era algo diferente, como si una llama los cubriera.
Onaga comenzó a levantarse, “tu…”.
El rostro de Shujinko parecía resignado, “si”.
Onaga al principio se enfureció, pero su expresión no tardó en cambiar, “supongo que es el destino, Adán, debí suponer que recuperarías tus recuerdos de alguna forma”, se irguió, extendiendo sus alas y sus brazos en posición desafiante, “pero que mejor forma de ascender a mi rol como ser supremo que venciéndote, mi gran rival. Sin trucos esta vez, tengo el Medallón de los Elementos conmigo pero si lo uso para combatir los Kamidogus se separaran y no podré fusionarlos. Seremos tu y yo, solo nuestro poder, sin interrupciones, como siempre debió ser”.
“No puedo negar que una parte de mí se emociona ante esa oferta, pero debo rechazarla”, Onaga se sorprendió al escuchar eso, claramente no entendiendo, “no soy Adán, o por lo menos no soy el mismo Adán que conoces. Soy Shujinko ahora, en esta nueva vida que pude tener gracias a ti. Usaste mi alma para tus designios, reencarnándome para que pueda liberarte. Pero no estoy enojado contigo, Rey Dragón, ya que ambos fuimos simples juguetes para Shinnok, el único culpable de todo lo que nos ha sucedido, llevándonos a una guerra sin sentido solo para su placer. Gracias a ti es que tuve una nueva oportunidad para existir por fuera de ese destino, para conocer otra gente, sus ideas, sueños, esperanzas y miedos, y para aprender”, Shujinko se dirige hacia Borraicho, “maestro, le agradezco todo lo que me ha enseñado. Sé que no he sido el mejor alumno, pero sin usted, nunca hubiera llegado donde estoy ahora. Me permitió comprender que hay batallas que es necesario ganarlas a cualquier costo…, pero también tuve otro maestro, que me enseño algo muy importante”, Shujinko levanta el Kamidogu de Edenia, y sus brazos comienzan a brillar, “a veces lo importante no es ganar, sino no perder”.
Onaga comprende lo que Shujinko intenta hacer, da un grito, y extiende sus alas volando hacia él. El objeto que Shujinko sostiene comienza a resquebrajarse, el guerrero siente resistencia, pero no se detiene, y finalmente el Kamidogu se parte en pedazos. Una gigantesca energía se genera en el punto donde estaba, y Shujinko decide liberarla, ya que sabe en qué dirección quiere ir. Un rayo de energía desde ese punto se dirige hacia los otros Kamidogus, una reacción en cadena. Onaga cambia su dirección y a gran velocidad se mete en el medio, frenando con sus brazos la energía. Sus manos comienzan a quemarse y Shujinko siente una gigantesca presión sobre él, pero no se detiene y usa todo su poder para que la energía complete su camino. Finalmente los brazos de Onaga flaquean y el rayo lo atraviesa completamente. Un desgarrador grito de dolor se escucha por el breve tiempo hasta que el rayo impacta en los demás Kamidogus. Estos se quiebran y se desintegran, con la energía liberándose hacia el cielo y una luz lo cubre todo.
Cuando todo ha terminado, Onaga ya no se encuentra ahí, y en el suelo por debajo de donde este se encontraba esta Reptile, quien se levanta no entendiendo nada. Su rostro más humano que en años. Observa a todos sin entender y se hace invisible.
Scorpion atina un movimiento hacia donde siente su presencia, pero Shujinko levanta la mano.
“No es necesario, espectro, Onaga ya no está en su cuerpo, déjalo irse”.
Aunque normalmente Reptile puede ser silencioso, en este contexto todos sienten sus pisadas a medida que se escapa por los muros rotos.
Borraicho se queda observando a Shujinko.
“Adán, he escuchado las historias, pero no sabía si eran verdaderas, es un honor estar en tu presencia”.
Shujinko hace una reverencia, y el maestro le responde con una igual, “llámeme Shujinko, maestro, es quien soy yo. Solamente un niño que cometió un error, espero que con esto al menos pueda enmendarlo”.
“Obraste bien. Destruir los Kamidogus fue arriesgado, el universo responderá de alguna forma, pero si Onaga los juntaba hubiera sido peor”.
“Lo sé, y espero volvamos a enfrentar juntos lo que este por venir”.
Todos van levantándose, no entendiendo que ha pasado exactamente.
“¿Entonces todo esto terminó?”, pregunta Jonny Cage.
“No”, dice la figura que acompañó a Ermac y que junto a este purgó y resucitó a los 5 guerreros, el espíritu de Liu Kang, “esto recién está por comenzar”.
Onaga está arrodillado, se observa las manos, y se palpa el pecho. Es su cuerpo, eso significa que no ha muerto. Mira a su alrededor, muchos rostros, varios que no pensó que vería de nuevo, no sabe cómo reaccionar. El calor y el paisaje le hacen comprender que, aunque vivo, está en el Infierno.
Una mano gris se extiende, exigiéndole algo. Aunque no diga nada, Onaga sabe lo que quiere.
“Dáselo”, dice Shao Kanh.
Onaga sabe que no está en posición de hacer nada, así que entrega el Medallón de los Elementos a aquella mano.
Shinnok lo toma, y sonríe maliciosamente, después de tanto tiempo, finalmente ha vuelto con él.
“Levántate, mi niño, ya que no estás aquí como prisionero. Kanh y yo tenemos una oferta que hacerte, para que todos podamos obtener lo que siempre merecemos”.
Onaga se yergue, observando a Kanh y a Shinnok, y de esta forma, el conteo al fin de todo comienza.
Final de Temporada.
El Armagedón ya se acerca...
Li Mei abrió los ojos extrañada, se dio cuenta que Borraicho la estaba abrazando, la zona donde estaban humeaba levemente. Por un segundo notó que el pelo del maestro estaba blanco, pero cuando se aclaró su vista lo vio del mismo color que siempre. Observó a donde recordaba que estaba su hermano, y solo vio cenizas. ¿Realmente su hermano había estado ahí?
“¿Estas bien, Li Mei?”, dijo Borraicho, separándose de ella, se le oía cansado.
“Creo que sí”, dijo la chica, pero en el fondo sabía que era mentira, lo que estaba dentro suyo seguía queriendo salir.
“Vamos, debemos ir con el resto, algo está pasando”.
Y Li Mei lo sabía también, era Onaga.
Shujinko observaba a su alrededor, Kira y Kobra aun seguían conscientes pero a duras penas podían moverse. Nightwolf, Kabal, Jade y Scorpion yacían en el suelo repartidos por la sala. Onaga lo seguía observando a él.
“Dame el Kamidogu, Shujinko, ya es suficiente”.
Shujinko sentía que algo extraño pasaba en su mente, recuerdos que no podía entender. Se desconcentró cuando algo atacó a Onaga, y este retrocedió. Parecían ser unos abanicos metálicos, y a continuación un sombrero cuyos rebordes tenían cuchilla también le impactó, aunque no le hizo daño. Las armas volvieron hacia sus portadores, dos guerreros que se estaban preparando para continuar el ataque.
“Descansa ahí, anciano”, le dijo una figura, Shujinko vio que era un muchacho con lentes de sol, “los 5 guerreros ya están aquí”.
Este no es nuestro mundo, este es el mundo de:
Mortal Kombat, Batalla de los 6 reinos, “El engaño”, capitulo 27: “Sobrevida, parte 2”.
Kung Lao y Kitana se enfrentaban a Onaga, pero este no parecía sentir sus ataques, Jonny Cage se había sumado. El Rey Dragón necesitaba un tiempo para poder repetir el ataque que había usado para repeler a sus otros enemigos, pero eso no evitaba que pudiera pelear. Lanzaba ráfagas de fuego desde su boca que a duras penas sus rivales podían esquivar, destrozando aún más los ya dañados muros de la habitación. Dio un potente puñetazo contra Kung Lao. Este logró colocar su sombrero en el medio a modo de escudo, reduciendo el daño, pero no pudo evitar salir volando hasta estrellarse contra una pared.
Jax y Sonya observaban desde la puerta, cerca de donde estaba Shujinko.
“¿Qué hacemos aquí?”, dijo Sonya, “si ellos no están pudiendo hacer nada, menos nosotros”.
“Puede que tengas razón”, dijo Jax resignado, una parte de él dudaba de si valdría la pena usar el poder que venía guardando, “pero el sí podrá”.
Onaga se dirigía hacia donde estaba Kung Lao que aún no se no había levantado. Jonny Cage intento detenerlo con una patada, pero recibió un golpe que lo noqueó automáticamente. Pero antes de llegar a Kung Lao, el Rey Dragón giró rápidamente la cabeza hacia otra dirección, una figura propulsándose a gran velocidad desde ahí le dio un puñetazo. La fuerza del impacto retumbó en toda la habitación, y por primera vez Onaga se tambaleó, y se lo notaba molesto. Ermac no se detuvo, y aun en el aire lanzó un segundo golpe, pero la mano de Onaga lo detuvo.
“No sé quién eres”, dijo Onaga, con un pequeño hilo de sangre cayendo de la comisura de su boca, “pero solo Kanh podría generar una aberración como tú”, Ermac estaba cansado, el esfuerzo de haber ayudado en la resurrección de los 5 guerreros lo había agotado como nunca antes en su vida, pero una sensación extraña le vino desde el brazo, “no intervengas”.
Ermac cayó al suelo, el brazo que Onaga había agarrado ya no estaba ahí, deshecho en un montón de hilos flameantes mientras parte de las almas que componían al guerrero lo abandonaban. Onaga se preparó para atacarlo, pero alguien teletransportó a Ermac lejos en un destello de azufre, Scorpion.
Nightwolf y Jade también se habían levantado, Jade se maravilló al ver que Kitana estaba viva. Pero aun no pudiendo contener sus lágrimas, se puso en guardia, no era momento para dejarse llevar por los sentimientos.
Nightwolf se acercó hacia Ermac, ayudándolo a que se estabilice, “todos, manténganlo ocupado, intentare hacer que Ermac se recupere”.
El resto realizaron un ataque combinado una vez más, solo que esta vez, a diferencia de la anterior, lograron que Onaga apoyara una rodilla en el suelo ante la presión, mientras intentaba cubrirse con un brazo.
Kenshi, Borraicho y Li Mei llegaron casi al mismo tiempo para observar dicho evento. Kenshi sintió la enorme presencia de Onaga y preparó su espada. Borraicho observó a Li Mei, pero aunque la chica estaba contrariada, su mirada era firme. Independientemente a lo que le pasaba internamente, Onaga seguía siendo su enemigo.
El brazo de Ermac terminó de reformarse, “GRACIAS-AS”, le dijo a Nightwolf, y empezó a levantarse. No estaba perfecto, pero podría sumar su fuerza al resto.
Y nuevamente Onaga brilló y la energía los bañó completamente.
Para cuando la vista de Shujinko se aclaró, el único que estaba erguido además de él era Onaga, que comenzó a avanzar en su dirección. Ermac estaba arrodillado, pero no podía moverse, y el resto estaban repartidos por el suelo, muy heridos y la mayoría inconscientes.
Shujinko sintió una gigantesca presión, Onaga lo estaba aplastando a él con su mera presencia y a todo el resto a su alrededor también. Cada paso que daba hacia que el lugar retumbara, varios no podían evitar hacer gemidos de dolor con cada movimiento. Sin embargo, alguien se puso delante de Shujinko enfrentando a Onaga.
“Maestro”, dijo Shujinko.
Borraicho estaba en el medio, se lo notaba demasiado cansado y por un segundo Shujinko pensó que nunca lo había visto tan viejo, “no te acercaras a mi alumno”.
Onaga observó a Borraicho, “no puedes detenerme, anciano, yo soy poder, en comparación tú no eres nada”.
Él era poder, y él fue nada…, antes.
Adán ingresa a su tienda de campaña. Está cansado, lleva varios días sin dormir, se sacude los ojos. Su gente está cada vez más cerca de la extinción, nadie puede detener a los lagartos humanoides. Los humanos están perdiendo la guerra por el Earthrealm.
Se sienta, no tiene ganas de ver los mapas que descansan en su mesa, no sirven de nada. Tarda un tiempo en notar que no está solo, pero al instante que dirige su mirada a la figura que se encuentra en una esquina de la tienda, una presencia lo aplasta.
“EL ME DIJO QUE SERÍA INTERESANTE”.
Parece un humano, pero de alguna forma sabe que no lo es, está ahí, pero a la vez no está.
“¿Quién eres tú?”, llega a articular con dificultad.
“EL ME DIJO QUE SERÍA INTERESANTE”, la voz lo aplasta, le entra en el alma, no es sonido, es algo diferente.
“Yo…, no entiendo, ¿Quién te dijo eso?”.
“EL DIJO QUE SI CAMBIABA LAS COSAS, SERÍA INTERESANTE… PERO NO, NO LO ES, SIMPLEMENTE HAY GUERRA, MUERTE, NO HA CAMBIADO NADA”.
“¿Cambiar las cosas?”.
Adán recuerda las historias, hace mucho tiempo los lagartos humanoides y los humanos vivían en paz. Lo que cambió fue alguien, un lagarto humanoide más poderoso que quiso dominar, Onaga.
“¿Tu…, tu eres el causante de la creación de Onaga?”.
“EL ME DIJO QUE SERÍA INTERESANTE”, de alguna forma, la voz sonaba más fuerte. Adán se agachó y vomitó, sentía que le dolía todo y que empezaba a salir sangre de la mayoría de sus orificios.
“Tu… ¿Qué eres?”, Adán creía en los dioses desde que nació, y sentía que estaba en presencia de uno “¿tú le diste poder a Onaga?”.
La figura parece reducirse de tamaño, aunque seguía siendo igual, pero algo en ella se sentía pequeña, más reducida, llorosa e infantil, “yo solo quería que las cosas fueran diferentes”.
“Pero…”, Adán tenía miedo, sabía que no podía desafiar a lo que fuera que tuviera frente a sus ojos. Se sentía raro, como estar frente a un niño pequeño al que no podías retar cuando cometía un error, “tu puedes hacer lo que quieras, puedes hacer que sea diferente”, no hubo respuesta, por más que lo intentaba no podía notar como era el rostro de su interlocutor, ni que emociones expresaba, “esta guerra puede terminar en un segundo, lograr la paz, que ambas especies sigamos existiendo, tu puedes lograrlo”.
“Yo…”.
“Solo…, solo tienes que decidir que así sea, y entonces…, podremos construir todo juntos, hacer de este mundo un lugar mejor”.
“Yo…”.
“Solo piénsalo, ¿eso no lo haría…, interesante?”.
“Yo…”, la figura dirigió sus ojos a Adán, ojos grises, insondables y eternos, “NO, NO SERÍA INTERESANTE”.
Adán sintió un intenso y potente dolor, y lentamente comenzó a flotar, no podía moverse, así que no podía gritar, no sentía que estuviera respirando, pero no se estaba muriendo, algo estaba cambiando dentro de él.
“ONAGA ES ABURRIDO, PERO PORQUE USTEDES NO PUEDEN HACER NADA CONTRA ÉL. PERO AHORA SI PODRAN, TU NO SERAS COMO ONAGA, SERAS DIFERENTE, ONAGA ES PODER, TU SERAS MENTE”.
Adán sintió como su mente se ampliaba con miles de ideas y conceptos que jamás había soñado con saber. Su cabeza parecía a punto de explotar, pero por alguna razón no lo hacía.
Cayó al suelo, el dolor se había apagado, la otra figura ya no estaba ahí. Pero su mente había cambiado. No quería pensar en lo que había presenciado, tenía que aprovechar ese conocimiento, si lo llegaba a perder sin darle uso no habría otra oportunidad parecida. No le gustaba esto, pero era la única manera, la guerra debía seguir, pero ahora los humanos contraatacarían.
Un golpe impactó contra Onaga, este se dirigió hacia atrás, cayendo al suelo. Borraicho se sorprendió al ver quien lo había propinado. Era Shujinko, sus brazos brillaban, pero no como solían hacerlo en otras oportunidades, era algo diferente, como si una llama los cubriera.
Onaga comenzó a levantarse, “tu…”.
El rostro de Shujinko parecía resignado, “si”.
Onaga al principio se enfureció, pero su expresión no tardó en cambiar, “supongo que es el destino, Adán, debí suponer que recuperarías tus recuerdos de alguna forma”, se irguió, extendiendo sus alas y sus brazos en posición desafiante, “pero que mejor forma de ascender a mi rol como ser supremo que venciéndote, mi gran rival. Sin trucos esta vez, tengo el Medallón de los Elementos conmigo pero si lo uso para combatir los Kamidogus se separaran y no podré fusionarlos. Seremos tu y yo, solo nuestro poder, sin interrupciones, como siempre debió ser”.
“No puedo negar que una parte de mí se emociona ante esa oferta, pero debo rechazarla”, Onaga se sorprendió al escuchar eso, claramente no entendiendo, “no soy Adán, o por lo menos no soy el mismo Adán que conoces. Soy Shujinko ahora, en esta nueva vida que pude tener gracias a ti. Usaste mi alma para tus designios, reencarnándome para que pueda liberarte. Pero no estoy enojado contigo, Rey Dragón, ya que ambos fuimos simples juguetes para Shinnok, el único culpable de todo lo que nos ha sucedido, llevándonos a una guerra sin sentido solo para su placer. Gracias a ti es que tuve una nueva oportunidad para existir por fuera de ese destino, para conocer otra gente, sus ideas, sueños, esperanzas y miedos, y para aprender”, Shujinko se dirige hacia Borraicho, “maestro, le agradezco todo lo que me ha enseñado. Sé que no he sido el mejor alumno, pero sin usted, nunca hubiera llegado donde estoy ahora. Me permitió comprender que hay batallas que es necesario ganarlas a cualquier costo…, pero también tuve otro maestro, que me enseño algo muy importante”, Shujinko levanta el Kamidogu de Edenia, y sus brazos comienzan a brillar, “a veces lo importante no es ganar, sino no perder”.
Onaga comprende lo que Shujinko intenta hacer, da un grito, y extiende sus alas volando hacia él. El objeto que Shujinko sostiene comienza a resquebrajarse, el guerrero siente resistencia, pero no se detiene, y finalmente el Kamidogu se parte en pedazos. Una gigantesca energía se genera en el punto donde estaba, y Shujinko decide liberarla, ya que sabe en qué dirección quiere ir. Un rayo de energía desde ese punto se dirige hacia los otros Kamidogus, una reacción en cadena. Onaga cambia su dirección y a gran velocidad se mete en el medio, frenando con sus brazos la energía. Sus manos comienzan a quemarse y Shujinko siente una gigantesca presión sobre él, pero no se detiene y usa todo su poder para que la energía complete su camino. Finalmente los brazos de Onaga flaquean y el rayo lo atraviesa completamente. Un desgarrador grito de dolor se escucha por el breve tiempo hasta que el rayo impacta en los demás Kamidogus. Estos se quiebran y se desintegran, con la energía liberándose hacia el cielo y una luz lo cubre todo.
Cuando todo ha terminado, Onaga ya no se encuentra ahí, y en el suelo por debajo de donde este se encontraba esta Reptile, quien se levanta no entendiendo nada. Su rostro más humano que en años. Observa a todos sin entender y se hace invisible.
Scorpion atina un movimiento hacia donde siente su presencia, pero Shujinko levanta la mano.
“No es necesario, espectro, Onaga ya no está en su cuerpo, déjalo irse”.
Aunque normalmente Reptile puede ser silencioso, en este contexto todos sienten sus pisadas a medida que se escapa por los muros rotos.
Borraicho se queda observando a Shujinko.
“Adán, he escuchado las historias, pero no sabía si eran verdaderas, es un honor estar en tu presencia”.
Shujinko hace una reverencia, y el maestro le responde con una igual, “llámeme Shujinko, maestro, es quien soy yo. Solamente un niño que cometió un error, espero que con esto al menos pueda enmendarlo”.
“Obraste bien. Destruir los Kamidogus fue arriesgado, el universo responderá de alguna forma, pero si Onaga los juntaba hubiera sido peor”.
“Lo sé, y espero volvamos a enfrentar juntos lo que este por venir”.
Todos van levantándose, no entendiendo que ha pasado exactamente.
“¿Entonces todo esto terminó?”, pregunta Jonny Cage.
“No”, dice la figura que acompañó a Ermac y que junto a este purgó y resucitó a los 5 guerreros, el espíritu de Liu Kang, “esto recién está por comenzar”.
Onaga está arrodillado, se observa las manos, y se palpa el pecho. Es su cuerpo, eso significa que no ha muerto. Mira a su alrededor, muchos rostros, varios que no pensó que vería de nuevo, no sabe cómo reaccionar. El calor y el paisaje le hacen comprender que, aunque vivo, está en el Infierno.
Una mano gris se extiende, exigiéndole algo. Aunque no diga nada, Onaga sabe lo que quiere.
“Dáselo”, dice Shao Kanh.
Onaga sabe que no está en posición de hacer nada, así que entrega el Medallón de los Elementos a aquella mano.
Shinnok lo toma, y sonríe maliciosamente, después de tanto tiempo, finalmente ha vuelto con él.
“Levántate, mi niño, ya que no estás aquí como prisionero. Kanh y yo tenemos una oferta que hacerte, para que todos podamos obtener lo que siempre merecemos”.
Onaga se yergue, observando a Kanh y a Shinnok, y de esta forma, el conteo al fin de todo comienza.
Final de Temporada.
El Armagedón ya se acerca...
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Re: Batalla de los 6 reinos: Engaño, capitulo 27 (TEMPORADA COMPLETA)
Si tuviera una moneda por cada vez que Error mete referencias biblicas en un fic de Mortal Kombat, tendría dos monedas, lo cual no es mucho pero es curioso que haya pasado dos veces.
Realmente no entiendo como encaja todo lo de Adan hahahahaha
No voy a mentir, como revelacion final, la verdad no me convencio mucho. Siento que realmente fue muy... meh. No siento que haya sumado nada, y la verdad no suelo ser fan del trope de "todo este tiempo fue la reencarnacion de una figura historica importante". Siento que Shujinko como personaje perdio peso ya que como Shujinko propiamente dicho, no hizo la gran cosa hasta que simplemente activo el modo debug. Todo el combate final con Onaga y destruyendo los kamidogus sinceramente no me convencio, senti poco peso a pesar de que habian muchos personajes en el mismo lado. La verdad ya paso tanto tiempo que no recuerdo si habias aplicado el plot de que Onaga le habia dado a Shujinko la habilidad de copiar los poderes de los demas, pero bueno.
Sonará medio ortiva pero bueno, justo todo eso fue el gran pilar de este capitulo y supongo que todo fue en una dirección muy opuesta a la que esperaba. Admito que no entendi ni vi nada de lo de Adan llegar. Estoy seguro de que hay banda de cosas que simplemente no recuerdo por no haber leido la temporada de manera seguida. Quiza en el verano me haga un tiempo para leer de corrido todo y note algun que otro hilo o cliffhanger o algo asi. Pero bueno, siento que Deception siempre fue como el juego especial de MK para mi, con Armageddon no creo que me ponga tan pesado con decisiones de guion. Por el lado positivo, nunca logro poder predecirte. Pasan los años y siempre sos capaz de sacar plot twists de la nada que me vuelan la cabeza.
No puedo creer que estemos tan cerca de verte terminar este mega proyecto.
Realmente no entiendo como encaja todo lo de Adan hahahahaha
No voy a mentir, como revelacion final, la verdad no me convencio mucho. Siento que realmente fue muy... meh. No siento que haya sumado nada, y la verdad no suelo ser fan del trope de "todo este tiempo fue la reencarnacion de una figura historica importante". Siento que Shujinko como personaje perdio peso ya que como Shujinko propiamente dicho, no hizo la gran cosa hasta que simplemente activo el modo debug. Todo el combate final con Onaga y destruyendo los kamidogus sinceramente no me convencio, senti poco peso a pesar de que habian muchos personajes en el mismo lado. La verdad ya paso tanto tiempo que no recuerdo si habias aplicado el plot de que Onaga le habia dado a Shujinko la habilidad de copiar los poderes de los demas, pero bueno.
Sonará medio ortiva pero bueno, justo todo eso fue el gran pilar de este capitulo y supongo que todo fue en una dirección muy opuesta a la que esperaba. Admito que no entendi ni vi nada de lo de Adan llegar. Estoy seguro de que hay banda de cosas que simplemente no recuerdo por no haber leido la temporada de manera seguida. Quiza en el verano me haga un tiempo para leer de corrido todo y note algun que otro hilo o cliffhanger o algo asi. Pero bueno, siento que Deception siempre fue como el juego especial de MK para mi, con Armageddon no creo que me ponga tan pesado con decisiones de guion. Por el lado positivo, nunca logro poder predecirte. Pasan los años y siempre sos capaz de sacar plot twists de la nada que me vuelan la cabeza.
No puedo creer que estemos tan cerca de verte terminar este mega proyecto.
- Error Macross
- Shirai Ryu
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Re: Batalla de los 6 reinos: Engaño, capitulo 27 (TEMPORADA COMPLETA)
Bueno, obviamente no podía ser un final de temporada de Batalla de los 6 reinos sin sus extras de final. Esto es muy extraño porque es al mismo tiempo una idea "nueva" y una idea "vieja", todo al mismo tiempo. En general yo le prestó mucha atención y detalle a los extras, la idea de que algo vaya a un extra no es porque se me canta y punto, sino que es para contar cosas que siento que cortarían el flujo del relato si las meto en la historia central, y muchas veces, al igual que los prólogos, intento que sean cosas lo mas autoconclusivas posibles. Incluso en el tiempo que Batalla de los 6 reinos estuvo parada entre su primera y segunda versión me plantie subir los extras ya escritos más los que tenía planificados como fics unitarios, total la mayoría servían así (hubo intentos, algunos todavía se pueden encontrar por el foro creo). El punto es que por eso, la mayoría de los extras ya estaban planificados antes de saber bien que iba a hacer en si con la trama central. Por ejemplo que el origen de Ermac iba a ser el extra metido en el medio de la temporada 6 lo tenía pensado creo que desde que comencé el fic. Y aunque la idea de que haya más de dos extras por temporada siempre estuvo, al final nunca hizo falta (y Spoiler alert, no va a pasar en la próxima temporada tampoco). Ahora bien, en algún momento ya escribiendo esta temporada (que tardé como 6 años en terminarla, así que es un tiempo largo), me di cuenta que aunque estaba seguro de que iba a ser el extra del final, me lo había olvidado. En algún momento supuse que me iba a volver, ya que era algo que sabía que tenía planificado, pero nunca recordé que era. Y sigo sin saberlo, razono que es algo que terminé metiendo como flashback en algún momento, capaz parte de la trama de Shujinko. El punto es que me había quedado sin extra para el final de esta temporada. Y en medio de eso, me di cuenta que había una historia que estaba quedando sin contar y que de nuevo, no iba a tener un lugar, no podía ir en otra parte si no fuera como extra. No digo que sabía esta historia, sino que había un bache que no sabía cómo era y que valía la pena llenar, y medio que la historia se terminó escribiendo sola, es como algo que yo sabía que había pasado, pero no me lo había puesto a pensar antes. Y estoy feliz de poder contarla. Y no es autoconclusiva por ningún lado, pero bueno, eso.
¿Y cuál es la idea "vieja"?, pues el capítulo de las aventuras de Jonny Cage. Las aventuras de Jonny Cage fue algo que cree cuando terminaba la primera temporada simplemente porque me había gustado mucho usar a Jonny Cage, y quería hacer más cosas con él. Y en ese momento supe de que iban a tratar cada uno de los capítulos de Las aventuras de Jonny Cage, si, ya sabía que el capítulo 3 iba a ser Liu Kang en su tumba, que el capítulo 4 iba a ser Jonny reencontrándose con su madre después de su muerte, y que el capítulo 5 iba a tratar de Mokap (aunque todavía no había escrito el fic de Mokap que influencia mucho lo que terminé haciendo, así que anda a saber que iba a ser originalmente eso), y el capítulo 6 iba a ser lo que van a ver ahora, un capitulo que ya no tiene sentido, que lo hubiera tenido si el fic se hubiera escrito en 3/4 años y no en más de 10. Pensé en hacer otra cosa, pero decidí que no, siempre fue la idea, así que ahí les fue. Y esta es una de esas intros más largas que la muerte, pero para cerrar, la idea ahora es releerme todo el maldito fic, así tengo en claro todo lo que me quedó sin resolver antes de arrancar la séptima, espero que no se me haga largo.
Esta es una historia de hace mucho tiempo, cuando las grandes ciudades no existían o aún eran jóvenes y casi todo el mundo vivía en pequeños poblados. Aun no existían las grandes rutas comerciales, así que las interacciones con los grupos humanos alejados eran pocas, y estos se mantenían alerta ante los numerosos criminales y malvivientes que merodeaban las zonas inhóspitas.
Esta es la historia de un muchacho. Recién había cumplido los doce años, pero para su pueblo esto ya lo convertía en un adulto. Su nombre no es importante en el momento de esta historia, como tampoco lo es el nombre de su amigo, un chico que era mayor por unos pocos años. Ambos trepaban las montañas, llevaban colgados arcos rudimentarios y algunas flechas. El día era tranquilo, no había casi nubes en el cielo pero el viento hacia que el sol no se sintiera tan fuerte.
“¿A dónde estamos yendo?”, preguntó el muchacho, “no encontraremos ciervos por aquí”.
“Ya hemos cumplido nuestra cuota de caza, nadie nos dirá nada si volvemos hoy con las manos vacías, ¿has oído de la leyenda de la Dama de la Cueva?”.
El muchacho tragó saliva, había escuchado la historia, contada por un comerciante que había pasado por su pueblo hace unos años, pero repetida numerosas veces por los habitantes, “si, pero estamos muy lejos de donde se supone que sucedió eso”.
Su amigo sonrió, “eso es lo que tú crees. Hace poco el gran jefe me pidió ayuda para organizar algunas cosas, y en un momento que me dejó solo me puse a revisar unos pergaminos que tenía por ahí. No le cuentes a nadie, solo quería practicar mi lectura. La mayoría estaban en idiomas extraños y ni podía leerlos. Pero había uno que sí, que se veía muy antiguo y estaba escrito en un dialecto raro. Me di cuenta que era la leyenda de la Dama de la Cueva, pero era muy distinta a la que nos contó ese viajero, y decía que su cueva estaba en estas montañas. La descripción era muy exacta, y nadie suele venir por acá, así que no me pareció raro”.
El muchacho dudó al escuchar eso, “si eso es verdad no deberíamos buscarla, la Dama de la Cueva se alimenta de los niños que le recuerdan a los suyos, que la muerte se llevó demasiado pronto”.
Su amigo suspiró, “no es lo que dicen los pergaminos, la versión que nos llegó debe haberse mezclado con otra leyenda, o capaz alguien quiso cambiarla para que de mas miedo, no se…, además, no somos niños, y es de día, se supone que la Dama estaría durmiendo ahora”.
“¿Y qué dicen los pergaminos entonces?”.
“Dicen que la Dama le ofrece poder a aquellos que la encuentren”.
“¿Y entonces por qué nadie más ha venido aquí?”.
“No lo sé, capaz pide algo a cambio, si no nos gusta nos volvemos”.
El muchacho se enojó un poco con su amigo. Se suponía que eran hombres, esto parecía más un juego de niños, seguramente no encontrarían nada.
Su amigo al subir por una pendiente hizo una exclamación de asombro, cuando el muchacho subió, se dio cuenta porque.
Había un largo valle cubierto de hierba, completamente plano, y en el medio de todo sobresalía una saliente rocosa. Una cueva perfectamente redonda se encontraba en dicha saliente. La misma parecía muy extensa, ya que la oscuridad no permitía ver donde terminaba.
“Claramente es ahí, vamos”, su amigo empezó a correr, el muchacho lo siguió, aunque se sintió extraño al cruzar la pradera. Aunque cubría el suelo bajo sus pies, todo el pasto estaba completamente seco, y la tierra por debajo era mero polvo. Ningún insecto se observaba aunque era común verlos en cualquier mata de hierba. El muchacho observó a su alrededor, y se dio cuenta que el viento y los pasos de su amigo eran los únicos sonidos que se escuchaban. Ni una sola ave podía verse en el cielo, “apúrate, no te quedes perdiendo el tiempo”.
Su amigo ya se encontraba en la puerta de la cueva, instándole a entrar. Se sentía que la temperatura adentro era más cálida que afuera. Para su sorpresa, no había musgo en las paredes, que parecían perfectamente talladas, y seguía sin observarse ningún animal por ninguna parte.
Su amigo avanzó por el túnel descendente y el muchacho lo siguió. No pasó mucho tiempo para que la luz fuera muy mínima y comenzaran a avanzar con sumo cuidado manteniendo sus manos en las paredes de piedra. Una tenue luz comenzó a ser vista hacia el final de su camino, y ahora el asombro fue mayor.
El final del túnel los llevaba hacia una gigantesca sala, que aun así seguía siendo dentro de la cueva. La misma estaba iluminada por pequeñas grietas en el techo que permitían que la luz de afuera ingresara, aunque esta era muy tenue. Les resultaba extraño, ya que para que la luz viniera de arriba tenían que estar dentro de alguna cumbre hueca. En el medio de todo había una gigantesca estatua de una figura cubierta con una túnica, cuyo rostro no podía verse, y por delante de esta se encontraba un pequeño altar.
El muchacho no podía negar que sentía miedo, pero su amigo ya estaba bajando por la escarpada pared, para dirigirse hacia dicha estatua.
“Que extraño”, dijo acercándose a una placa en la base de la estatua, “parece haber sido lijada para borrar lo que estaba escrito”.
“¿Sera un altar a los Elder Gods?”, preguntó el muchacho.
“No lo creo, me han contado que en las ciudades erigen estatuas en su honor, pero raramente una sola”.
“¿Shinnok?”, dudó el muchacho.
Su amigo lo miró asustado, “no…, no creo que nadie sea capaz de hacer una estatua suya…, o sea…, él es malvado…”.
“Tienes razón, además parece ser una mujer, aunque sé que hay gente que cree que los Elder Gods no son ni mujeres ni hombres”.
“Claro…, espero que no sea la Dama de la Cueva, sería muy decepcionante que fuera una estatua olvidada”.
“No sé qué esperabas, seguramente alguien vio la estatua e inventó esa historia”.
“Eso pensamos nosotros también”, dijo una voz, y unas redes cayeron sobre ellos, atrapándolos. Intentaron liberarse, pero una descarga eléctrica los noqueó.
Un balde de agua fría los despertó, ambos estaban atados a unos postes de madera, cerca de la estatua central. Un sujeto con una cicatriz que le recorría toda la cara, pasando por donde alguna vez hubo una nariz que ya no existía, los miraba maliciosamente con un cuchillo para desollar en la mano, detrás de él había otros sujetos con rostros similares y portando distintas armas. El muchacho reconoció en base a historias que le habían contado que algunos debían ser Tarkatas, nómades peligrosos que habitaban en los lejanos desiertos.
“Bien, los niños han despertado”, dijo el sujeto de la cicatriz, con una voz desagradable, “que alegría verlos, vinimos aquí buscando algo que no encontramos, pero si unos niños pequeños como ustedes han llegado hasta aquí significa que su pueblo debe estar cerca. Eso nos interesa”.
Ninguno de los dos habló, ya sabían lo que significaba esto, posiblemente se trataba de una banda de saqueadores, no debían enterarse de la ubicación del pueblo. Lamentablemente eso significaba que sus vidas habían terminado. El muchacho sin embargo estaba más que dispuesto a sacrificarse, su vida no era más importante que la del resto de su gente.
“Ah, sí, hemos pasado por esto otras veces”, comentó el sujeto al notar que ninguno parecía dispuesto a hablar, “y sé que la tortura no suele mejorar la conversación. Pero las ventajas de ser dos hacen más fácil todo esto…, agarren al más grande, el pequeño hablara”.
Los hombres se acercaron al amigo del muchacho y comenzaron a desatarlo. Ni bien este se sintió libre le dio una patada a uno de los sujetos, y le arrebató el cuchillo, usándolo para rebanarle el cuello a otro. Tanto el muchacho como su amigo habían recibido entrenamiento, el objetivo de la pelea no era escapar, aunque si se podía era lo mejor, sino obligar a sus captores a matarlos en vez de torturarlos. Un rayo de energía que arrojó el líder del grupo le impactó en el pecho, e hizo que cayera adolorido. Varios de los secuaces lo levantaron, y lo subieron al altar que estaba por debajo de la estatua, atándolo al mismo.
“Bien, debo admitir que no recuerdo el nombre de uno de los que mataste, pero no importa, realmente me molestó que lo hagas, así que haremos esto mucho más lento”, señaló con el cuchillo al muchacho que observaba todo desde el poste, “y tú, en el momento que hables, todo termina”. El sujeto comenzó a despellejar uno de los brazos de su amigo, este al principio se contuvo, pero en un momento comenzó a gritar. El muchacho estaba conmocionado, comenzó a llorar, en un momento estuvo a punto de decir algo pero su amigo, entre gritos, le dijo que se callara. Cuando terminó con uno de los brazos y fue a una de las piernas es que el muchacho no pudo contenerse y habló, y lo dijo todo.
Por más entrenamiento que habían tenido, tanto para el combate, como para soportar el dolor, no podía aguantar ver lo que le hacían a otro. Su amigo lo vio con lágrimas en los ojos, y una mueca de resignación.
“Perdón”, pidió el muchacho, pero no podía dar ninguna explicación, y entonces el cuello de su amigo fue cortado. Este dio unos últimos espasmos mientras la sangre chorreaba, y murió.
“Como dije, una vez que tu hablaras todo terminaba, ya no sufrirá más”, el sujeto vio con una horrible sonrisa al muchacho, “te dejaremos aquí, cuando terminemos volveremos a buscarte. Vamos a divertirnos mucho así que puede que tardemos, pero según como estés cuando volvamos podríamos sumarte a la banda o venderte, ya veremos”.
El sujeto se rio y todos los demás lo hicieron con él, algunos más forzadamente que otros. Sus risas se seguían escuchando a medida que se marchaban.
El muchacho no podía contener su llanto, mientras observaba el cuerpo muerto de su amigo, al que eventualmente le dejó de salir sangre. Forcejeó un rato largo con las sogas, creyendo erróneamente que podría romperlas y capaz llegar a su pueblo antes que los sujetos, pero solo lograba lastimarse los nudillos. Pensó en como esto significaba el fin de su vida, y se arrepintió de no poder haber salvado nada. Si hubiera muerto callado, hubiera sido lo mejor.
Eventualmente todo quedó a oscuras, ya debía ser de noche afuera. No sentía miedo, y solo quedó con el rostro bajo en resignación, sollozando levemente.
En plena oscuridad sin que el muchacho lo notara, de los ojos de la estatua caían lágrimas rojizas.
“¿Qué deseas?”, preguntó una mujer.
“Que mi pueblo se salve”, contestó el muchacho, pese a no saber quién le hablaba, no sentía que fuera extraño el tener una conversación.
“No es posible eso, ya es tarde”.
“Entonces quiero que ellos paguen”.
“Puedo hacer eso, pero no puedes realizar un castigo sin sufrir también”.
“¿Qué debo hacer?”.
“Yo les hare daño, y tu sentirás lo mismo que ellos pero mucho más fuerte, aunque tu cuerpo no se verá afectado. Cuando quieras que pare, dilo y lo haré. No me detendré hasta que tú me digas”.
“Lo acepto”.
El muchacho caminó tambaleándose, y llegó hasta su pueblo. Tenía los nudillos en carne viva, sus ojos profundos y deprimidos, se lo veía desgastado y magullado. Habían pasado horas desde que se había marchado de su pueblo, pero si algún conocido lo viera, pensaría que habían pasado años.
Comenzó a recorrer su pueblo, observando las casas prendidas fuego, los cadáveres de sus amigos, familia e incluso animales repartidos por todas partes, no se oían sonidos más allá del leve viento y las llamas flameando. Aun tenia leves esperanzas de que alguno estuviera vivo, pero sabía que era tarde. En la plaza central encontró a los criminales, o a lo que quedaba de ellos. Los restos de comida y bebida le hicieron darse cuenta que debían estar festejando el saqueo cuando fueron atacados. Sus cuerpos ahora colgaban en el aire, sus órganos, venas y arterias sosteniéndolos, atándolos entre si y a los arboles de la plaza. Solo les quedaban jirones de piel, e incluso los músculos estabas despellejados, sus vientres abiertos como si fueran animales para consumo, sus cuencas oculares casi vacías, con pequeños restos de lo que en algún momento fueron sus ojos, sus bocas sin ningún diente, todos con las articulaciones contorsionadas y los huesos rotos en múltiples lugares. El muchacho sabía que en circunstancias normales tendrían que haber muerto antes de que el proceso se hubiera terminado, ya que muchos de los daños que habían recibido eran suficiente para destrozarles los nervios o provocarles un infarto. Pero en el fondo sabía que no había sido así, y que habían sufrido lenta y largamente hasta el momento final, sin dejar de sentir.
No se sentía feliz, esto no lo había completado. Un cuchillo tirado le hizo pensar en terminar con su vida, y lo tomó, pero no hizo nada con él.
“¿Qué deseas?”, escuchó la voz de antes, se dio vuelta y vio a la Dama de La Cueva, aunque se dio cuenta de quién era en realidad. La dama vestía la misma túnica de la estatua, pero se podía ver su rostro completo, de un blanco antinatural, con largos cabellos negros. Un líquido rojo manaba de sus ojos, muy lentamente, pero no manchaba ni goteaba, “¿quieres morir?”.
El muchacho dudó antes de contestar, “no”.
“¿Entonces?”.
“Quiero que algo como esto no vuelva a pasar”.
“No puedo cumplir eso, pero puedo hacer que tengas el poder para poder ayudar a evitar algo como esto”.
“No sé qué puedo ofrecerte a cambio”.
“Ya me has ofrecido algo, y si vienes conmigo lo seguirás haciendo por el resto de tu vida”.
La Dama se dio vuelta y comenzó a caminar, el muchacho la siguió, sabiendo que aunque no quisiera, lo haría por siempre.
Este no es nuestro mundo, este es el mundo de:
Mortal Kombat, Batalla de los 6 reinos, capitulo extra 12: “El aprendiz”.
Jonny se dio cuenta que no conocía este barrio, y se preguntó que hacia ahí. Por alguna razón algo lo impulsaba a caminar esas calles. Su regreso hace unos meses había sido extraño, pero por suerte no tan trágico como la vez anterior, su madre ya había fallecido antes del viaje al Outworld y la relación con su hermana nunca había sido buena, así que estar muerto otra vez dos años no cambiaba eso. La empresa que había fundado tuvo algunos traspiés pero siguió funcionando sin él. Jonny se sentía un poco fuera de lugar ahí, Mokap era la persona con la que mejor se había llevado en los últimos años, pero habían cruzado pocas palabras desde esa vez que se habían emborrachado poco antes de su viaje al Outworld, lamentablemente recordaba poco y nada de eso. La mayoría de las cosas iban bien como si su presencia no hiciera falta, y ya estaba teniendo una edad en la que los efectos especiales se volvían mas necesarios. O eso es lo que esperaba la gente de él, su estado de salud era muy superior al de casi cualquier otro actor, incluso los más jóvenes, pero los productores insistían demasiado en que debía evitar las lesiones. Jonny sentía que capaz era su momento para dedicarse enteramente a funcionar detrás de cámaras. Además en todas las reuniones siempre salía el mismo tema, continuar Mortal Kombat de alguna forma, aunque la última película ya tenía casi diez años. Los más viejos de la empresa no sacaban el tema, pero los ingresantes más recientes insistían con eso un tiempo, y los periodistas y el público se lo preguntaban en todas las ceremonias de premios o reuniones con críticos. Fue saliendo de una de esas últimas que terminó desvariando hasta donde se encontraba ahora. Él sabía que no había tomado lo suficiente para estar ebrio, pero a veces lo que sabemos puede estar errado.
Y entonces lo vio, una figura parada en medio de un cruce de callejones. No tenía puesta camiseta, con su pecho musculoso al aire, su pelo oscuro con una línea de pelo blanco por el medio, una cicatriz en el rostro, un pantalón tradicional similar al de un monje shaolin, con un brazo en llamas y otro generando hielo, armonioso, fuerte, tan… edgy.
El gran héroe está aquí, las Aventuras de Jonny Cage capítulo 6: “El chiste que no fue”.
Jonny se quedó mirando al sujeto, el mismo parecía estar en pose, como esperando algo, “¿estás bien, amigo?”.
El sujeto se dio vuelta, tenía los ojos cerrados pero los abrió, “Jonny Cage”.
“Sí, soy bastante famoso, ¿tú quién eres?”.
“Josephyro”.
“… ¿en serio?”.
El sujeto arrojó fuego y hielo al mismo tiempo desde sus brazos, Jonny a duras penas pudo esquivarlo.
“Wow, perdona, no quería insultarte, solo que me resultó raro, ¿es un nombre latino?”.
El otro sujeto continuó en su ataque, Jonny estaba teniendo dificultades y decidió contratacar con una esfera de energía que arrojó hacia una pared, la misma rebotó en dirección hacia la espalda de Josephyro, pero este se dio vuelta y con el brazo en llamas la destruyó.
“No podrás derrotarme con ataques tan simples, Jonny Cage”.
“No quiero derrotarte, ni siquiera sé quién eres”.
“Capaz deberías, fui un compañero de los Special Forces de Sonya Blade, y un tarkata que atacó los templos shaolin”.
“Eso no tiene sentido”.
“Eso dices tú”, el sujeto corrió hacia Jonny y ambos empezaron a intercambiar golpes, “pero es la verdad, y tendría que haber sido muchos otros más, siempre muriendo, todos sintiendo mis muertes, pero no fue así”.
“¿De qué hablas?”.
“Ese era el chiste, esa era mi maldición, aparecer múltiples veces, morir, y que lloren mi muerte, sin conexión entre mis apariciones, no como Bladstor”.
“¿Bladstor?”.
“El tarkata que pierde un brazo, el también murió dos veces”.
“No lo conozco”.
“Es que…”, una explosión de fuego arroja hacia Jonny atrás, “es que no lo puedo entender, yo tenía que ser mas, ser condenado a esta maldición más veces, estar en el Orderrealm, en el ejercito de Shao Kanh, en flashbacks y flashforwards, que nadie nunca me recuerde, y entonces, que nos cruzáramos ahora iba a tener más sentido, pero algo…, el mundo se arrepintió de lo que sea que tenía planeado para mí, así que solo estuve dos veces, hace tantos años, en el 2008, o 2009, no lo recuerdo, como si lo hubieran borrado, ha pasado tanto, ya ni siento que Josephyro deba seguir siendo mi nombre”.
“Amigo, estamos en el 2005, ¿de qué diablos hablas?”.
“Claro, tu manejas otro tiempo, para ti esto no es soporífero, ni trabado, no olvidas las cosas, no pasan años de espera, para ti esto comenzó en 1992, pero para mí este olvido ya lleva quince años, quince años de nada”.
“Mira, dijiste que tu moriste y resucitaste dos veces”.
“Si”.
“¿Y el tal Bladstor también?”.
“Si”.
“Bueno, yo también morí y resucite dos veces, eso significa que…”.
Josephyro comenzó a reír, la risa se convirtió en llanto mientras copiosas lagrimas caían de sus ojos, luego observó con una mueca triste y trágica a Jonny Cage, “ah, tu no entiendes nada”.
Josephyro sacó unas dagas y se propulso hacia Jonny Cage, este intentó resistir sus ataques pero su rival lo estaba atacando muy rápido y fuertemente, “al final no fui nada especial, no fui Icy, ni Frozen, ni Kanalla, ni Dark Blade, ni Faired, ni Dust, ni Azuza, ni Alakran, ni Firehead, y ni siquiera Blestang, aunque ese último siento que fue de mal gusto”.
“No conozco a ninguna de esas personas que mencionas, aunque Frozen suena bien, podría ponerle a una película ese nombre”, recordemos que aún faltan años para que salga una película con ese nombre, o capaz nunca lo haga aquí, este no es nuestro mundo, es el mundo de Mortal Kombat, Batalla de los 6 reinos.
Fue en medio de esos choques que Jonny cargó su cuerpo con energía y dio un puñetazo. Se dio cuenta demasiado tarde que Josephyro no pensaba esquivarlo, sino que incluso se movió hacia adelante. Jonny intentó frenarse en el momento justo, pero llegó a sentir como las costillas se partían al contacto.
“Maldición”, dijo al ver a Josephyro caer al suelo, y empezar a tener espasmos, “¿acaso eres imbécil?”.
Jonny pensaba que hacer para salvarlo cuando Josephyro habló, “tú eres el único que podía hacer esto, Jonny Cage, liberarme de mi maldición. Es triste saber que no sabes nada, y yo lamentablemente se cosas que no debería saber. Solo tienen un intento más para salvar todo. Lo único que me alegra es que no estaré aquí para lo que vendrá”.
Sus ojos se pusieron en blanco, solo fue un segundo para que Jonny se marchara del lugar, olvidando que este encuentro pasó. Un encuentro que hubiera tenido sentido, si el tiempo hubiera detenido su rápido avance.
¿Y cuál es la idea "vieja"?, pues el capítulo de las aventuras de Jonny Cage. Las aventuras de Jonny Cage fue algo que cree cuando terminaba la primera temporada simplemente porque me había gustado mucho usar a Jonny Cage, y quería hacer más cosas con él. Y en ese momento supe de que iban a tratar cada uno de los capítulos de Las aventuras de Jonny Cage, si, ya sabía que el capítulo 3 iba a ser Liu Kang en su tumba, que el capítulo 4 iba a ser Jonny reencontrándose con su madre después de su muerte, y que el capítulo 5 iba a tratar de Mokap (aunque todavía no había escrito el fic de Mokap que influencia mucho lo que terminé haciendo, así que anda a saber que iba a ser originalmente eso), y el capítulo 6 iba a ser lo que van a ver ahora, un capitulo que ya no tiene sentido, que lo hubiera tenido si el fic se hubiera escrito en 3/4 años y no en más de 10. Pensé en hacer otra cosa, pero decidí que no, siempre fue la idea, así que ahí les fue. Y esta es una de esas intros más largas que la muerte, pero para cerrar, la idea ahora es releerme todo el maldito fic, así tengo en claro todo lo que me quedó sin resolver antes de arrancar la séptima, espero que no se me haga largo.
Esta es una historia de hace mucho tiempo, cuando las grandes ciudades no existían o aún eran jóvenes y casi todo el mundo vivía en pequeños poblados. Aun no existían las grandes rutas comerciales, así que las interacciones con los grupos humanos alejados eran pocas, y estos se mantenían alerta ante los numerosos criminales y malvivientes que merodeaban las zonas inhóspitas.
Esta es la historia de un muchacho. Recién había cumplido los doce años, pero para su pueblo esto ya lo convertía en un adulto. Su nombre no es importante en el momento de esta historia, como tampoco lo es el nombre de su amigo, un chico que era mayor por unos pocos años. Ambos trepaban las montañas, llevaban colgados arcos rudimentarios y algunas flechas. El día era tranquilo, no había casi nubes en el cielo pero el viento hacia que el sol no se sintiera tan fuerte.
“¿A dónde estamos yendo?”, preguntó el muchacho, “no encontraremos ciervos por aquí”.
“Ya hemos cumplido nuestra cuota de caza, nadie nos dirá nada si volvemos hoy con las manos vacías, ¿has oído de la leyenda de la Dama de la Cueva?”.
El muchacho tragó saliva, había escuchado la historia, contada por un comerciante que había pasado por su pueblo hace unos años, pero repetida numerosas veces por los habitantes, “si, pero estamos muy lejos de donde se supone que sucedió eso”.
Su amigo sonrió, “eso es lo que tú crees. Hace poco el gran jefe me pidió ayuda para organizar algunas cosas, y en un momento que me dejó solo me puse a revisar unos pergaminos que tenía por ahí. No le cuentes a nadie, solo quería practicar mi lectura. La mayoría estaban en idiomas extraños y ni podía leerlos. Pero había uno que sí, que se veía muy antiguo y estaba escrito en un dialecto raro. Me di cuenta que era la leyenda de la Dama de la Cueva, pero era muy distinta a la que nos contó ese viajero, y decía que su cueva estaba en estas montañas. La descripción era muy exacta, y nadie suele venir por acá, así que no me pareció raro”.
El muchacho dudó al escuchar eso, “si eso es verdad no deberíamos buscarla, la Dama de la Cueva se alimenta de los niños que le recuerdan a los suyos, que la muerte se llevó demasiado pronto”.
Su amigo suspiró, “no es lo que dicen los pergaminos, la versión que nos llegó debe haberse mezclado con otra leyenda, o capaz alguien quiso cambiarla para que de mas miedo, no se…, además, no somos niños, y es de día, se supone que la Dama estaría durmiendo ahora”.
“¿Y qué dicen los pergaminos entonces?”.
“Dicen que la Dama le ofrece poder a aquellos que la encuentren”.
“¿Y entonces por qué nadie más ha venido aquí?”.
“No lo sé, capaz pide algo a cambio, si no nos gusta nos volvemos”.
El muchacho se enojó un poco con su amigo. Se suponía que eran hombres, esto parecía más un juego de niños, seguramente no encontrarían nada.
Su amigo al subir por una pendiente hizo una exclamación de asombro, cuando el muchacho subió, se dio cuenta porque.
Había un largo valle cubierto de hierba, completamente plano, y en el medio de todo sobresalía una saliente rocosa. Una cueva perfectamente redonda se encontraba en dicha saliente. La misma parecía muy extensa, ya que la oscuridad no permitía ver donde terminaba.
“Claramente es ahí, vamos”, su amigo empezó a correr, el muchacho lo siguió, aunque se sintió extraño al cruzar la pradera. Aunque cubría el suelo bajo sus pies, todo el pasto estaba completamente seco, y la tierra por debajo era mero polvo. Ningún insecto se observaba aunque era común verlos en cualquier mata de hierba. El muchacho observó a su alrededor, y se dio cuenta que el viento y los pasos de su amigo eran los únicos sonidos que se escuchaban. Ni una sola ave podía verse en el cielo, “apúrate, no te quedes perdiendo el tiempo”.
Su amigo ya se encontraba en la puerta de la cueva, instándole a entrar. Se sentía que la temperatura adentro era más cálida que afuera. Para su sorpresa, no había musgo en las paredes, que parecían perfectamente talladas, y seguía sin observarse ningún animal por ninguna parte.
Su amigo avanzó por el túnel descendente y el muchacho lo siguió. No pasó mucho tiempo para que la luz fuera muy mínima y comenzaran a avanzar con sumo cuidado manteniendo sus manos en las paredes de piedra. Una tenue luz comenzó a ser vista hacia el final de su camino, y ahora el asombro fue mayor.
El final del túnel los llevaba hacia una gigantesca sala, que aun así seguía siendo dentro de la cueva. La misma estaba iluminada por pequeñas grietas en el techo que permitían que la luz de afuera ingresara, aunque esta era muy tenue. Les resultaba extraño, ya que para que la luz viniera de arriba tenían que estar dentro de alguna cumbre hueca. En el medio de todo había una gigantesca estatua de una figura cubierta con una túnica, cuyo rostro no podía verse, y por delante de esta se encontraba un pequeño altar.
El muchacho no podía negar que sentía miedo, pero su amigo ya estaba bajando por la escarpada pared, para dirigirse hacia dicha estatua.
“Que extraño”, dijo acercándose a una placa en la base de la estatua, “parece haber sido lijada para borrar lo que estaba escrito”.
“¿Sera un altar a los Elder Gods?”, preguntó el muchacho.
“No lo creo, me han contado que en las ciudades erigen estatuas en su honor, pero raramente una sola”.
“¿Shinnok?”, dudó el muchacho.
Su amigo lo miró asustado, “no…, no creo que nadie sea capaz de hacer una estatua suya…, o sea…, él es malvado…”.
“Tienes razón, además parece ser una mujer, aunque sé que hay gente que cree que los Elder Gods no son ni mujeres ni hombres”.
“Claro…, espero que no sea la Dama de la Cueva, sería muy decepcionante que fuera una estatua olvidada”.
“No sé qué esperabas, seguramente alguien vio la estatua e inventó esa historia”.
“Eso pensamos nosotros también”, dijo una voz, y unas redes cayeron sobre ellos, atrapándolos. Intentaron liberarse, pero una descarga eléctrica los noqueó.
Un balde de agua fría los despertó, ambos estaban atados a unos postes de madera, cerca de la estatua central. Un sujeto con una cicatriz que le recorría toda la cara, pasando por donde alguna vez hubo una nariz que ya no existía, los miraba maliciosamente con un cuchillo para desollar en la mano, detrás de él había otros sujetos con rostros similares y portando distintas armas. El muchacho reconoció en base a historias que le habían contado que algunos debían ser Tarkatas, nómades peligrosos que habitaban en los lejanos desiertos.
“Bien, los niños han despertado”, dijo el sujeto de la cicatriz, con una voz desagradable, “que alegría verlos, vinimos aquí buscando algo que no encontramos, pero si unos niños pequeños como ustedes han llegado hasta aquí significa que su pueblo debe estar cerca. Eso nos interesa”.
Ninguno de los dos habló, ya sabían lo que significaba esto, posiblemente se trataba de una banda de saqueadores, no debían enterarse de la ubicación del pueblo. Lamentablemente eso significaba que sus vidas habían terminado. El muchacho sin embargo estaba más que dispuesto a sacrificarse, su vida no era más importante que la del resto de su gente.
“Ah, sí, hemos pasado por esto otras veces”, comentó el sujeto al notar que ninguno parecía dispuesto a hablar, “y sé que la tortura no suele mejorar la conversación. Pero las ventajas de ser dos hacen más fácil todo esto…, agarren al más grande, el pequeño hablara”.
Los hombres se acercaron al amigo del muchacho y comenzaron a desatarlo. Ni bien este se sintió libre le dio una patada a uno de los sujetos, y le arrebató el cuchillo, usándolo para rebanarle el cuello a otro. Tanto el muchacho como su amigo habían recibido entrenamiento, el objetivo de la pelea no era escapar, aunque si se podía era lo mejor, sino obligar a sus captores a matarlos en vez de torturarlos. Un rayo de energía que arrojó el líder del grupo le impactó en el pecho, e hizo que cayera adolorido. Varios de los secuaces lo levantaron, y lo subieron al altar que estaba por debajo de la estatua, atándolo al mismo.
“Bien, debo admitir que no recuerdo el nombre de uno de los que mataste, pero no importa, realmente me molestó que lo hagas, así que haremos esto mucho más lento”, señaló con el cuchillo al muchacho que observaba todo desde el poste, “y tú, en el momento que hables, todo termina”. El sujeto comenzó a despellejar uno de los brazos de su amigo, este al principio se contuvo, pero en un momento comenzó a gritar. El muchacho estaba conmocionado, comenzó a llorar, en un momento estuvo a punto de decir algo pero su amigo, entre gritos, le dijo que se callara. Cuando terminó con uno de los brazos y fue a una de las piernas es que el muchacho no pudo contenerse y habló, y lo dijo todo.
Por más entrenamiento que habían tenido, tanto para el combate, como para soportar el dolor, no podía aguantar ver lo que le hacían a otro. Su amigo lo vio con lágrimas en los ojos, y una mueca de resignación.
“Perdón”, pidió el muchacho, pero no podía dar ninguna explicación, y entonces el cuello de su amigo fue cortado. Este dio unos últimos espasmos mientras la sangre chorreaba, y murió.
“Como dije, una vez que tu hablaras todo terminaba, ya no sufrirá más”, el sujeto vio con una horrible sonrisa al muchacho, “te dejaremos aquí, cuando terminemos volveremos a buscarte. Vamos a divertirnos mucho así que puede que tardemos, pero según como estés cuando volvamos podríamos sumarte a la banda o venderte, ya veremos”.
El sujeto se rio y todos los demás lo hicieron con él, algunos más forzadamente que otros. Sus risas se seguían escuchando a medida que se marchaban.
El muchacho no podía contener su llanto, mientras observaba el cuerpo muerto de su amigo, al que eventualmente le dejó de salir sangre. Forcejeó un rato largo con las sogas, creyendo erróneamente que podría romperlas y capaz llegar a su pueblo antes que los sujetos, pero solo lograba lastimarse los nudillos. Pensó en como esto significaba el fin de su vida, y se arrepintió de no poder haber salvado nada. Si hubiera muerto callado, hubiera sido lo mejor.
Eventualmente todo quedó a oscuras, ya debía ser de noche afuera. No sentía miedo, y solo quedó con el rostro bajo en resignación, sollozando levemente.
En plena oscuridad sin que el muchacho lo notara, de los ojos de la estatua caían lágrimas rojizas.
“¿Qué deseas?”, preguntó una mujer.
“Que mi pueblo se salve”, contestó el muchacho, pese a no saber quién le hablaba, no sentía que fuera extraño el tener una conversación.
“No es posible eso, ya es tarde”.
“Entonces quiero que ellos paguen”.
“Puedo hacer eso, pero no puedes realizar un castigo sin sufrir también”.
“¿Qué debo hacer?”.
“Yo les hare daño, y tu sentirás lo mismo que ellos pero mucho más fuerte, aunque tu cuerpo no se verá afectado. Cuando quieras que pare, dilo y lo haré. No me detendré hasta que tú me digas”.
“Lo acepto”.
El muchacho caminó tambaleándose, y llegó hasta su pueblo. Tenía los nudillos en carne viva, sus ojos profundos y deprimidos, se lo veía desgastado y magullado. Habían pasado horas desde que se había marchado de su pueblo, pero si algún conocido lo viera, pensaría que habían pasado años.
Comenzó a recorrer su pueblo, observando las casas prendidas fuego, los cadáveres de sus amigos, familia e incluso animales repartidos por todas partes, no se oían sonidos más allá del leve viento y las llamas flameando. Aun tenia leves esperanzas de que alguno estuviera vivo, pero sabía que era tarde. En la plaza central encontró a los criminales, o a lo que quedaba de ellos. Los restos de comida y bebida le hicieron darse cuenta que debían estar festejando el saqueo cuando fueron atacados. Sus cuerpos ahora colgaban en el aire, sus órganos, venas y arterias sosteniéndolos, atándolos entre si y a los arboles de la plaza. Solo les quedaban jirones de piel, e incluso los músculos estabas despellejados, sus vientres abiertos como si fueran animales para consumo, sus cuencas oculares casi vacías, con pequeños restos de lo que en algún momento fueron sus ojos, sus bocas sin ningún diente, todos con las articulaciones contorsionadas y los huesos rotos en múltiples lugares. El muchacho sabía que en circunstancias normales tendrían que haber muerto antes de que el proceso se hubiera terminado, ya que muchos de los daños que habían recibido eran suficiente para destrozarles los nervios o provocarles un infarto. Pero en el fondo sabía que no había sido así, y que habían sufrido lenta y largamente hasta el momento final, sin dejar de sentir.
No se sentía feliz, esto no lo había completado. Un cuchillo tirado le hizo pensar en terminar con su vida, y lo tomó, pero no hizo nada con él.
“¿Qué deseas?”, escuchó la voz de antes, se dio vuelta y vio a la Dama de La Cueva, aunque se dio cuenta de quién era en realidad. La dama vestía la misma túnica de la estatua, pero se podía ver su rostro completo, de un blanco antinatural, con largos cabellos negros. Un líquido rojo manaba de sus ojos, muy lentamente, pero no manchaba ni goteaba, “¿quieres morir?”.
El muchacho dudó antes de contestar, “no”.
“¿Entonces?”.
“Quiero que algo como esto no vuelva a pasar”.
“No puedo cumplir eso, pero puedo hacer que tengas el poder para poder ayudar a evitar algo como esto”.
“No sé qué puedo ofrecerte a cambio”.
“Ya me has ofrecido algo, y si vienes conmigo lo seguirás haciendo por el resto de tu vida”.
La Dama se dio vuelta y comenzó a caminar, el muchacho la siguió, sabiendo que aunque no quisiera, lo haría por siempre.
Este no es nuestro mundo, este es el mundo de:
Mortal Kombat, Batalla de los 6 reinos, capitulo extra 12: “El aprendiz”.
Jonny se dio cuenta que no conocía este barrio, y se preguntó que hacia ahí. Por alguna razón algo lo impulsaba a caminar esas calles. Su regreso hace unos meses había sido extraño, pero por suerte no tan trágico como la vez anterior, su madre ya había fallecido antes del viaje al Outworld y la relación con su hermana nunca había sido buena, así que estar muerto otra vez dos años no cambiaba eso. La empresa que había fundado tuvo algunos traspiés pero siguió funcionando sin él. Jonny se sentía un poco fuera de lugar ahí, Mokap era la persona con la que mejor se había llevado en los últimos años, pero habían cruzado pocas palabras desde esa vez que se habían emborrachado poco antes de su viaje al Outworld, lamentablemente recordaba poco y nada de eso. La mayoría de las cosas iban bien como si su presencia no hiciera falta, y ya estaba teniendo una edad en la que los efectos especiales se volvían mas necesarios. O eso es lo que esperaba la gente de él, su estado de salud era muy superior al de casi cualquier otro actor, incluso los más jóvenes, pero los productores insistían demasiado en que debía evitar las lesiones. Jonny sentía que capaz era su momento para dedicarse enteramente a funcionar detrás de cámaras. Además en todas las reuniones siempre salía el mismo tema, continuar Mortal Kombat de alguna forma, aunque la última película ya tenía casi diez años. Los más viejos de la empresa no sacaban el tema, pero los ingresantes más recientes insistían con eso un tiempo, y los periodistas y el público se lo preguntaban en todas las ceremonias de premios o reuniones con críticos. Fue saliendo de una de esas últimas que terminó desvariando hasta donde se encontraba ahora. Él sabía que no había tomado lo suficiente para estar ebrio, pero a veces lo que sabemos puede estar errado.
Y entonces lo vio, una figura parada en medio de un cruce de callejones. No tenía puesta camiseta, con su pecho musculoso al aire, su pelo oscuro con una línea de pelo blanco por el medio, una cicatriz en el rostro, un pantalón tradicional similar al de un monje shaolin, con un brazo en llamas y otro generando hielo, armonioso, fuerte, tan… edgy.
El gran héroe está aquí, las Aventuras de Jonny Cage capítulo 6: “El chiste que no fue”.
Jonny se quedó mirando al sujeto, el mismo parecía estar en pose, como esperando algo, “¿estás bien, amigo?”.
El sujeto se dio vuelta, tenía los ojos cerrados pero los abrió, “Jonny Cage”.
“Sí, soy bastante famoso, ¿tú quién eres?”.
“Josephyro”.
“… ¿en serio?”.
El sujeto arrojó fuego y hielo al mismo tiempo desde sus brazos, Jonny a duras penas pudo esquivarlo.
“Wow, perdona, no quería insultarte, solo que me resultó raro, ¿es un nombre latino?”.
El otro sujeto continuó en su ataque, Jonny estaba teniendo dificultades y decidió contratacar con una esfera de energía que arrojó hacia una pared, la misma rebotó en dirección hacia la espalda de Josephyro, pero este se dio vuelta y con el brazo en llamas la destruyó.
“No podrás derrotarme con ataques tan simples, Jonny Cage”.
“No quiero derrotarte, ni siquiera sé quién eres”.
“Capaz deberías, fui un compañero de los Special Forces de Sonya Blade, y un tarkata que atacó los templos shaolin”.
“Eso no tiene sentido”.
“Eso dices tú”, el sujeto corrió hacia Jonny y ambos empezaron a intercambiar golpes, “pero es la verdad, y tendría que haber sido muchos otros más, siempre muriendo, todos sintiendo mis muertes, pero no fue así”.
“¿De qué hablas?”.
“Ese era el chiste, esa era mi maldición, aparecer múltiples veces, morir, y que lloren mi muerte, sin conexión entre mis apariciones, no como Bladstor”.
“¿Bladstor?”.
“El tarkata que pierde un brazo, el también murió dos veces”.
“No lo conozco”.
“Es que…”, una explosión de fuego arroja hacia Jonny atrás, “es que no lo puedo entender, yo tenía que ser mas, ser condenado a esta maldición más veces, estar en el Orderrealm, en el ejercito de Shao Kanh, en flashbacks y flashforwards, que nadie nunca me recuerde, y entonces, que nos cruzáramos ahora iba a tener más sentido, pero algo…, el mundo se arrepintió de lo que sea que tenía planeado para mí, así que solo estuve dos veces, hace tantos años, en el 2008, o 2009, no lo recuerdo, como si lo hubieran borrado, ha pasado tanto, ya ni siento que Josephyro deba seguir siendo mi nombre”.
“Amigo, estamos en el 2005, ¿de qué diablos hablas?”.
“Claro, tu manejas otro tiempo, para ti esto no es soporífero, ni trabado, no olvidas las cosas, no pasan años de espera, para ti esto comenzó en 1992, pero para mí este olvido ya lleva quince años, quince años de nada”.
“Mira, dijiste que tu moriste y resucitaste dos veces”.
“Si”.
“¿Y el tal Bladstor también?”.
“Si”.
“Bueno, yo también morí y resucite dos veces, eso significa que…”.
Josephyro comenzó a reír, la risa se convirtió en llanto mientras copiosas lagrimas caían de sus ojos, luego observó con una mueca triste y trágica a Jonny Cage, “ah, tu no entiendes nada”.
Josephyro sacó unas dagas y se propulso hacia Jonny Cage, este intentó resistir sus ataques pero su rival lo estaba atacando muy rápido y fuertemente, “al final no fui nada especial, no fui Icy, ni Frozen, ni Kanalla, ni Dark Blade, ni Faired, ni Dust, ni Azuza, ni Alakran, ni Firehead, y ni siquiera Blestang, aunque ese último siento que fue de mal gusto”.
“No conozco a ninguna de esas personas que mencionas, aunque Frozen suena bien, podría ponerle a una película ese nombre”, recordemos que aún faltan años para que salga una película con ese nombre, o capaz nunca lo haga aquí, este no es nuestro mundo, es el mundo de Mortal Kombat, Batalla de los 6 reinos.
Fue en medio de esos choques que Jonny cargó su cuerpo con energía y dio un puñetazo. Se dio cuenta demasiado tarde que Josephyro no pensaba esquivarlo, sino que incluso se movió hacia adelante. Jonny intentó frenarse en el momento justo, pero llegó a sentir como las costillas se partían al contacto.
“Maldición”, dijo al ver a Josephyro caer al suelo, y empezar a tener espasmos, “¿acaso eres imbécil?”.
Jonny pensaba que hacer para salvarlo cuando Josephyro habló, “tú eres el único que podía hacer esto, Jonny Cage, liberarme de mi maldición. Es triste saber que no sabes nada, y yo lamentablemente se cosas que no debería saber. Solo tienen un intento más para salvar todo. Lo único que me alegra es que no estaré aquí para lo que vendrá”.
Sus ojos se pusieron en blanco, solo fue un segundo para que Jonny se marchara del lugar, olvidando que este encuentro pasó. Un encuentro que hubiera tenido sentido, si el tiempo hubiera detenido su rápido avance.
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Lider de la asociasion Barras de Pescado, unetenos, quiquecomadreja@hotmail.com
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